Wellington Management es una de las mayores firmas independientes de gestión de inversiones del mundo, que asesora a más de 2.500 clientes en más de 60 países. La empresa gestiona más de 1,1 billones de dólares para clientes como pensiones, fondos de dotación y fundaciones, aseguradoras y gestores de patrimonios globales.
Wellington ofrece soluciones de inversión que abarcan renta variable global, renta fija, divisas, materias primas, alternativos y mercados privados. La plataforma Wellington Private Investing ha captado 8.000 millones de dólares en activos globales e invierte desde las primeras estapas hasta las últimas etapas de crecimiento de las empresas en múltiples sectores (consumo, tecnología, sanidad, servicios financieros, biotecnología y tecnología climática) y geografías (Asia, Europa y América).
El equipo de inversión privada aprovecha los más de 1.000 profesionales de la inversión de Wellington en todo el mundo, combinando una profunda experiencia en el mercado privado con conocimientos del mercado público, amplias redes y una sólida plataforma de análisis para beneficiar tanto a los inversores como a los empresarios.
Aunque los precios actuales de los mercados reflejan un escenario Goldilocks (crecimiento con inflación contenida), en nuestra opinión es el menos probable para 2026. Aun así, los mercados podrían seguir anclados en esta hipótesis optimista hasta que los datos del mercado laboral muestren señales inequívocas de estabilización.
La calidad creditica de la deuda estadounidense ha quedado despojada este año de su última medalla. Moody's quitó a la deuda de EE.UU. la AAA, siguiendo el camino de Fitch en 2023 y de Standard & Poor's años atrás. ¿Por qué deberían los inversores preocuparse por esta tercera y última rebaja? ¿Qué hay detrás de ella? Amar Reganti, estratega de renta fija en Wellington Management y gran conocedor del segmento de crédito y deuda norteamericana, explica qué supone el deterioro de la solvencia crediticia de EE.UU. para los inversores.
A estas alturas, los mercados tratan de anticipar qué les deparará el 2026, tras un 2025 plagado de actualidad en torno a la geopolítica, la cotización histórica del oro, el debilitamiento del dólar, el protagonismo de las políticas monetarias de los bancos centrales o las dudas en los mercados bursátiles, con vaivenes en los que el sector tecnológico y en concreto la IA han motivado dichas fluctuaciones.
En un momento marcado por la expansión fiscal generalizada y la ausencia de una recesión que nunca termina de materializarse, Arancha Cano, portfolio manager de Wellington, analiza las tensiones que atraviesan las economías desarrolladas. Cano advierte de las divergencias entre países, del riesgo de un endeudamiento cada vez más costoso y de una transición tecnológica que elevará la productividad, pero también las tensiones sociales. En este contexto, defiende carteras equilibradas, con el peso de la renta variable sostenido por el crecimiento nominal y nuevas oportunidades en deuda corporativa impulsadas por los gigantes tecnológicos.
En un momento en que los cambios de régimen en Europa y Estados Unidos acaparan gran parte de la atención del panorama económico mundial, la transformación estructural que está viviendo Japón ha pasado casi inadvertida fuera de Asia.
La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en el tema estrella en economías y mercados de todo el mundo. Y con razón, pues es probable que esta tecnología, que está experimentando una rápida evolución, provoque una profunda transformación en los siguientes ámbitos: Productividad laboral, Salarios y precios, Estructuras industriales, Educación Investigación y desarrollo, Destrucción y creación de empleo a nivel global.
Aunque pueda parecer que vivimos un goteo constante de titulares históricos, es posible que algún día los historiadores consideren la reciente reunión de varios líderes mundiales como un auténtico punto de inflexión en la geopolítica del siglo XXI. Nos referimos al desfile del Día de la Victoria en Pekín, celebrado para conmemorar el 80.º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Actualmente, el sector de infraestructura está generando un gran interés. Esto se debe a factores como el aumento del gasto público, la creciente demanda de sistemas preparados para la inteligencia artificial, las preocupaciones sobre la seguridad energética y, en general, una mayor conciencia sobre el papel que pueden desempeñar las infraestructuras cotizadas en las carteras en tiempos de incertidumbre. ¿Cómo pueden los inversores aprovechar mejor este potencial?
En este momento ningún término está más de moda que «inteligencia artificial» (IA), y es así por una buena razón. Esta tecnología tiene una capacidad enorme para transformar el modo en que vivimos y trabajamos, y su crecimiento en los últimos meses ha sido meteórico.
A medida que los mercados se adaptan a una nueva era económica, la divergencia entre bloques está dejando de ser una hipótesis para convertirse en realidad. En este contexto, Europa ofrece un contexto de oportunidades para quienes invierten en renta fija.