Pero el problema no sólo se limita al robo por parte de los clientes, ya que el 18% de los comerciantes piensa que el robo en efectivo de la caja por parte de los empleados ha aumentado con respecto al año anterior, y casi una cuarta parte declara que han aumentado otros delitos contra la propiedad por parte de los empleados.

Muchos minoristas aseguran que en la actualidad hay más ladrones aficionados robando y más crimen organizado en los comercios que conduce a robos de cantidades importantes y a más violencia e intimidación de los empleados.

Concretamente, el nuevo Libro Blanco sobre La delincuencia en los comercios en la recesión, publicado por el Centre for Retail Research, autor del Barómetro Mundial del Hurto en el sector de la Distribución, muestra cómo ha cambiado el patrón de la delincuencia en los comercios.

Paralelamente a las condiciones adversas que se dan en los establecimientos, ahora los minoristas se enfrentan a un crecimiento considerable de casi todos los tipos de delincuencia en los comercios, que han afectado a todos los mercados verticales.

El aumento de los hurtos en las tiendas, el robo por parte de los empleados, el robo con allanamiento, los atracos y el crimen organizado y el fraude en los comercios han aumentado la presión en los márgenes de beneficios.

Hacer recortes en la prevención de pérdidas en un momento en que la delincuencia potencial va en aumento puede ser sumamente imprudente, sobre todo si las pérdidas producidas por roturas de stocks de mercancías y una mayor pérdida desconocida resultan ser mucho más altas que los beneficios obtenidos al reducir los presupuestos para la prevención de pérdidas.

A pesar de que hay algunas fluctuaciones en esta tendencia, el Libro Blanco sostiene que existe una relación directa entre el aumento de las pérdidas producidas por la pérdida desconocida y la reducción de los gastos para la prevención de pérdidas.