La operación aplica una prima del entorno del 16,7% sobre el valor medio de cotización de los títulos de la filial de renovables durante los últimos seis meses. Valora las acciones de la filial en 2,978 euros, un 44% inferior al precio que pagaron los accionistas de Iberdrola Renovables en el momento de la suscripción de la OPS en 2007. Primera conclusión: la operación no representa una oportunidad para los accionistas de la filial renovable. A la vista está. No les reporta una mejora en su situación de partida.

El mercado admite que existe una falta de percepción de las potencialidades de Iberdrola Renovables. Y esta circunstancia ya fue detectada en su debut bursátil. Su cotización de salida estuvo por debajo de los números deseados por la propia compañía. El comportamiento bursátil de su cotización desde la OPS de salida, con una caída de entorno al 30 % del precio de partida, también transmite la imposibilidad que ha tenido la compañía de seducir al propio mercado. Me pregunto: si una compañía de energía renovable en un entorno energético como el actual no es capaz de transmitir todas sus potencialidades ¿cuándo lo podrá hacer?


Del otro lado están las razones que presenta Iberdrola para integrar a su compañía de renovables. El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, argumenta que la compañía que gestiona saldrá fortalecida por las sinergias. A su juicio, este hecho favorecerá de forma directa al accionariado de ambas firmas. ¿Es un buen argumento? ¿Tendríamos que atender más al conflicto interno que se libra en el seno de la compañía con su accionista de referencia ACS? La constructora manifestaba su intención de incrementar del 20% al 30% su participación en la compañía. ACS se encuentra con la oposición de la cúpula de Iberdrola, que ahora plantea la operación de fusión Iberdrola Renovables y la entrada en su accionariado de Qatar Holding como una herramienta para tratar de diluir la influencia de ACS dentro de Iberdrola. La nueva situación no solo debe preocupar a la firma que preside Florentino Pérez, también debe inquietar al pequeño inversor, que verá diluida su presencia.

Segunda conclusión: la operación no reporta beneficios para Iberdrola Renovables ni para el accionariado de ambas compañías a corto plazo. Los únicos puntos fuertes de esta estrategia pasan por la estabilidad accionarial que busca la actual dirección de Iberdrola a costa de enfrentarse a ACS. Y también de las posibles sinergias que puedan obtener de la integración de la renovable. Es previsible una favorable valoración de los activos de la compañía de energías limpias derivada de la posible revisión de la política energética en los próximos meses, consecuencia de los evidentes problemas en dos direcciones: petróleo y energía nuclear. El sector energético deparara sorpresas en los próximos meses y más en Iberdrola. La pugna que se plantea entre la dirección de la compañía y ACS hace que los pequeños inversores deban estar muy atentos para poder valorar posibles alternativas.

Mauricio Orrego. Responsable de Publicaciones Técnicas y Formación E-learning de Escuela de Finanzas (A Coruña). Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la UDC.