La visión de las empresas españolas ante el mandato del presidente Joe Biden

CEOE. Fuentes del Área Internacional de la patronal precisan que, de los tres grandes bloques económico-comerciales, el PIB chino es el que destacará claramente por encima del resto a lo largo de 2021, en el que su actividad impulsará el crecimiento labrado en el segundo semestre del pasado ejercicio. A diferencia de la UE que, en principio, saldrá de la recesión este año, y de EEUU que, junto al Reino Unido seguirán con datos de crecimiento negativos, al menos en meses iniciales de este año. Ejercicio en el que “debemos prestar especial atención a la Administración Biden”. Además de los efectos positivos que tendrá en la economía norteamericana el plan de estímulo de 900 mil millones de dólares aprobado en diciembre, los primeros meses del gabinete demócrata “serán decisivos para saber, primero, si consigue poner en marcha una estrategia de  vacunación  que inmunice cuanto antes a gran parte de la población y, segundo, si es capaz  de lanzar un nuevo plan de estímulo, que impulse la modernización de las infraestructuras del país”,  una demanda histórica de la comunidad empresarial estadounidense, y el apoyo que preste a las pymes y a los sectores económicos más perjudicados por la Gran Pandemia. Si el equipo de Biden “logra en pocos meses estos dos objetivos, nada fáciles de conseguir, no cabría excluir la salida de la recesión estadounidense en los últimos meses del año”.

Desde el Área Internacional de CEOE dicen esperar “cambios positivos, pero ello no nos debería inducir a creer que la situación volverá a ser como era antes del mandato presidencial de Trump, ya que han sucedido demasiadas alteraciones en los últimos años como para creer que podemos volver al antiguo status quo. En referencia a la creciente orientación estratégica de EEUU hacia Asia, el cambio generacional en los miembros del Congreso, muchos de ellos menos vinculados a Europa; y un cambio de las prioridades como resultado de un clima político más polarizado, que será menos propenso, por ejemplo, a los acuerdos comerciales, y estará más en la seguridad nacional (por ejemplo, la ciberseguridad y la soberanía tecnológica) y en la rivalidad con China. Aun así -aseguran estas mismas fuentes- el viraje de la Administración Biden “puede llegar a ser muy positivos tanto en las formas como en los contenidos”. Con una política internacional más profesional, coherente y predecible, una menor inclinación al unilateralismo y la confrontación, una definición de políticas más sensible a los actores de la sociedad y una vocación multilateral que intentará recobrar el protagonismo estadounidense -junto al resto de las democracias- en las principales instituciones internacionales, “con el fin de asegurar la adopción de estándares globales o regionales que reflejen los valores de la democracia y de las economías de mercado en ámbitos tan relevantes como un terreno de juego con reglas justas y equitativas en políticas de subvenciones, empresas estatales y sobrecapacidades, entre otros aspectos”, así como una mayor capacidad para impulsar la sostenibilidad, la digitalización o la Inteligencia Artificial. En este sentido, la reincorporación de EEUU al Acuerdo del Clima de París es sin duda una especial y gran noticia.  

Respecto a las expectativas de las empresas españolas, desde la CEOE se enfatiza “el cambio del entorno competitivo en muchos países emergentes y de desarrollo, así como la transformación de los modelos de negocio, motivada por las nuevas oportunidades que abren la sostenibilidad y la digitalización, y la vinculación de muchas de nuestras empresas a actividades económicas reguladas, a la contratación pública y a los servicios”, aspectos que -dice la patronal- “parecen reforzar la tendencia inversora  de nuestras empresas hacia los países del entorno de la OCDE, con especial mención al resto de la UE, EEUU y Reino Unido. “La estabilidad política, la fiabilidad de las instituciones , la seguridad jurídica, los bajos niveles de corrupción y la existencia esencial de un entorno competitivo que garantice una contienda competitiva nivelada para nuestras empresas,  además de la importancia de estos mercados por su dimensión, altos niveles de renta  y sofisticación, y la previsión de planes de inversión ambiciosos a medio y largo plazo en ámbitos tan importantes, como  la energía, las infraestructuras de transporte o el agua, resultan todos ellos factores muy valorados por nuestras empresas”.

