En 2018, subieron a 210.644 millones. Cifra que se rebasó en los diez primeros meses del pasado ejercicio, con el 85% en carteras institucionales. Y con casi ocho de cada diez inversores mostrando su predisposición a elevar sus patrimonios en activos verdes, sociales y de buen gobierno. Las cotizadas españolas desglosan sus proyectos presentes y sus iniciativas de futuro con compromisos ASG.

 

Las cotizadas españolas analizan y pasan revista a sus estrategias de inversión responsable


Entre 2009 y 2017, el mercado español pasó de contar con un patrimonio invertido en fondos de inversión socialmente responsables (ISR) de 36.000 millones a 186.000 millones de euros, tal y como refleja el Foro Spainsif. Un recorrido que ha ido en aumento en el último bienio y que se ha asentado durante la pandemia, en línea con la trayectoria de los parqués internacionales, al rebufo, además, del Green New Deal europeo, el compendio de inversiones e iniciativas políticas que incluye una extensa agenda de reformas estructurales para lograr que Europa se convierta en el primer espacio continental con una economía regida por la neutralidad energética. Hasta alcanzar emisiones netas cero de CO2 en 2050. Road-map que supone la reconversión, con una dotación de 1 billón de euros, hacia la digitalización y la economía verde; es decir, un viraje total en el patrón de crecimiento de la UE.

Porque todas las iniciativas que se pondrán en marcha en el programa de recuperación del ciclo de negocios postCovid-19 tendrán en cuenta criterios de sostenibilidad. Es el combustible financiero y programático idóneo para que los principios ASG se asienten definitivamente en las carteras de inversión de los mercados europeos. Sobre todo, si se activan en paralelo los 5 billones de dólares que, según estimaciones de Naciones Unidas, serán necesarios para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030. Inversiones que ya se están cubriendo, en buena medida, mediante emisiones de bonos verdes o, de forma más amplia y genérica, con bonos lanzados por emisiones que siguen los parámetros ASG que, para mayor seguridad financiera, están obteniendo calificaciones cada vez más notables dentro de los ratings de las agencias internacionales. Muchos de ellos, de hecho, se han hecho con la categoría de grado de inversión.   

Pero la expansión de las inversiones social y ambientalmente sostenibles también se han labrado un aliado inesperado: el Covid-19. La pandemia sanitaria y la recesión económica asociada a su fulgurante expansión global, han propiciado el surgimiento de los coronabonos. La aseguradora AXA calcula que la lucha contra la epidemia ha colocado más de 100.000 millones de euros este año en estos instrumentos financieros. Con un recorrido alcista indudable mientras perduren las secuelas de la crisis epidemiológica. Desde finales de mayo, el mercado de renta fija de la bolsa española admite el bono social sanitario emitido por la Comunidad de Madrid por un volumen de 52 millones de euros. Dentro de un contexto que, para los analistas de Bank of America, con datos previos a la irrupción de la Gran Pandemia, va a movilizar más de 20 billones de dólares de activos ESG. Cifra equiparable al PIB de EEUU y a la capitalización del S&P a finales de 2019.  

Multinacionales como Telefonica explican que el 98% de sus accionistas institucionales utilizan criterios ESG a la hora de tomar decisiones en sus carteras y augura que, este ejercicio, el interés se decanta más por el parámetro social que por el verde. La operadora española ha emprendido varios road shows internacionales para captar financiación en sus proyectos de impacto social, y colocó 1.000 millones de euros en su primera emisión de bonos verdes. Con la convicción de que la demanda inversora exige, no sólo directrices de rentabilidad, sino información fidedigna y transparente sobre la evolución en cada firma, de los principios ecológicos, sociales y de buena gobernanza. Fórmulas de atracción de capital que integren los ASG en los equity stories de cada compañía. Aunque el Covid-19 ha invertido la ecuación. En 2019, el 82% de las emisiones ASG fueron verdes, frente al 18% sociales y, este año, la relación, a favor de los segundos diagnósticos es de 53-47.   

Bestinver, gestora de fondos con más de 6.400 millones de euros en activos, acaba de incorporar los criterios ASG a todas sus carteras que se insertarán, de forma transversal, en sus productos de renta variable y fija, así como a su recientemente constituido fondo de infraestructuras, antes de que finalice el actual ejercicio. Su CEO, Enrique Pérez-Pla, hizo hincapié, al anunciar la medida, en que “las gestoras que usan criterios ASG como una herramienta no menos a la hora de decidir sus inversiones, están consiguiendo mejores rentabilidades”. Como firma de inversión, Bestinver considera que “tiene la obligación de contribuir a la generalización de estas prácticas y liderar la tendencia, especialmente formando parte del Grupo Acciona, empresa líder en sostenibilidad” y que se declara neutral en carbono desde 2016 por el perfil de sus negocios, de energías 100% renovables e infraestructuras sostenibles, bajo las directrices de criterios ASG asignados a todos sus proyectos. Pérez-Pla aseguró que el fondo de infraestructuras de Bestinver “será el primero de nuestra paleta de fondos de mercados privados en los próximos años”. Estrategia compartida hace unas fechas por el presidente de la multinacional española, José Manuel Entrecanales, durante su intervención en la XIX Conferencia Anual de Inversores de la gestora: “Queremos que Bestinver se convierta en un líder en inversión sostenible y ofrezca a todos sus inversores las oportunidades necesarias e inaplazables para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible”. 

