El pasado 21 de julio, el índice VIX de volatilidad, también conocido como ‘índice del miedo’, marcaba uno de sus niveles más bajos, en 8,02, de los últimos 30 años. Su caída bajo niveles de 10 ha sido un hito de hecho para el mercado, ahora, sobre los 16, la escalada de las tensiones entre Estados Unidos y Corea del Norte, que han teñido de rojo las Bolsas e impulsado los refugios seguros como oro o yen, ha logrado que despunte.

Aún se mantiene alejado de sus mínimos históricos, en 7,578, marcados el 14 de diciembre de 2006. Los máximos, por su parte, se produjeron el 20 de octubre de 2008, cuando alcanzó 89,53.

Con todo, más que tranquilidad, lo cierto es que estos niveles tan bajos inquietan a no pocos expertos, que alertan sobre un exceso de complacencia, la cercanía de una corrección un mercado que quizá haya ido demasiado rápido, demasiado lejos…

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Sin embargo, desde BlackRock hacen un llamamiento a la calma tras estudiar el comportamiento histórico de la volatilidad. La firma destaca que “la volatilidad realizada (es decir, histórica) no se marca alrededor de un promedio de largo plazo. Puede ser baja durante mucho tiempo, o alta”.

Así, creen que pueden mantenerse en estos mínimos “durante años, incluso aunque se produzcan repuntes esporádicos, y solaparse con periodos de volatilidad macroeconómica moderada”.

En cualquier caso, aunque consideran que “existen buenas razones para que la volatilidad se mantenga moderada”, señalan que “la economía es la clave”. Desde 1985, la volatilidad de la renta variable americana y de la macro se han solapado, a excepción de las caídas de 1987 y 1998, episodios de corta duración y que no implicaron aumento en la volatilidad macro.

Una baja volatilidad no es en sí misma equivalente a un exceso de complacencia. La pregunta clave es si estimula la acumulación de vulnerabilidades sistémicas”, concluyen estos expertos. Y consideran que, actualmente, el riesgo sistémico no es alto, aunque “vigilamos cualquier acumulación de apalancamiento sigiloso”.

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En términos generales, destacan, vemos peligros en ciertos segmentos del crédito, pero no en el mercado total, pues “la regulación financiera implementada tras las crisis y los momentos periódicos de ansiedad han mantenido los excesos bajo control”. Esto, sumado a su visión de que el ciclo de Estados Unidos aún tiene margen, les hace afirmar que “este entorno apoya el apetito por el riesgo”.

Tercer trimestre, ¿punto de inflexión?

Ahora bien, Saxo Bank cree que el “miedo ha sustituido a la complacencia en el mercado”, ante una posible crisis geopolítica “provocada por un conflicto entre Estados Unidos y Corea del Norte con posibles daños colaterales y armas nucleares en juego, parece estar intensificándose”.

Así, el peligro que supone este enfrentamiento sumado a los “desafíos a los que el presidente Donald Trump se enfrenta internamente”, les lleva a señalar que  “debemos preguntarnos si sería beneficioso para él, en algún momento, comenzar un problema en el exterior. Al fin y al cabo, solo ha recibido elogios por los ataques aéreos en Siria”.

La suma de estos riesgos y otros, como el Brexit, “nos lleva a pensar que el tercer trimestre podría terminar siendo el punto de inflexión del año”, concluyen. 

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