Cámara España. Jaime Montalvo, director Internacional de Cámara de España, afirma que, entre las claves para la recuperación de la actividad económica en EEUU, destacaría la confianza, de la que va a depender en buena medida del éxito de las medidas sanitarias y económicas que implemente en sus primeros meses la nueva Administración Biden y, muy especialmente, del compromiso de ésta con una agenda a medio y largo plazo clara, viable e inclusiva de reformas y programas que impulsen la competitividad empresarial y del conjunto del sistema”. Montalvo incide en la transcendencia de que esta senda reformista se realice de una manera coordinada y en cooperación con los principales socios económicos del país. Aunque también, en paralelo, de una campaña generalizada de las vacunas. “La mejoría de las perspectivas que abre el nuevo ciclo político en EEUU nos hacen pensar que, hacia mediados de 2021, se empiece a hacer más tangible la recuperación, y después, en la segunda mitad del ejercicio, se vaya acelerando la actividad del ciclo económico del principal mercado global”, afirma. Aunque, obviamente, “un factor de riesgo sigue siendo la evolución de la pandemia en la órbita no sólo estadounidense, donde el impacto está siendo especialmente fuerte, sino global, pues la economía americana es un mercado abierto y el sector exterior seguirá siendo clave en el dinamismo.

Montalvo hace hincapié en que, “aunque la digitalización y la sostenibilidad ya eran prioritarias en la agenda pre-Covid, la Gran Pandemia -con sus efectos recesivos mundiales- ha puesto muy de manifiesto la necesidad de acelerar esa transformación estructural, a una escala global, pues ambas se constituyen cada vez más en factores de competitividad transversales, que afectan y deben incorporar, el conjunto de las empresas. “Por un lado, digitalización y sostenibilidad van a suponer costes de inversión que es necesario financiar, pero también van a ser vectores de crecimiento y fuente de oportunidades comerciales y de negocio en general, por lo que parece claro que contribuirán al dinamismo de los mercados”, asegura.

En materia de comercio internacional, “esperamos que con la Administración Biden se relajen las tensiones arancelarias y se abra una etapa de mayor diálogo y cooperación en torno a la necesaria modernización de organismos como la OMC y puesta al día de las reglas multilaterales y de gobernanza a nivel global, pero no me parece realista esperar que la política de EEUU en este campo dé un giro de 180 grados”. Es probable que EEUU -dice el director de Internacional de Cámara España- no relaje del todo el pulso con China, ni con otros socios comerciales, cuando lo que está en juego “trasciende lo puramente económico y entramos en el terreno de la lucha por el liderazgo tecnológico, la capacidad de influencia y la defensa de los intereses nacionales estratégicos”. Montalvo apela a la prudencia: “veremos cómo arranca la nueva Administración americana, aunque es previsible que mantenga una apuesta por defender el producto made in US, confiamos en que el enfoque sea menos proteccionista y que Europa se consolide en este contexto como un socio privilegiado y de referencia para la Casa Blanca”.

En su opinión, “la empresa española está muy bien asentada en el mercado estadounidense; en especial, en sectores como el agroalimentario, bienes de consumo, tecnología industrial, energía renovables o infraestructuras de transporte, con inversiones o exportaciones regulares”. De ahí que vea “buenas perspectivas para todos ellos sobre todo en cuanto el crecimiento se reactive”. Aunque -matiza- “es difícil sugerir estrategias a empresas que conocen y trabajan a diario en este mercado, donde en muchos casos, ya actúan como empresas locales, quizás, la clave esté precisamente en eso, en la mentalidad, en valorar la importancia de implantarse en el país con un enfoque a medio y largo plazo a través de la inversión y de la búsqueda de sinergias con sus socios americanos”.

