De la misma forma que en electricidad sabemos que los polos opuestos se atraen, podemos encontrar enormes similitudes entre el comportamiento de mercado alcistas, como los vividos entre 1995 y 2001 o entre 2003 y 2007, y la extrema situación de volatilidad en la que estamos inmersos desde hace ya semanas, con el resultado (positivo en las burbujas, negativo en la crisis) como gran diferenciador. Otra importante diferencia, por supuesto, es la emoción predominante en cada caso. Mientras que las burbujas se alimentan de la codicia, las situaciones de pánico como la que vivimos actualmente lo hacen del miedo. Los psicólogos nos dicen que el miedo es una emoción más fuerte que la codicia; sin duda también es mucho menos placentera.
En una reciente conversación sobre la actual crisis financiera con un amigo inglés, al final de su visión sobre como será su evolución, me dijo: “Pero tú tienes suerte. Vives en un país soleado”. Que a los británicos les gusta nuestro sol es algo sabido. Lo que constituye una auténtica novedad para ellos es que nuestro sistema bancario esté teniendo un comportamiento más sólido que el suyo en la crisis actual y que un banco español esté acudiendo en ayuda de una entidad británica como Bradford & Bingley, a través de Abbey, otro banco británico propiedad de Santander. ¿La banca española dando lecciones a la City?
Hace ya un año, cuando la crisis crediticia parecía sólo una crisis más -similar al crash de 1987, al causado por el derrumbe de Long Term Capital Management en 1998 o la de las puntocom en 2001- un amigo y colega de la industria de fondos me auguraba una simplificación en los productos financieros como resultado de la situación que entonces ya vivíamos. Me pareció en aquel momento un planteamiento un tanto ingenuo. A día de hoy, sin embargo, aquella predicción parece adaptarse a la realidad a la perfección. No va a ser una cuestión de que exista o no una voluntad de simplificación en los productos financieros, será seguramente la única forma de recuperar la confianza, clave para la reconstrucción y regreso a la normalidad de un mecanismo financiero maltrecho.
Hace ya un año, cuando la crisis crediticia parecía sólo una crisis más -similar al crash de 1987, al causado por el derrumbe de Long Term Capital Management en 1998 o la de las puntocom en 2001- un amigo y colega de la industria de fondos me auguraba una simplificación en los productos financieros como resultado de la situación que entonces ya vivíamos. Me pareció en aquel momento un planteamiento un tanto ingenuo. A día de hoy, sin embargo, aquella predicción parece adaptarse a la realidad a la perfección. No va a ser una cuestión de que exista o no una voluntad de simplificación en los productos financieros, será seguramente la única forma de recuperar la confianza, clave para la reconstrucción y regreso a la normalidad de un mecanismo financiero maltrecho.
Las extremas fluctuaciones del mercado durante la semana del 12 al 19 de septiembre, han tenido su impacto en el patrimonio de fondos de inversión españoles.
Durante los primeros ocho meses del año, los fondos monetarios han tenido una evolución patrimonial positiva, con ejemplos como el Santander Depósitos Plus o Banif Monetario, acumulando incrementos del orden de 2.000 y 850 millones de euros respectivamente.
La horquilla de cotización durante 2008 entre el euro y el dólar ha alcanzado los 2100 pipos . Desde su máximo de 1.6038 en Julio pasado alcanzó su mínimo anual (por ahora) el pasado viernes 12 de Septiembre al cotizar a 1.3882
Si tomamos como referencia la horquilla media desde la creación del euro, que está en torno a 1900 pipos, la actual situación parece excepcional y, sin embargo no es así. La fluctuación EUR/USD en el año 2003 fue de 2300 pipos, mientras que en el 2002 la cotización osciló en 2200 pipos.
Continuando con el trazado de cartas náuticas en el agitado océano de los mercados financieros, iniciado la pasada semana, presentamos la segunda parte del decálogo de enseñanzas que nos dejan los seis primeros meses de 2008, dentro del universo inversor de fondos y planes. Recordar que se pretende reflejar el comportamiento de los agentes inversores (tanto institucionales como individuales), así como las tendencias en cuanto a requerimientos de información y herramientas más demandadas, a partir de un informe de VDOS generado en base a las estadísticas de uso de cuatro entidades financieras.
Continuando con el trazado de cartas náuticas en el agitado océano de los mercados financieros, iniciado la pasada semana, presentamos la segunda parte del decálogo de enseñanzas que nos dejan los seis primeros meses de 2008, dentro del universo inversor de fondos y planes. Recordar que se pretende reflejar el comportamiento de los agentes inversores (tanto institucionales como individuales), así como las tendencias en cuanto a requerimientos de información y herramientas más demandadas, a partir de un informe de VDOS generado en base a las estadísticas de uso de cuatro entidades financieras.
La navegación sin cartas es sumamente azarosa, aunque durante mucho tiempo ha sido la única forma de llegar a conocer corrientes, bancos de arena, arrecifes o la tierra más cercana donde poder reaprovisionarnos. Las corrientes que dificultan la navegación en los actuales mercados financieros deben servirnos para conocer su posición de forma que, no solamente queden referenciadas en nuestras cartas, sino que constituyan un acicate para llevar a cabo mejoras técnicas que permitan beneficiarse de una situación similar en el futuro.
La navegación sin cartas es sumamente azarosa, aunque durante mucho tiempo ha sido la única forma de llegar a conocer corrientes, bancos de arena, arrecifes o la tierra más cercana donde poder reaprovisionarnos.
Las corrientes que dificultan la navegación en los actuales mercados financieros deben servirnos para conocer su posición de forma que, no solamente queden referenciadas en nuestras cartas, sino que constituyan un acicate para llevar a cabo mejoras técnicas que permitan beneficiarse de una situación similar en el futuro.