El sonido del tableteo de esos paneles cada vez que se actualizaba el precio de las acciones cotizadas era muy característico del parqué madrileño. Aunque era más un recuerdo del pasado que una herramienta con uso real. Ningún operador bursátil miraba ya nunca a esos cartelones para saber a cuanto cotiza un determinado valor. Desde hace años, todo el sistema está totalmente digitalizado y las transacciones se hacen con ordenadores y teléfonos móvil. De acuerdo con un portavoz de BME, la sustitución de los paneles se debe a que “el mecanismo era ya muy antiguo, por lo que cada vez era más difícil el mantenimiento”. Sobre el destino que tendrán las fichas que se van a quitar BME aún no ha tomado ninguna decisión. Ya hay particulares y empresas que han pedido recibir algunas de ellas.

La renovación de los paneles de cotizaciones es el último paso en la progresiva modernización del Palacio de la Bolsa, donde tiene su sede la Bolsa de Madrid y BME. En 2009 se suprimieron “los corros” de la Bolsa. Eran agrupaciones de operadores de la vieja escuela, que todavía se reunían en el parqué a hacer transacciones de viva voz. Años después se limitó el acceso a algunos jubilados nostálgicos que todavía pasaban allí la mañana.

La sustitución de los paneles analógicos ha desatado una pequeña oleada nostálgica entre gestores de fondos, operadores de mercado y periodistas que han pasado años allí con el rumor de fondo de la renovación de las cotizaciones. Allí se hacen desde siempre las conexiones en directo para explicar la evolución del Ibex 35 o los últimos datos económicos.

El Palacio de la Bolsa fue inaugurado en 1893, en la Plaza de la Lealtad, como sede de la Bolsa de Madrid. Desde el edificio, de fachada de neoclásica, se puede observar el Hotel Ritz, el Hotel Palace, el Museo Thyssen y la fuente de Neptuno. Al tratarse de un inmueble protegido, todas las obras deben contar con el visto bueno de Patrimonio.