Cesce. María José Hernando, jefa de Riesgo País de la aseguradora de crédito a la exportación participada mayoritariamente por el Estado español, considera que “la coyuntura económica en EEUU en los primeros meses de 2021 va a estar determinada por la evolución de la campaña de vacunación, que está yendo a un ritmo más lento de lo inicialmente previsto”. Se esperaba -dice- que, a finales de 2020, alrededor de 20 millones de personas hubiesen recibido la primera dosis de la vacuna; sin embargo, esta cifra apenas alcanzó los 5 millones, equivalente a un 1,5% de la población. En paralelo, además, el virus se encuentra totalmente fuera de control. Con cerca de 23 millones de contagios y más de 380.000 muertes, EEUU es uno de los países más afectados por el Covid-19. “Desde finales de 2020, está sumido en la tercera oleada de contagios, hasta el momento la más letal de todas, con más de 200.000 contagios y 3.000 muertes diarias”.

Para Hernando, el desfavorable escenario sanitario ha deteriorado las perspectivas económicas para los primeros meses del año, lo que podría poner en riesgo la esperada recuperación, cuanto menos demorándola en el tiempo”. Pero, a pesar de la enorme incertidumbre que rodea las proyecciones económicas, el consenso estima un crecimiento del 3,8% del PIB estadounidense en 2021. Una cifra que dependerá, también, de los estímulos procedentes de la Administración. En este sentido, “la llegada al poder de Joe Biden y la reciente mayoría obtenida por el partido demócrata en el Senado, han sido acogidas favorablemente por los mercados”. Biden ya anunció un nuevo estímulo económico una vez tomase posesión de su cargo, que sucederá al paquete de 900.000 millones de dólares aprobado por el Congreso a finales de 2020 y cuyos efectos se estima que durarán únicamente hasta primavera. Pese a que se desconoce la cuantía del nuevo plan de ayudas, se espera que supere el billón de dólares -es decir, estaría por encima de la cifra aprobada por el legislativo- y, al contar con mayorías en las dos Cámaras, su tramitación podría ser relativamente ágil.

La responsable de Riesgo País de Cesce cree que, indudablemente, el Covid-19 ha cambiado las formas de producción y de consumo. “Las empresas estadounidenses se han enfrentado al reto mayúsculo de acelerar su proceso de digitalización que, en muchos casos, ya habían iniciado”. Alrededor del 80% de las empresas manufactureras, el 60% de las del sector de la construcción y el 13% de las dedicadas a los servicios contaban ya con la tecnología necesaria para dar el salto tecnológico. En este sentido, “el desafío ha sido menor que en otras regiones donde el proceso de digitalización se encontraba en una fase más incipiente”. Además, al contar con uno de los ecosistemas tecnológicos más desarrollados del mundo, EEUU se encuentra en una posición más ventajosa para aprovechar la transformación digital que muchos países han de acometer en el corto/medio plazo. En este nuevo contexto destaca también el imparable repunte del comercio electrónico que va a suponer una importante metamorfosis del tejido industrial de los países: crece, pues, la importancia de invertir en infraestructuras y proliferan las empresas de logística y centros de almacenaje. Por otro lado, Hernando resalta, en la misma longitud de onda de los desafíos futuros, la necesidad de contener la amenaza climática que también está determinando nuevos patrones de consumo de la población, así como la nueva configuración de los procesos de producción de las empresas. La Administración de Joe Biden, al contrario que su predecesor, ha situado la sostenibilidad en el centro de su agenda política, lo que significará cambios a nivel regulatorio. “Resultará, por lo tanto, fundamental que las empresas aborden la transición hacia una forma de producción ecológica y poniendo en práctica métodos de economía circular y priorizando la eficiencia energética de sus procesos”, aclara. Algunas de ellas, como muchas de las compañías dedicadas al sector del petróleo y el gas, ya están realizando importantes cambios en sus estrategias de inversión conforme a los llamados criterios ESG (las siglas de Environment, Sustainability and Governance) para orientarlas hacia un futuro más sostenible.

