Entre 2014 y 2016, Draghi puso en marcha el mayor experimento de política monetaria jamás visto, bajando los tipos al 0%, las tasas de depósito al -0,4% y poniendo en marcha un programa de compra de deuda pública y privada por valor de 80.000 millones de euros mensuales, conocido como expansión cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés). El BCE acumula tras estas compras un balance de 4,67 billones de euros, el 40% del PIB de la zona euro.

El QE terminó en diciembre de 2018, sin embargo el BCE seguirá reinvirtiendo en estos bonos comprados más allá de la primera subidas de tipos. Cuatro años de estímulos, con el dinero ‘gratis’ han ayudado a la economía europea a crecer en torno al 2% y a los bancos europeos a recobrar su solvencia pero también ha debilitado su rentabilidad. Las políticas expansivas de Draghi le han costado a la banca alrededor de 10.000 de euros en ingresos entre 2008 y 2016, según el propio BCE.

 

La banca se acostumbra a vivir con el dinero gratis

 

Con un margen de intereses de la banca tan presionando por el coste del dinero al 0%, la normalización del BCE impulsará el beneficio de las entidades y presionará a las compañías más endeudadas. “Si la subida de tipos se retrasa y no coge ritmo, la palanca para mantener o mejorar la rentabilidad vendrá de la mano de nuevos ajustes de capacidad que permitan reducir los gastos de explotación, acelerar la venta de activos improductivos (importante para una mejora de la rentabilidad de los activos que se ve actualmente mermada por los activos no rentables) e intentar obtener mayores ingresos por comisiones, negocio de seguros y ROF (compraventa de deuda)”, explica Nuria Álvarez, analista de banca de Renta 4.

Desde Ahorro Corporación, su analista Ya-Lan Liu, explica que el margen de intereses de la banca europea se mantendrá, haya o no normalización del BCE en septiembre, si se cumplen tres factores: la paulatina recuperación del Euribor continúa- desde marzo crece ocho puntos porcentuales hasta el -0,115%-, la curva de tipos de la renta fija de los países europeos coge más pendiente y si el saldo de crédito total aumenta, algo que en el caso de las hipotecas todavía no está ocurriendo. Los vencimientos de los créditos hipotecarios todavía superan a la nueva concesión de préstamos.

El crédito al consumo, un filón

De hecho, la banca ha encontrado en el crédito al consumo un ‘filón’ comercial de cara a mantener su margen de negocio. El volumen de los créditos al consumo ha crecido más de un 56% en tres años, según datos del Banco de España, gracias a la financiación de bienes duraderos como electrodomésticos o automóviles con un volumen en nuevos créditos este 2018 de 31.857 millones. De hecho, el gobernador del Banco España, Pablo Hernández de Cos, pidió en diciembre “cautela” a las entidades en la concesión de préstamos y denunció una cierta relajación en el control de riesgos, si bien explicó que el crédito al consumo sigue teniendo un peso reducido en la cartera de crédito de las entidades financieras, en torno al 5%.

Hay que tener en cuenta también que la ausencia de garantías en este tipo de préstamos, salvo en el caso de los que financian la adquisición de automóviles, eleva el riesgo al que se enfrentan las entidades, por lo que estas exigen mayores intereses y en un momento de tipos al 0% es un nicho que puede ofrecer mayor rentabilidad.

 

 

Además el crédito al consumo para operaciones a plazo entre uno y cinco años es en España un 63% superior al que aplican las entidades en la media de la Eurozona, según confirman los últimos datos disponibles del Banco de España. Los tipos de interés que aplicaron las entidades de crédito en las operaciones de crédito al consumo para operaciones a plazo entre 1 y 5 años fue del 8,22% en España y del 5,04% en la eurozona, más de tres puntos porcentuales por encima.

Viejas recetas, más competidores

Más allá de este nicho de negocio que está creciendo, como el de los seguros o los fondos de inversión, la banca europea va a seguir la hoja de ruta que ha seguido hasta ahora: reduciendo sus costes fijos a través de cierres de oficinas y recorte de plantillas con el avance de la digitalización, fusiones puntuales para ganar cuota de mercado y limitar al máximo sus activos problemáticos o de dudoso cobro.

