208 millones de suscriptores en todo el mundo. Esa es la increíble cifra a la que ha llegado Netflix en lo que a clientes de pago se refiere al cierre del segundo trimestre del año. Una cifra grandiosa, que casi dobla la de Disney, pero no es oro todo lo que reluce y desde los Gatos, la californiana sede de la compañía, lo saben.
Además, hay muchos factores que siguen jugando en contra de la plataforma y que los inversores están valorando. La velocidad de crecimiento, ralentizada en su caso, frente al empuje que está surtiendo, en poco tiempo para Disney +. Y no olvidemos que el exterior de ambas plataformas puede ser parecido, el interior no lo es.
Netflix produce contenido nuevo de corte internacional, adaptado incluso a cada país, aunque no está despuntando últimamente en la fidelización, que había sido uno de sus fuertes por ofertar las series completas cuando se estrenaban y el seguimiento en cada temporada. Ahora, al no renovar algunas de ellas ha perdido incluso suscriptores en EEUU, donde más tiene y más pagan por los contenidos, frente a, por ejemplo, Europa.
Y ese el solo el principio, con la competencia de gigantes como Amazon, con otra política diferente, ofrecer parte de su contenido gratuito para sus clientes prime y otro añadido por un pago adicional con la compra de grandes estudios, con producción propia y recuperando clásicos en series para los más nostálgicos.
Eso unido a las cifras impresionantes de captación del pasado año, hacen casi imposible marcar de nuevo esa progresión, que deja atrás al valor. En su gráfica de cotización comprobamos como el valor apenas se mueve en los últimos cinco días, cede un 2,34% en el último mes, sube un 5% en el trimestre, en el semestre baja un 7% y en el año baja un 4,22%.
Pero con todo esto parece que estemos hablando de la muerte de Netflix. No, no se trata de eso ni mucho menos, pero sí del agotamiento de la fórmula actual, por lo que su cúpula ya está, manos a la obra buscando nuevas alternativas para poner en marcha en el mercado. Eso será como pronto en una segunda mitad del año y principios de 2022 en el que esperamos la artillería pesada de la compañía, con sus grandes estrenos en catálogo.
Por tanto, no está ni mucho menos como en la película de Hitchcock “con la muerte en los talones”, aunque para no perder el tren de su liderazgo debe crear fórmulas, contenidos o nuevos alicientes para mantener y multiplicar a sus nuevos clientes.
En cuanto a entradas y salidas del valor, destaca las ventas, siempre mediáticas de Cathie Woods de acciones de Netflix en su Art Invest.1.627 acciones enajenadas en el mercado con un precio de 833.674 dólares en el mercado. Ahora mismo sus ETFs todavía poseen 27.546 acciones de la plataforma con un valor de mercado que supera los 14,1 millones de dólares.
Mientras, quien compra acciones de la compañía es el fondo más grande de Canadá: el Fondo de Pensiones de los profesores de Ontario, que gestiona 221.200 millones de dólares en activos netos. Y ha elevado su presencia en Netflix con la compra de 411.745 acciones de la compañía, con lo que su participación total supera las 584.800 acciones con un valor que supera los 308,9 millones de dólares. Pero en ese periodo también compró más acciones de Walt Disney.
En cuanto a los último que llega de la plataforma la demanda que tras un año intentando interponerla ha conseguido la que fuera fiscal de la unidad de delitos sexuales de Manhattan Linda Fairstein contra Netflix, por las licencias sobre su personaje en la serie “Así nos ven”, una miniserie basada en el caso de los Cinco de Central Park, con las acusaciones de cinco hombres de color en 1989. Demanda por difamación, porque tras estrenarse la serie, las redes sociales hicieron el resto y la ahora escritora perdió un suculento contrato para escribir un libro.
La segunda viene de España y de cómo a pesar de que lidera el ranking de plataformas con un 71,5% pierden margen ya que Amazon Prime le gana terreno con una implantación del 68,4% en los hogares españoles, ante la multiplicidad de las plataformas ya en nuestro país.