No obstante, la llegada de Biden “no sólo supondrá importantes transformaciones en el terreno climático, sino que será un viraje de estilo a todos los niveles”. En el aspecto geopolítico, Biden pondrá fin a la política aislacionista que ha marcado la posición estadounidense en los últimos años y restaurará las alianzas tradicionales, muy dañadas por la hostilidad y amenazas de Trump. El presidente demócrata se ha comprometido a tratar de reconstruir el sistema multilateral y a fomentar el diálogo en el marco de las instituciones internacionales, con objeto de reformarlas. Por lo tanto, “son de esperar cambios en lo que se refiere a la gobernanza de la globalización”. En la UE, Cuba, Irán o Venezuela, el nuevo inquilino del Despacho Oval ha despertado un cierto optimismo. En concreto, Bruselas está esperando su toma de posesión para negociar temas de alcance internacional; como, por ejemplo, el sistema de tributación al que se debe someter a las grandes tecnológicas, la llamada tasa Google.

En el ámbito empresarial, España y EEUU mantienen unas relaciones bilaterales comerciales sólidas. En 2019 fue el sexto destino de las exportaciones españolas y el quinto proveedor. En 2020, como no podía ser de otra forma, los flujos comerciales entre ambos países “se han visto notablemente deteriorados”. Aun así, a noviembre de 2020, el saldo bilateral se situaba en 2.217 millones de euros, favorable para España. Las firmas del sector exterior se enfrentan en EEUU a un mercado muy saturado y competitivo, “marcado por la presencia de numerosas empresas internacionales de largo recorrido”, recuerda Hernando. En sectores como el agrícola, con la exportación de productos alimentarios, o las empresas de infraestructuras, han demostrado que disponen de un relativo éxito en el mercado estadounidense. De hecho, “en los últimos cinco años, las empresas españolas han obtenido contratos por valor de 34.000 millones de euros, y algunas de ellas se encuentran entre los principales contratistas del mercado. Destaca también la presencia de las empresas de energía renovable, otro de los sectores punteros en España. De todo ello se concluye que “sólo empresas con una extensa trayectoria, con un posicionamiento referente en su sector obtienen opciones de abordar con éxito el exigente mercado americano de grandes proyectos. Ahora bien, para las firmas del sector de la alimentación, “EEUU seguirá siendo también un destino prioritario”. Un mercado gigante, un mercado de mercados, y que habrá que abordar por zonas, estados o regiones, enfatiza.

Bankia. Para el servicio de estudios de Bankia, el deterioro sanitario desde octubre ha significado un giro en el proceso de reactivación americana: la economía perdió 140.000 puestos de trabajo en diciembre, la primera caída en el empleo desde los meses de “hibernación” en marzo-abril. El inicio del año ha estado marcado con nuevos récords en el registro de nuevos casos de Covid-19 (en torno a los 250.000 casos diarios), hospitalizaciones y muertes, lo cual apunta a un nuevo período de deterioro económico, después de una previsible ralentización en el crecimiento en el cuarto trimestre de 2020. Aunque en el medio plazo, en cambio, las perspectivas son bastante positivas respecto al retorno al crecimiento. En primer lugar, porque el proceso de vacunación (con cerca de 7 millones de personas inmunizadas hasta la primera semana de enero) dará lugar a un gradual levantamiento de las restricciones en la movilidad y la socialización. Y, en segundo término, porque la victoria demócrata en las elecciones de Georgia y el control del partido de Biden de las dos cámaras del Congreso permitirá la puesta marcha de nuevos estímulos fiscales, que, sumando los 900.000 millones de dólares aprobados a finales de diciembre, ofrecen una estimación de que las ayudas “puedan rondar en torno a los 2 billones de dólares, equivalente al 9% del PIB. Estos factores darán un fuerte empuje a la recuperación en los próximos meses, principalmente a los sectores más orientados al consumo privado, como los servicios. Por lo que un crecimiento próximo al 5% este año, el máximo desde mediados de la década de los años ochenta, “permitirá que la economía recupere el terreno perdido a causa de la pandemia”.

