Didier Saint-Georges, miembro del Comité de Inversión de Carmignac Gestion, analiza en su carta mensual la situación del mercado internacional en el que destaca la calma en EE.UU., la presión del sector bancario europeo, el alza del precio del petróleo y el crecimiento emergente, así como las claves inversoras de la gestora francesa Camingnac.
La gravedad de la crisis europea puede analizarse como la conjunción de dos circunstancias incompatibles: unas deudas públicas insostenibles y un sector bancario insuficientemente capitalizado para poder reconocer este importante lastre en sus balances.
El 2012 se anuncia como un año todavía complicado en el que el enfoque internacional, una gestión activa de los riesgos y la valentía a la hora de aplicar las propias convicciones se convertirán en bazas decisivas.
Tras varios meses, por no hablar de años, en los que los dirigentes europeos se han negado a enfrentarse a los graves desequilibrios de la zona del euro, durante estas últimas semanas no les ha quedado más remedio, en un sorprendente y acelerado giro de los acontecimientos, que pensar en lo que hace poco era impensable.
Al final, los mercados han esperado hasta el mes de agosto para quitarse las gafas de ver el mundo de color de rosa: el estancamiento de las locomotoras del mundo desarrollado es real (el crecimiento económico en el segundo trimestre ha caído hasta llegar a un ritmo anual de apenas el 1% en Estados Unidos y un pobre 0,11% en Alemania).
El riesgo de «japonización» de las economías desarrolladas, y de Europa en particular, está en boca de todos. La impresión generalizada es que nuestros gobiernos se arriesgan a repetir el mismo error que cometieron las autoridades japonesas a principios de los años 90: subestimar tanto el riesgo de ralentización económica como las necesidades de capitalización del sector bancario.
Según nuestros cálculos, la inflación china debería empezar a descender este verano del 6,4% actual (sin necesidad de hundir el crecimiento económico) para acercarse a un objetivo de subidas de los precios más tolerables en torno al 4%.
Finanzas públicas saneadas, reformas estructurales, altos niveles de liquidez y auge económico... La deuda emergente ya es una clase de activo protagonista en el universo de la renta fija.
Con la salida de la recesión de las grandes potencias y la expansión a pasos agigantados de los países emergentes, las materias primas están viviendo una reactivación de su oferta y demanda. El fondo Carmignac Commodities ha aprovechado este impulso y apuesta por la continuidad del mismo en su inversión pues "pese a que existe cierta incertidumbre a corto plazo porque la preocupación en torno al crecimiento mundial sigue haciéndose notar en el mercado, las perspectivas a medio plazo son extremadamente prometedoras", afirma David Field, gestor del fondo Carmignac Commodities.