A estas alturas, los mercados tratan de anticipar qué les deparará el 2026, tras un 2025 plagado de actualidad en torno a la geopolítica, la cotización histórica del oro, el debilitamiento del dólar, el protagonismo de las políticas monetarias de los bancos centrales o las dudas en los mercados bursátiles, con vaivenes en los que el sector tecnológico y en concreto la IA han motivado dichas fluctuaciones.
Es fácil pintar un panorama negativo del entorno actual de inversión. Persiste la incertidumbre por los aranceles. Preocupa la salud fiscal de Estados Unidos. Las valoraciones en los mercados bursátiles y de crédito son elevadas.
Aunque es probable que hayamos dejado atrás el techo arancelario, la incertidumbre política sigue condicionando nuestra postura frente al riesgo. Prevemos un menor crecimiento y una mayor inflación a medida que los aranceles vayan teniendo un mayor impacto en consumidores y empresas. Si bien el entorno no es favorable a los activos de riesgo, consideramos que el riesgo de recesión es bajo y que los factores fundamentales siguen respaldando una ligera sobreponderación de la renta variable global frente a la renta fija.
Hace tan sólo unos meses que todos los mercados tarareaban la misma melodía sobre el «excepcionalismo estadounidense». La velocidad y magnitud del cambio que hemos visto desde entonces han sido asombrosas, con el MSCI World ex USA Index superando al MSCI USA Index en 16 puntos porcentuales en lo que va de año hasta el 28 de abril.
Los aranceles superaron las expectativas del mercado. ¿Y ahora qué? Es probable que haya volatilidad a corto plazo; es importante identificar posibles concentraciones en tu cartera de inversión y valorar aprovechar las caídas generalizadas del mercado como una oportunidad para diversificar.
Arrancamos una semana más pendientes de la evolución de los mercados en un contexto de máxima incertidumbre. Nanette Abuhoff Jacobson, estratega global de inversiones y multiactivos de Wellington Management, nos explica qué ha cambiado y qué puede significar para los inversores la rotación de la renta variable estadounidense
La victoria republicana en las elecciones de EE. UU. refuerza la evolución de los indicadores fundamentales. Seguimos apostando por el reciente impulso de la renta variable, a pesar de las elevadas valoraciones, y mantenemos nuestra preferencia por la renta variable global frente a la deuda.
Todavía estamos de resaca electoral, pero sin tiempo para poner la vista en la otra gran cita de esta semana para los mercados: la reunión de la Reserva Federal de los Estados Unidos.
Ahora que el rendimiento de los bonos estadounidenses a 10 años ronda el 5 %, podría ser el momento de sustituir liquidez por títulos de deuda. En agosto describí los potenciales beneficios de las inversiones en bonos, aun a pesar de la incertidumbre sobre cuánto se prolongará el ciclo de subidas de tipos de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). Hoy el panorama está algo más despejado, pues, mientras escribo este artículo, los mercados prevén que el banco central se mantendrá a la espera hasta mediados de 2024 y entonces empezarán los recortes. En todo caso, como no estamos seguros de que la Fed haya concluido la fase de alzas, me gustaría explicar, desde una perspectiva novedosa, por qué podría ser conveniente invertir en bonos tras la última subida.
¿Son las malas noticias para la economía buenas para los mercados? Esta es la pregunta que se hacen tres expertos de Wellington Management, que valoran los riesgos actuales del entorno macro y cómo se pueden trasladar al mercado y a las carteras según los distintos tipos de activo