Los analistas de Bankia consideran que “el estallido del Covid-19 ha acelerado el proceso de transformación digital que se venía desarrollando a lo largo de las últimas décadas”. Porque la masificación del teletrabajo y los cambios de hábitos en el consumo y la producción a raíz de la pandemia han puesto sobre la mesa lo urgente que es optimizar la infraestructura tecnológica, una política que, además, forma parte de las prioridades de la entrante administración de Biden, principalmente en cuanto a una mayor inversión en I+D+i, la expansión de la cobertura digital a zonas rurales y la cicatrización de la llamada “brecha digital”. Por su parte, el presidente electo también ha planteado una mayor regulación en el sector tecnológico: su plan de gobierno señala la aplicación de leyes en materia de competencia (antimonopolios), así como una mayor firmeza en contra de la ciberseguridad, la discriminación o desinformación en redes sociales. Además, plantea subir los impuestos a las empresas desde el 21% hasta el 28%.

El Servicio de Estudios de la entidad financiera cree que “las grandes reformas en la industria de la tecnología o en la arquitectura financiera, no obstante, podrían verse obstaculizadas por lo minúsculo de la mayoría parlamentaria del partido demócrata”: los cambios de regulación, por ejemplo, requerirían dos terceras partes del apoyo en el Senado, lo cual implica votos por parte del partido republicano”. Por lo que, sin el apoyo republicano, la Administración de Biden podría tener dificultades en poner en marcha cambios de calado en el marco regulatorio, por lo menos hasta las elecciones legislativas del 2022, que “pudieran conllevar a un reordenamiento en la aritmética parlamentaria”. Asimismo, “la fragilidad de la recuperación en pleno deterioro de la emergencia sanitaria sugiere que, al menos en el corto plazo, la política de Biden se centre en el aumento de los estímulos fiscales y limitar cualquiera acción que pudiera frenar la inversión y el crecimiento”.

Con respecto al medio ambiente, la elección de Biden puede significar un cambio drástico en la posición de EEUU en cuanto a la lucha contra el cambio climático, aseguran desde Bankia. Biden espera poder volver al Acuerdo de París de 2015 y asumir los compromisos de reducción de las emisiones de gases con efecto invernadero, con el objetivo de alcanzar cero emisiones netas en el 2050”. El giro en la política de sostenibilidad -auguran desde la sala de máquinas del análisis económico de Bankia- “pudiera significar notables mejoras en las perspectivas de crecimiento de los vehículos eléctricos, las energías renovables, la energía de hidrógeno, el desarrollo de baterías y otras industrias del sector”. Por otra parte, la presidencia demócrata promete generar una vuelta a una política comercial y exterior menos agresiva y más predecible, si bien la relación EEUU-China seguiría siendo tensa en materias como la tecnología, el comercio y la inversión. “Se espera un nuevo acercamiento con los países aliados, principalmente en Europa, así como una posición mucho más conciliadora con instituciones multilaterales y los pactos internacionales”. No obstante, Biden también defiende la política de America, first, por lo que un giro rotundo, de 180 grados hacia la globalización, como durante la época de Obama, es poco probable, afirman.

Los analistas de Bankia esperan que la recuperación en EEUU “traerá múltiples oportunidades para las empresas y el sector exterior español”. El mercado americano representa el 5% de las exportaciones españoles, el sexto socio comercial más relevante”, aunque también ocupa una posición similar, la sexta, como proveedor de mercancías a España. Los sectores del automóvil, bienes de equipo, alimentación y productos energéticos, son los más expuestos al comercio con EEUU. Asimismo, el país representa el 18% de las llegadas de turistas internacionales en España. “La recuperación del consumo y la inversión en EEUU a lo largo del año podría significar una bonanza para los sectores señalados y apoyar el proceso de recuperación de la economía” dicen.

Banco Sabadell. Desde el servicio de estudios de Banco Sabadell, se admite que, “en los países occidentales, los primeros meses de 2021 estarán todavía afectados de forma destacada por la grave situación de la pandemia y los cierres existentes en numerosas economías, especialmente en Europa”. De hecho, es posible que la actividad se contraiga en el primer trimestre en la zona euro debido a “la extensión y endurecimiento de las medidas de contención del virus”. A este respecto, “la posible contracción quedaría muy alejada de la registrada en el primer y segundo trimestre del año pasado”. En el caso de EEUU, no se prevé crecimiento negativo, en la medida en la que los cierres han sido menos intensos y las nuevas medidas de apoyo fiscal actuarán como contrapeso. A partir del segundo trimestre y, sobre todo, de cara a mediados de año, “la actividad global debería mostrar un mejor comportamiento, apoyada en gran parte por el efecto positivo derivado de la vacunación de la población y la progresiva reapertura de los sectores más afectados”. A ello se añadirán “medidas de apoyo fiscal a gran escala” bajo la Administración Biden.