Caixabank anunció en su plan estratégico el cierre de hasta 821 oficinas, el 18% de su red comercial y este mes apuntó que se plantea despedir a 2.157 personas, el 7,3% de su plantilla. Banco Santander tiene aún pendiente la restauración de su red de oficinas tras la compra de Banco Popular, después de que en febrero del año pasado se conociese la baja de 1.100 empleados de los servicios centrales del Popular, el 98% de ellos a través de bajas voluntarias. Los sindicatos apuntan que Santander acometerá un ajuste de 3.000 personas, casi todas ellas de Santander, ya que Popular llevó a cabo un ERE ya en 2016.

“Caixabank (eficiencia del 53,3%) indicará la ruta para el resto de bancos, dependiendo del nivel de ejecución de su plan estratégico 2019-21 que tiene como objetivo mejorar la productividad. Entidades como Bankia (51,8%) y Bankinter (51,1%) presentan estructuras de costes ajustadas y eficientes. Por lo que se refiere a Santander España,  la ratio de eficiencia del 56,3% es la segunda más elevada del grupo y por lo que no hay que descartar la posibilidad (de que haya un ajuste de plantilla). Algo similar se observa en BBVA España con una ratio de 54,4%”, comentan los analistas de GVC Gaesco.

Otra de las recetas en las que viene insistiendo el BCE es el de las fusiones con el objetivo de mejorar los ratios de rentabilidad (ROE) hasta el 10% y reducir los costes. En España, Unicaja y Liberbank ya han anunciado que negocian su fusión y formarán la sexta entidad financiera por volumen de activos, con 96.000 millones de euros, lo que le deja por delante de Bankinter, Kutxabank, Abanca, Ibercaja y Cajamar. Este 2019 también saldrán a bolsa Ibercaja y Wizink.

 

 

“A nivel doméstico, el proceso de concentración no ha terminado. En Europa, por ahora las operaciones son de posicionamiento estratégico, debido a que algunos bancos se deshace de negocios no rentables o provocadas por situaciones como la italiana o la alemana con Deutsche Bank. En el corto plazo las operaciones transfronterizas significativas parecen poco probables, en base a que las peculiaridades administrativas de cada país siguen siendo una barrera”, analizan desde GVC Gaesco.

Mientras la banca ultima su puesta a punto e intenta salir de la atonía en la que se encuentra en bolsa en la última década, las ‘fintech’ y los grandes gigantes de Internet tratan robarle algunos negocios que hasta ahora habían sido su monopolio, caso de las transferencias y los medios de pago como las tarjetas de crédito y débito. A principio de mes, el Banco de Irlanda otorgó a Google una licencia para operar como entidad de pago en toda la Unión Europea. De este modo, Google podrá realizar envíos de dinero, gestionar cuentas de pago, ejecutar domiciliaciones y transferencias, así como emitir tarjetas de pago.

En el caso de Amazon ya opera en México y la India servicios de pago en efectivo y recogida de efectivo a domicilio que permite a los clientes cargar dinero en una billetera digital, lo que viene a competir con las cuentas de ahorro tradicionales de la banca comercial. Apple, por su parte, ya ha conseguido que la banca europea ceda a sus exigencias económicas y ya trabaja codo con codo con la mayoría de grandes bancos a través de su aplicación Apple Pay.

Y en bolsa, ¿qué?

En bolsa, el sector ha arrancado 2019 con buen pie, en línea con el comportamiento de los índices bursátiles tras un 2018 en el que índice sectorial europeo, el Euro Stoxx Banks, ha caído más de un 30%. Las correcciones no sólo se quedaron en los bancos del ‘Viejo Continente’, las principales entidades estadounidenses también corrigieron con fuerza a lo largo del año pese a las subidas de tipos de la Reserva Federal y el ciclo económico que vive EEUU, con pleno empleo y una reforma fiscal aprobada por Donald Trump. El Euro Stoxx Banks sube un 7% en 2019, mientras que en EEUU sus bancos de inversión se revalorizan un 15%.

Entre las virtudes de la banca europea se encuentra su alta rentabilidad por dividendo, que llega a cifras cercanas al 6% en entidades como Sabadell, Santander o BBVA y los bajos precios en los que cotiza respecto a sus beneficios anuales (PER) de 8,7 veces y con un precio por valor en libros de 0,8 veces. Esto deja a la banca europea un 35% más barata que a la estadounidense, pese a que el ROE de la estadounidense (rentabilidad sobre recursos propios) es sólo de 2,5 puntos porcentuales más.

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