No es para menos, si tenemos en cuenta que el proceso de normalización monetaria podría comenzar en septiembre u octubre. Sobre todo después de que ayer conociésemos que la semana pasada se produjo la menor cifra de peticiones de subsidios de desempleo desde 1973, es decir, desde hace más de 41 años.

Janet Yellen lo dejaba claro tras la reunión del Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC) en junio. “Las rabietas del mercado no detendrán a la FED a la hora de subir los tipos si es necesario", decía la presidenta de la autoridad monetaria; la persona que recogió el testigo de una institución en pleno proceso de ajuste monetario, después de tres QE en los años de la crisis. A ella es a la que le ha tocado lidiar con la subida de tipos de interés y no va a ser fácil, según esas palabras. Y es que la máxima dirigente del banco central estadounidense es consciente de que "no hay una gran confianza en cómo reaccionará el mercado a la primera subida de tipos", según sus propias palabras.

Efectivamente la FED no lo va a tener fácil. Aunque en principio la recuperación de la economía es sólida, lo cierto es que el PIB del país se desaceleró durante el primer trimestre del año, aunque la previsión es que acabe el año con una expansión del 2,5%, según las estimaciones del FMI. No son los únicos problemas a los que se enfrenta EEUU.

Uno de los principales es que el consumo privado sigue sin despegar y eso a pesar de que el desempleo sigue rondando niveles mínimos en torno al 5,5%. No se trata de una cuestión menor, ya que el 70% del PIB del país depende del gasto de los hogares.
Casi todos los expertos coinciden en señalar que la falta de ímpetu en el consumo está muy ligado con los bajos salarios de los estadounidenses; se ha creado empleo, pero gran parte no está bien pagado y esto impide a los ciudadanos tomar decisiones de compra. Algo en lo que coinciden otros lugares del mundo, como muchos países de Europa, por ejemplo.

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Por si fuera poco, la divergencia de política económica entre los grandes bancos centrales del mundo tampoco ayuda. En los últimos meses, el dólar se ha revalorizado un más de un 7% frente a monedas como el euro, lo que le pasa factura a las grandes compañías con presencia internacional cuando tienen que repatriar sus dólares.

Por eso la decisión de subir los tipos es complicada, ¿y si truncara la evolución de la economía?  Por no hablar de lo que podría pasar con las bolsas. Por el momento parece que el fin de los QE ha vaciado de gas los motores de Wall Street.

evolución S&P 500 y tipos


Desde luego no parece que la subida vaya a ser acelerada. De hecho, el consenso apuesta por la reunión de septiembre como la fecha elegida para elevar el precio del dinero, aunque con el paso de los meses hay firmas que consideran que será más tarde.

La economista internacional de Fidelity, Anna Stupnytska, cree que la autoridad monetaria esperará a ver señales definitivas de aceleración del gasto familiar durante los próximos meses y después actuará con cautela. “En mi opinión, esto significa que la Fed podrá mantener los tipos bajos durante más tiempo y que sólo actuará en diciembre, cuando los riesgos estén más orientados hacia 2016”, explica.

¿Qué pasará con las bolsas?

Pero a los mercados lo que realmente les preocupa es qué va a pasar con las bolsas y si unos tipos mayores de 0, es decir, negativos de facto supondrá un fuerte varapalo para los mercados.

Según Stephanie Sutton, directora de inversiones de Fidelity Worldwide Investment “durante los últimos tres años, la bolsa estadounidense ha avanzado gracias a unas alentadoras noticias en materia de beneficios empresariales y a unos datos económicos positivos. A veces se nos pregunta si pensamos que esto va a continuar, sobre todo cuando la Reserva Federal estadounidense decida comenzar a subir los tipos. Sin embargo, siempre y cuando la Fed se mueva, como esperamos, a finales de año o a comienzos de 2016, es poco probable que la bolsa se vea afectada de forma significativa. Solo contemplamos que haya una volatilidad importante en el mercado en respuesta a las acciones de la Fed si los tipos suben antes o más de lo que descuenta actualmente el mercado”.

Retornos activos


Para Tobías Levkovich, estratega de Citi en Estados Unidos, la decisión de Janet Yellen y el resto del equipo de la institución que dirige no va a afectar a las bolsas.

Históricamente, las bolsas suelen subir en el primer año después de una subida de tipos, salvo excepciones. Explica el estratega que aunque en 1973 no fue bien para los mercados, la verdad es que en ese momento “nadaban varios cisnes negros, como los juicios del Watergate, la guerra Árabe-Israelí que triplicó el precio del petróleo y las protestas anti guerra de Vietnam”. En opinión de Levkovich, los sucesos de fuera de Estados Unidos son impredecibles y pueden alterar los escenarios bases con los que trabajamos.

Según Bespoke, el impacto de los altos tipos de interés en el mercado de renta variable va a depender del sector del que hablemos. Afirman que las acciones de los sectores de utilities y consumo básico (staples), lo han hecho muy bien en los últimos años durante la época de tipos bajos. Dicen estos analistas que estas industrias tenderán a hacerlo peor cuando se encarezca el precio del dinero.

Por el contrario, tome nota; la mayor parte de los analistas coinciden en que hay un sector que espera con ansia la subida de los tipos de interés, y son los bancos.

Bancos y FED

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