El repunte de la inflación, que fue inferior a las tres décimas previstas, se debió en gran medida al alza del 0,2% en los precios de la energía, que contrarrestó la caída de dos décimas en los precios de los alimentos, que acumulan cuatro meses consecutivos con descensos.

De este modo, la inflación subyacente, que excluye la volatilidad de precios de la energía y los alimentos frescos, registró un avance de una décima, mientras que en términos interanuales sube un 1,8%.