Holaluz, marca comercial de la compañía Clidom Energy, la compañía tecnológica dedicada a la comercialización de energía eléctrica de origen cien por cien renovable y de gas, acaba de lograr el primer puesto del ranking mundial de ESG para compañías eléctricas de Sustainalytics, agencia global en investigación y calificaciones de ESG y gobierno corporativo. Su ESG Risk Rating es una referencia en el mercado de capitales y mide el impacto y riesgos de una compañía en relación con el medio ambiente, su efecto en proyectos sociales y su sistema de gobernanza. En su último análisis anual pasó revista a 189 empresas eléctricas de todo el mundo y en el mismo, que acaba de publicarse, destaca la posición de liderazgo de Holaluz en su empeño de avanzar hacia la transición energética; de hecho, la sitúa entre el 2% de empresas con mejor valoración dentro del universo global de Sustainalytics, que incluye 13.028 empresas, la número 2 en la categoría de Utilities (446) y la sitúa en la rating de “bajo riesgo”, con un scoring de 12. “Esta calificación -dicen en la compañía con sede en Barcelona-, junto con los resultados financieros cosechados en el primer semestre, sitúan Holaluz en una posición firme y consolidada para afrontar sus retos de futuro”. Carlota Pi, cofundadora y presidenta de Holaluz, recuerda que la empresa “se creó con la convicción de que las empresas deben ser herramientas para cambiar el mundo” y que, casi diez años después y siendo fiel a su propósito, lidera la transformación del sector energético español “gracias a su propuesta de valor basada en tres pilares: la energía 100% verde; el ahorro por el uso intensivo de la tecnología, y la elección del cliente como centro neurálgico de todas sus decisiones” corporativas. La energética y tecnológica verde superó en junio la barrera de los 255.000 clientes en toda España y sumó a su gestión 1.879 instalaciones fotovoltaicas, lo que supone un crecimiento del 57% en relación con el primer trimestre de 2020. Holaluz cerró a 31 de marzo de 2020 unas ventas consolidadas de 122,9 millones de euros correspondientes al primer semestre (octubre-marzo), lo que representa un aumento de las ventas de un 22,8%. Por su parte, el margen bruto de la compañía alcanzó los 9,9 millones de euros, un aumento del 81% respecto al ejercicio anterior. Y mantiene su objetivo de alcanzar un millón de clientes y 50.000 instalaciones fotovoltaicas en 2023.

La posición inversora en ASG de las cotizadas españolas es cada vez más clara. Sus estrategias se enfocan con inusitada celeridad a estos criterios. Mapfre  , Banco Santander , Naturgy , Ferrovial , Inditex , Bankia , Repsol , Fluidra  y Holaluz  cuentan su apuesta por las inversiones sostenibles, sociales y de buen gobierno corporativo. 

 

Mapfre, la primera empresa española en reportar en su balance el cumplimiento de los objetivos de sostenibilidad

 

Banco Santander: “La banca responsable es un pilar estratégico del grupo y una prioridad fundamental en la agenda de nuestro gobierno corporativo”

 

Naturgy: “Estamos inmersos en un proceso de transformación donde los criterios ESG están en nuestro ADN”

 

El Plan Estratégico HORIZON 24 de Ferrovial sigue una hoja de ruta hacia la descarbonización alineada con los objetivos europeos de neutralidad energética

 

Los tres focos ASG de Inditex: economía circular y descarbonización, alineación a la Agenda 2030 y promoción y el respeto de los Derechos Humanos

 

Bankia apuesta por fondos con inversiones guiadas por criterios ASG que son, a la larga, “los más rentables, como certifica los mercados en la Gran Pandemia”

 

Repsol refuerza su estrategia de lograr emisiones netas cero en 2050 que refrendará en su Plan Estratégico 2021-2025

 

Fluidra: “La sostenibilidad ambiental, el factor A del acrónimo ASG, es el factor más sensible de nuestra política de inversiones responsables”

 

Holaluz. “Nuestro propósito es trabajar para lograr un planeta 100% renovable y cambiar en esta dirección el modelo de generación eléctrica en España”