Repsol refuerza su estrategia de lograr emisiones netas cero en 2050 que refrendará en su Plan Estratégico 2021-2025

Esta transición energética “implica la transformación de negocios y la financiación sostenible enlaza directamente con este compromiso, jugando un papel clave para acompañar y acelerar esta transformación”, explican fuentes de la compañía. Para Repsol, “los criterios ESG son mucho más que una tendencia”. De hecho, el compromiso con la sostenibilidad ha sido constante a lo largo de los años, siendo la primera compañía de petróleo y gas que apoyó el Protocolo de Kioto, la primera de su sector en emitir un bono verde y en fijarse la meta de ser una compañía con cero emisiones netas dentro de 30 años, con objetivos intermedios de rebaja de su Indicador de Intensidad de Carbono a 2020, 2025, 2030 y 2040.

La compañía mantiene un diálogo permanente en materias ambientales, sociales y de gobierno corporativo con los distintos grupos de interés -inversores, asociaciones, representantes de instituciones financieras, analistas y proxy advisors, esencialmente- con la finalidad de conocer de primera mano su opinión y posicionamiento respecto a estas materias y de explicar las prácticas de la compañía”. Asimismo, el equipo directivo lleva a cabo road shows específicos sobre ESG, algunos de los cuales están liderados por el propio consejero delegado, Josu Jon Imaz. “Un 32% del total de acciones en manos de inversores institucionales, y un 16% de nuestras acciones en circulación se gestionan exclusivamente bajo criterios ESG”. De hecho, importantes inversores han mostrado en repetidas ocasiones su valoración positiva al compromiso de Repsol. Así, en noviembre pasado, varios de ellos, como BNP Paribas Asset Management y agrupaciones de inversores como Climate Action 100+ e Institutional Investors Group on Climate Change, aplaudieron el compromiso de hacer lobby positivo a favor de los objetivos del Acuerdo de París. El anuncio -explican- se realizó durante la sexta edición del Repsol Sustainability Day, que reunió en Londres a una cifra récord de analistas e inversores. Igualmente, a principios de año, Church Of England Pension Board informó de una importante inversión en un índice que incorpora datos climáticos y que incluye a Shell y a Repsol por su alineación con los objetivos de cambio climático del Acuerdo de París. Y en junio pasado, el analista financiero experto en análisis de cambio climático, Carbon Tracker reconoció a Repsol entre las firmas más ambiciosas del sector en sus objetivos climáticos. Este último mes de septiembre, “la relevante asociación medioambiental Capitals Coalition ha aplaudido una metodología desarrollada y patentada por Repsol relativa al capital natural”.

En ejercicio de transparencia, Repsol es la primera compañía del sector y la única del Ibex 35 que, de manera anual, publica la actividad realizada y el diálogo mantenido con los inversores ESG, “nuestro ESG Engagement Report”.

Una muestra tangible de “nuestro compromiso con la transición energética es el hecho de que, este año, en un complicado contexto económico global, el 30% de las inversiones de Repsol se han enfocado a iniciativas bajas en carbono, o que la compañía prevea cerrar el ejercicio con una reducción del Indicador de Intensidad de Carbono del 3% respecto a 2016”. A finales del pasado mes de julio, en el marco de su expansión en otros mercados para convertirse en un actor internacional relevante en energías renovables, Repsol firmó un acuerdo con el Grupo Ibereólica Renovables que le da acceso a una cartera de proyectos en Chile que dicha compañía tiene en operación, construcción o desarrollo de más de 1.600 MW hasta el año 2025, con la posibilidad de superar los 2.600 MW en 2030. Al que se suman los siete proyectos renovables que Repsol tiene en marcha en la Península Ibérica. En julio, “comenzó a construir su mayor parque fotovoltaico, Valdesolar, en el municipio de Valdecaballeros (Badajoz), que tendrá una potencia total instalada de 264 MW y una inversión de 200 millones de euros”.

Valdesolar es el tercer proyecto renovable de la compañía en iniciar sus obras de construcción en España. El primero fue el eólico Delta, ubicado entre las provincias de Zaragoza y Teruel, que ya ha empezado a producir electricidad y que contará con 335 MW y una inversión de 300 millones de euros. El segundo fue el fotovoltaico Kappa, en Manzanares (Ciudad Real), cuyas obras se iniciaron en abril y que, con una inversión de 100 millones de euros, dispondrá de una potencia total instalada de 126 MW.

Los activos renovables en distintas etapas de desarrollo en España suman más de 2.300 MW que junto con los 2.952 MW de capacidad total instalada con los que cuenta la compañía, consolidan a Repsol como un actor relevante en la generación de electricidad baja en emisiones en toda la Península Ibérica. Además, la firma forma parte del consorcio que ha puesto en marcha uno de los parques eólicos flotantes más grandes del mundo, WindFloat Atlantic, ubicado en la costa de Portugal y con una capacidad total instalada de 25 MW. Este parque “ya está plenamente operativo”, señalan desde la compañía. Asimismo, Repsol cuenta con dos grandes proyectos de reducción de emisiones que anticipan lo que será la refinería del futuro y suponen un importante impulso al desarrollo tecnológico e industrial de España, indispensable en el actual contexto de recuperación económica. 

El primer proyecto, en el que se invertirán inicialmente 60 millones de euros y que se ubicará en el puerto de Bilbao, consiste en la construcción de una de las mayores plantas de producción de combustibles sintéticos cero emisiones netas del mundo a partir de hidrógeno verde, generado con energía renovable. El segundo proyecto, que se ubicará junto al primero, consistirá en una planta de generación de gas a partir de residuos urbanos. Este gas se empleará para sustituir parte del consumo de combustibles tradicionales que la refinería vasca de Petronor, una de las de mayor capacidad de España, utiliza en su proceso productivo. Iniciativa que responde a la estrategia de Repsol de impulsar la economía circular, que se aplica en muchas de las fases del ciclo productivo de la compañía a través de la tecnología y la innovación. Repsol ya ha puesto en marcha más de 200 proyectos en este ámbito, que ha establecido como una de las palancas clave para lograr alcanzar las cero emisiones netas en 2050.

En concreto, Repsol duplicará la producción de biocombustibles de alta calidad procedentes de aceites vegetales (HVO), hasta las 600.000 toneladas al año en 2030, de los que la mitad se producirán antes de 2025 a partir de residuos.  El pasado mes de agosto, anunció que había completado con éxito la fabricación del primer lote de biocombustible para el sector de aviación del mercado español, avanzando así en la producción de combustibles con una baja huella de carbono para industrias como la aeronáutica, “donde alternativas como la electrificación no son viables en estos momentos”.