Laboratorios Rovi, compañía farmacéutica que cotiza en el IBEX 35 desde 2021 y posee una capitalización cercana a los 3.000 millones de euros, se encuentra en un “año de transición” que le va a permitir mejorar su proyección internacional y transformarse hacia un nuevo ciclo de crecimiento.

Beatriz de Zavala explicó en la 5ª edición del Salón del Inversor que la farmacéutica tiene tres unidades de negocio fundamentales: especialidades farmacéuticas, negocio de fabricación a terceros (CDMO) y tecnología ISM, que son la base de sus productos inyectables de liberación prolongada. 

“Durante este periodo hemos dado pasos estratégicos decisivos para reforzar nuestra proyección internacional y acelerar nuestro crecimiento, yendo negocio a negocio”, explicó, en referencia al reposicionamiento que está llevando a cabo la compañía y al carácter estratégico de 2025 como ejercicio de transición.

Especialidades farmacéuticas: heparinas, Okedi y nuevas licencias

Dentro del bloque de especialidades farmacéuticas, de Zavala puso el foco primero en la división de heparinas, “un modelo verticalmente integrado que abarca desde la producción del principio activo hasta el llenado y empaquetado del producto terminado”.

En esa división destacan dos desarrollos propios de heparinas de bajo peso molecular: bemiparina y el biosimilar de enoxaparina:

  • Biosimilar de enoxaparina: “está siendo el principal motor de crecimiento este año”, subrayó de Zavala. De cara a 2025, y gracias a “mayores volúmenes de pedidos por parte de los socios”, Rovi espera que el cuarto trimestre sea el más fuerte del año y cerrar con “un crecimiento en la banda media de la primera decena respecto a 2024”, es decir, en torno al 5–7%.
  • Bemiparina: pese a tratarse de un producto maduro, “también mantiene su crecimiento”, apoyado en mayores órdenes en mercados como China, Turquía y Grecia. La compañía espera igualmente que el cuarto trimestre sea el más sólido del ejercicio y terminar “con un crecimiento en la banda baja de la primera decena frente a 2024”, alrededor del 1–4%.

En esta división el foco operativo está claro: “optimizar procesos y reducir costes para reforzar la competitividad” y avanzar en el proyecto Glicopepto, mediante el cual Rovi busca integrar verticalmente “todo el proceso de producción de la heparina, desde la mucosa de cerdo, materia prima de las heparinas”. Este paso permitirá “ser más eficientes y mejorar los márgenes de la división”.

Más allá de las heparinas, el otro gran protagonista del bloque de especialidades farmacéuticas es Okedi, el primer inyectable de liberación prolongada de Rovi, basado en su tecnología ISM y dirigido al tratamiento de la esquizofrenia en adultos.

“El producto evoluciona favorablemente, estamos muy satisfechos”, señaló de Zavala. Lanzado en 2022, Okedi ya está presente en los principales mercados europeos y Rovi ha ampliado su alcance a Canadá, Australia y Taiwán. La compañía ha compartido con el mercado una previsión de peak sales “entre 100 y 200 millones de euros en los próximos años”.

El tercer eje del negocio de especialidades son los productos bajo licencia, donde Rovi actúa como socio de referencia en España para grandes farmacéuticas como Novartis o MSD. “Actualmente estamos trabajando activamente en ampliar esa cartera de productos”, recordó de Zavala. En los resultados a nueve meses publicados el 6 de noviembre, Rovi anunció un acuerdo con Sandoz para comercializar Rolcia, un fármaco para la osteoporosis, reforzando así su portfolio licenciado.

CDMO: de Moderna a BMS y a la escala global en jeringas precargadas

El segundo gran bloque de la compañía es el negocio de fabricación a terceros, el CDMO, un segmento “en boca de todos”, en palabras de de Zavala. Rovi inició esta actividad en los años 90 con el fill & finish de sus propias heparinas y en 2019 la consolidó como unidad independiente bajo la marca Rovi Pharma Industrial Services (ROIS).

En 2020, la firma dio un salto de visibilidad con el acuerdo con Moderna para producir la vacuna contra la Covid-19, ampliado en 2022 con un contrato a diez años que incluye “no solo la vacuna contra la Covid-19 sino también otros productos de su cartera”. Actualmente, Rovi produce para Moderna tanto la vacuna Covid-19 como la de RSV, destinada a la bronquiolitis en niños y personas mayores.

“Este acuerdo nos ha dado una visibilidad global y recursos para ampliar nuestras capacidades”, subrayó de Zavala. Hoy, el negocio CDMO de Rovi es un área diversificada con “más de 30 clientes a nivel global”.

