En EE UU, tanto el Dow Jones como el Nasdaq están por encima de las cotas del 20 de febrero, fecha del inicio de la invasión y en España el Ibex está DONDE SIEMPRE; esto es, en el entorno de los 8.400-8.600 puntos… en tierra de nadie podría decirse; donde lleva meses y meses, pero ojo, que hace tres semanas estaba en 7.600 puntos, lo que constituía los mínimos desde octubre de 2020. Los de entonces fueron mínimos muy forzados, porque llegaban por el hundimiento de la pandemia, que se recuperó muy rápidamente. Si ignoramos estos mínimos algo artificiales, la caída de principios de marzo era la mayor en muchos años. Habría que irse hasta 2013. Pero también se ha recuperado.

Bueno, pues con este panorama, podría decirse que a los mercados ya les da igual 8 que 80. No hay cisne negro que pueda con ellos, porque sólo en los últimos dos años hemos sufrido una pandemia global que ha afectado a millones de personas, ha aparecido la inflación, las materias primas y los precios de la energía se han disparado, y tenemos una guerra en Ucrania que amenaza con partir el mundo en dos bloques y meternos de lleno en una terrible etapa de tensión entre democracias desarrolladas y populismos de lo más variado. Y, por cierto, en España hay huelga de transportes, más o menos diluida, pero no desconvocada, mientras continúa sin haber leche en los supermercados o algunas plantas de fabricación se han detenido por falta de suministros.

Y les recuerdo que la pandemia sigue.

Si un cisne negro es un acontecimiento inesperado e imposible de prever, que produce grandes (y malas) consecuencias, hay que reconocer que tenemos el estanque lleno. Pero las bolsas aguantan. ¿A qué se debe? ¿Están descontando un escenario positivo en el futuro? Ojalá fuera así.

La verdad es que no hay una explicación concreta. Está, por un lado, que hay mucho dinero emitido por los bancos centrales que no puede ir a la renta fija porque da 0 y además hay expectativa de subida de tipos de interés, lo cual provoca pérdidas en los bonos. Y los bajistas se están marchando, una vez que ven que no logran tumbar las Bolsas. También están las teorías que hablan de la cada vez mayor descorrelación entre economía real y cotizaciones, debido a que la Bolsa cada vez la mueven más órdenes automáticas, carteras algorítimicas e índices indexados a lo que sea. Más máquinas y menos personas.

También, que los índices los mueven los nuevos amos del mundo, como Google , Amazon, Netflix, Microsoft… y a esos les da igual lo que ocurra, porque siempre ganan.

En cualquier caso, lo que tiene que hacer usted; ahorrador, es estar bien pegado a su asesor y si no lo tiene, buscarlo. Con algo de esmero, no tiene que ser necesariamente el dependiente de su sucursal. Los mercados tienen una enorme volatilidad y es preciso extremar la vigilancia sobre el patrimonio. Esto no es necesariamente malo ni impide que se puedan obtener buenas rentabilidades. Hay buenas empresas, repartiendo mucho dinero e ideas de inversión válidas. Sólo hay que saber dar con alguien que se las ponga sobre la mesa. De lo contrario, su capital personal estará condenado a perder poder adquisitivo algo que a los políticos no les preocupa lo más mínimo.