Berges participó hoy en un desayuno organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) con Pedro Pérez, presidente del G14, grupo que aúna a las principales inmobiliarias cotizadas y que ha contratado a AFI como servicio de estudios.En el encuentro, Berges explicó que los precios de la vivienda son muy rígidos porque el valor del suelo limita la capacidad de los promotores para bajar el precio final.Para el responsable de AFI esa rigidez es buena desde el punto de vista de la economía familiar, ya que si bajaran los precios de forma generalizada bajaría también el valor del patrimonio de las familias, en los que la vivienda habitual representa el 80% del total.Sobre la actividad constructora, Berges dijo que la ralentización del mercado residencial traerá consigo la destrucción de entre 400.000 y 500.000 empleos en los dos próximos años.En este sentido explicó que a pesar de que en 2008 se iniciarán menos viviendas nuevas (alrededor de 490.000), el número de inmuebles en construcción será mayor, dado que los comenzados en 2006 y 2007 aún no estarán terminados, lo que permitirá que el efecto sobre el empleo sea "más promediado".