La digitalización y el mayor peso de las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad -explican los analistas del Banco Sabadell- están ya forzando a que gobiernos, empresas y sector financiero de todos los países se adapten a este nuevo entorno. También, por supuesto, en EEUU, será un asunto central; sobre todo, cuando Biden se instale en el Despacho Oval, donde también tejerá la reversión de la política medioambiental de Trump. “Las inversiones en estos campos ayudarán a las diferentes economías a modernizar su tejido empresarial y a generar nuevas e importantes inversiones. Además de apoyar estos objetivos, los gobiernos también deberán velar para que la transición y transformación económica sea justa”. Porque, por otra parte, en el ámbito de los mercados financieros, los objetivos de sostenibilidad están reconfigurando también el mercado de emisiones de deuda, donde los títulos con criterios ESG han ganado protagonismo de forma destacada.

En el orden geopolítico, Biden se ha mostrado, en general, a favor de un retorno al diálogo con países aliados y del fortalecimiento del sistema multilateral, con el objetivo de restablecer el liderazgo político de los EEUU. En particular, se ha mostrado a favor de reconsiderar el Acuerdo Trans-Pacífico. También ha mostrado su inclinación y predisposición a restablecer las relaciones con la Organización Mundial de la Salud y de volver al Acuerdo del Clima de París. Cabe esperar que la presidencia de Biden dé lugar a un restablecimiento de relaciones más fluidas con Europa y a una menor incertidumbre acerca de las relaciones entre México y EEUU. La relación con China, sin embargo, puede ser más complicado de resolver y redireccionar. A pesar de este cierto retorno al multilateralismo y a una política exterior más ortodoxa y previsible por parte de EEUU, la gobernanza económica mundial permanecerá frágil y es probable que se mantenga en cierta medida el proceso de desglobalización, con un mayor protagonismo de la producción doméstica y de la proximidad geográfica de los proveedores. En cualquier caso, “la llegada de Biden da la oportunidad a que este proceso de desglobalización, si se acaba produciendo, sea más ordenado y no derive en tensiones como en los últimos años”. En sectores como el tecnológico, la crisis del Covid y el proceso de digitalización “han aumentado el poder de influencia de las grandes empresas tecnológicas estadounidenses”. Por ello, “parece necesario aumentar la regulación y supervisión sobre estas empresas con el objetivo de mejorar el control público de un sector tan relevante”, afirman los analistas del Banco Sabadell.

En su opinión, “la arquitectura financiera internacional también sufrirá cambios por la transición a una economía sostenible” El sector financiero -aclaran- es un actor clave en este proceso. Para incentivar su participación resulta esencial que las autoridades establezcan un marco normativo claro y transparente. A nivel global, diversas instituciones han aumentado su implicación en la incorporación de los riesgos y oportunidades del cambio climático en el sector financiero.

Sobre el futuro empresarial hispano en EEUU “es probable que los flujos comerciales de bienes hacia el mercado americano no se recuperen hasta la segunda mitad del ejercicio, una vez que el avance en el proceso de vacunación permita su plena reactivación”. También porque el sector exterior americano mejorará su músculo internacional con el sucesor de Trump. En especial, por la mejora de expectativas en las relaciones con la UE.