Entre los hitos recientes, de Zavala destacó:

  • Un acuerdo en 2024 con una gran farmacéutica global para fabricar hasta 100 millones de jeringas precargadas, con producción comercial prevista a partir de 2026 y un impacto estimado “entre un 20 y un 45% sobre las ventas de 2023”.
  • En 2025, la adquisición de una planta de Bristol Myers Squibb en Phoenix (Arizona, EE. UU.), dedicada a productos de alto valor añadido, acompañada de un contrato de suministro a cinco años que garantiza “50 millones de dólares anuales”. “Nos convierte en un jugador global”, enfatizó De Zavala, al pasar de tener cuatro plantas aprobadas por FDA y EMA en España a sumar también una en EE. UU., cuyo closing se espera para el primer semestre de 2026.
  • Un acuerdo reciente con Roig para fabricar un nuevo medicamento en desarrollo clínico, integrado en su portfolio metabólico y cardiovascular, que “podría aportar entre un 20 y un 25% más de ventas en 2030 frente a 2024”.

En términos de capacidad, Rovi prevé cerrar 2025 con más de 500 millones de jeringas precargadas, para superar los 650 millones a finales de 2026 o principios de 2027, conforme entren en funcionamiento las nuevas líneas.

Plataforma ISM y apuesta por I+D: de Okedi al cáncer de mama

El tercer pilar de Rovi es su plataforma ISM, una tecnología patentada que busca “sustituir la toma diaria de una pastilla en enfermedades crónicas, como la esquizofrenia o el cáncer, por una inyección mensual, trimestral o incluso anual”.

Esta plataforma ya está validada con Okedi y, en paralelo, la compañía trabaja en dos nuevos desarrollos: Letrozol ISM, para el cáncer de mama hormonodependiente, que actúa como inhibidor de la aromatasa para evitar la reaparición del tumor y Risperidona trimestral, una inyección de acción prolongada para pacientes con esquizofrenia, más enfocada al tratamiento de mantenimiento.

En su Capital Markets Day de marzo, Rovi comunicó que entre 2025 y 2030 prevé un gasto medio anual en I+D de entre 40 y 60 millones de euros, con mayor intensidad en los primeros años de los ensayos clínicos y una fase posterior más orientada a lectura de resultados. “En los últimos diez años hemos invertido cerca de 250 millones de euros en I+D”, recordó de Zavala.

Un año de transición con la vista puesta en la recuperación

En el capítulo de previsiones, de Zavala fue clara al situar 2025 como un ejercicio de transición marcado por el negocio de fabricación a terceros:

  • Para 2025, Rovi espera que los ingresos operativos disminuyan en la banda media de la primera decena respecto a 2024, fundamentalmente por el comportamiento del CDMO tras los picos asociados a la pandemia.
  • Para 2026, la guía apunta a un aumento de los ingresos operativos “entre la banda alta de la primera decena, es decir, entre el 0 y el 10%, y la banda baja de la segunda decena, entre el 10% y el 20% con respecto a 2025”.

Los catalizadores que condicionan estas estimaciones incluyen:

  • La evolución de la demanda y de las producciones asociadas a la campaña de vacunación de 2026.
  • Los potenciales ingresos del acuerdo de fabricación con Bristol Myers Squibb, aún pendiente de cierre y previsto para el primer semestre de 2026.
  • Los ingresos derivados de nuevos acuerdos de fabricación a terceros que empezarán a reflejarse ya en las ventas de 2026.

“Por eso decimos que 2025 es un año de transición, un punto de inflexión con una oportunidad de crecimiento impulsada por Okedi, por nuestro negocio de fabricación a terceros y por nuestros esfuerzos en I+D”, resumió de Zavala.

Tecnología y biotecnología como ejes de transformación

Durante su intervención, María Mira, analista fundamental de Estrategias de Inversión, preguntó a Beatriz de Zavala por el papel que juega la tecnología en el desarrollo de Rovi. La directiva subrayó que tanto la biotecnología como la inteligencia artificial son “pilares estratégicos” en la operativa del grupo.
Rovi está incorporando sistemas conectados y herramientas de sensorización en sus líneas de fabricación para extraer datos y optimizar procesos productivos, mantenimiento y control de calidad. Además, a través de su participación en Celsia Technologies, la compañía aplica IA en anatomía patológica, acelerando y mejorando la precisión diagnóstica en oncología.

En palabras de de Zavala, “la inteligencia artificial nos permite reducir tiempos, costes y aumentar la fiabilidad en nuestros procesos. Es clave para impulsar la eficiencia y la innovación”.

En los últimos diez años, Rovi ha invertido más de 250 millones de euros en I+D, reflejando su apuesta por un modelo de crecimiento sustentado en investigación, tecnología y biotecnología, con el paciente en el centro.