“La industria española puede hablarse de tú a tú con cualquier empresa de salud o biotech estadounidense porque el interés de los inversores es creciente en ambos casos, y eso nos permite ser optimistas”, asegura Javier López-Belmonte, Vicepresidente y CFO de Laboratorios Rovi, que espera fabricar a principios de 2021 la vacuna que ensaya Moderna contra el covid-19 para el mercado mundial fuera de Estados Unidos, en virtud del acuerdo que ambas compañías sellaron a principios de julio. A su juicio, “el mercado de la salud ya era un mercado en crecimiento por la demografía social, pero la pandemia lo ha puesto aún más en valor igual que ocurre con la tecnología. Puesto que muchas ya somos compañías cotizadas con acceso a la financiación relativamente sencillo, lo único que nos falta ahora es que la Bolsa española alcance más liquidez y profundidad.”

Para Ignasi Biosca, CEO de Reig Jofre, “lo que necesitamos es creérnoslo y debemos empujar a nuestras autoridades para que vayan a Europa desde la ambición de que nuestro mercado no es el español sino el europeo y más allá. A nosotros nos pasó en 2017 cuando acometimos una gran inversión en Barcelona y nos preguntaron si las nuevas instalaciones servirían para dar cobertura a todo el mercado nacional, cuando nosotros poníamos nuestro horizonte más lejos. Desde enero, nuestra cotización en Bolsa ha subido un 70% y eso ha sucedido porque, al ganar visibilidad, los inversores tanto institucionales como particulares han decidido tomar posiciones en Reig Jofre”.  

El presidente de Atrys Health, Santiago de Torres, recuerda los objetivos que tenía su empresa -que anda volcada hoy en los test para el diagnóstico de la covid-, cuando acudió al mercado en 2016. “Queríamos ganar tamaño y dar un salto en nuestra internacionalización. Y lo logramos porque salimos capitalizando 16 millones de euros y hoy superamos los 260. A partir de un determinado volumen, los inversores se acercan a ti y cambian el tipo de fondos o de family office. El problema de nuestro sector en España es que está demasiado atomizado; es el principal techo de cristal que hay que romper. Resulta que tenemos 8 fondos especializados en biotech pero no siempre les resulta fácil invertir porque quedan muchas compañías más interesadas en hacer desarrollos científicos que en crear valor para el accionista. ¡Salgamos al mercado, por el amor de Dios! Necesitamos una masa crítica de inversores que entiendan cómo funciona nuestro sector y eso solo se consigue si somos muchos más”. 

José María Roset, CEO de Biosearch Life, piensa que “todavía estamos en inferioridad de condiciones pero contamos con todos los elementos para crecer. Nuestra empresa invierte más del 10% de las ventas y tenemos el negocio bien internacionalizado, como también nos hemos esforzado mucho en ganar visibilidad. La respuesta no ha podido ser más gratificante…En general, lo que necesita el sector es determinación, tanto desde el punto de vista del management como de los accionistas”. 

El CEO de Oryzon, Carlos Buesa, avala esa misma tesis con la experiencia de su compañía, que está especializada en oncología y sistema nervioso: “En marzo nos pegamos un gran batacazo en Bolsa, como todos, pero en junio apelamos al mercado con una ampliación de capital y tuvimos buena acogida. Nuestra acción se está comportando mejor que la de algunos de nuestros partners en el Nasdaq, y eso es porque hemos cuidado mucho la visibilización en este ejercicio extraño. Otra cosa es que a nivel general hayamos fracasado en el intento de montar un Sanofi o una Pfizer española, pero no se puede tirar la toalla; conocemos otros sectores que nos servirían de ejemplo y esa debe ser nuestra ambición como país y como industria”. 


Javier Rivela, CEO de Pangaea Oncology, reflexiona sobre la concentración de biotechs en Suiza, Benelux, Reino Unido o EEUU: “Eso ocurre porque existe un excelente nivel de academia, por el acceso a las startups y porque también hay muchos más fondos de tamaño medio. Lo cierto es que hay compañías españolas que deberían cotizar en Boston en lugar de tener su sede en Madrid, Barcelona o A Coruña, pero también es cierto que las hemos montado donde hemos querido. Todavía nos falta inversión en porcentaje de PIB, pero sobre todo nos falta ecosistema, aunque se haya avanzado en los últimos 5 o 10 años. Apostemos por ese ecosistema de inicio, que el resto vendrá por añadidura”.