Fluidra. Fuentes de la compañía española afirman que, “de cara al año 2021, se espera que se vaya recuperando el ciclo económico global, en el que se debe materializar la recuperación que el mercado ha venido descontando, especialmente en EEUU”. Los últimos datos económicos en el país han sido más débiles, algo que se podía prever por los rebrotes del Covid-19. Es inevitable esperar que las restricciones pesen sobre la actividad, pero lo razonable es esperar una mejoría progresiva en los próximos meses gracias a la vacuna, el final del desenlace electoral y los posibles estímulos gubernamentales. Más en concreto, desde Fluidra se asegura que la victoria demócrata en el Senado hace que controlen ambas cámaras, con lo que se puede esperar unos estímulos más generosos, aunque también está el temor a una subida de fiscal o un incremento en la regulación en determinados sectores. El consenso espera una contracción de la economía en el primer trimestre, pero se prevé que en el segundo trimestre las medidas restrictivas se levanten y la política de ayudas sea un apoyo. La vacunación debería impulsar el crecimiento en la segunda mitad del año y unida a la mejora en los tratamientos debería evitar que haya nuevas medidas tan restrictivas como los actuales confinamientos. Por el lado de la política monetaria se espera que la FED mantenga una política laxa. “Nosotros hemos comentado nuestra intención de continuar con nuestro plan de realizar adquisiciones en el país, queremos crecer tanto en piscina comercial como residencial y consideramos que es un destino donde la actividad va a permanecer fuerte: ya hemos empezado a introducir algunos productos nuevos y ganar cuota”.

En general “se espera que 2021 sea un año sólido para el sector, con mayor uso de las piscinas gracias a la tendencia a quedarse en casa y a invertir en ocio doméstico, mayor negocio de mantenimiento, de reparación y de nueva construcción”. Este efecto se va a dejar sentir más allá de 2021 y la nueva piscina construida asegura el negocio futuro gracias al aftermarket. Si bien “no se espera un crecimiento relativo tan extraordinario como 2020, pero sí que el mercado de piscinas pueda crecer en torno al 5% y que nosotros seamos capaces de continuar batiendo la media del sector”.

Desde Fluidra, “es evidente que la sostenibilidad y los criterios ESG cada vez tienen una mayor importancia en las decisiones que toman las empresas y los inversores y que la pandemia del Covid-19 ha provocado una aceleración en estos cambios”. El mundo está bajo una gran presión medioambiental y social y las compañías tienen una clara responsabilidad en esta realidad, a la vez que son un elemento clave para ayudar a cambiar la situación. “Lo que somos capaces de obtener de nuestra actividad económica es importante, crucial, pero lo es aún más la forma en cómo lo hacemos, en cómo operamos”. Es clave saber cómo se puede contribuir a asegurar un futuro más sostenible, más sólido y rico, explican, por lo que “debemos incorporar a nuestro modelo de gestión estos aspectos, entender cómo impactamos y tomar medidas desde el diseño de nuestros productos a la forma en la que fabricamos y operamos”. Con respecto a Joe Biden, creemos que será más flexible en cuanto al comercio y la política exterior. “Probablemente su presidencia llevará a una normalización parcial de las políticas comerciales de EEUU, volviendo a un mayor multilateralismo y un planteamiento menos transaccional”. Pero “hay que recordar que Biden declaró hace un año que la regeneración de la clase media americana y los pequeños negocios tenían prioridad sobre la negociación de nuevos acuerdos comerciales”.

Con respecto al mercado de piscinas en EEUU, creemos que la visión es muy positiva. La industria “ha presentado unos resultados excelentes y se espera que continúe el momentum”. Además, es un mercado de un gran valor añadido. La actividad de construcción de nuevas piscinas en Norteamérica todavía está por debajo de los niveles previos a la gran crisis financiera, por lo que consideramos que todavía hay un margen importante para crecer. “Nuestra estrategia en el país se basa en la fidelización del prescriptor (el profesional de la piscina), el aumento en la cuota de mercado del parque de piscinas instaladas, la expansión del producto y las piscinas conectadas”. Lo que las empresas deben entender al desembarcar en otra región como puede ser EEUU es que el mercado puede funcionar de forma distinta que en Europa. En el caso de nuestro sector, por ejemplo, el mercado de fabricantes está mucho menos atomizado, el 70% de los productos de los fabricantes se mueve por el canal de distribución y los mayoristas ofrecen todas las referencias de los principales fabricantes, algo que no sucede con distribuidores europeos.