Inversión a largo plazo, cando el interés compuesto funciona de forma negativa

En los últimos dos años Banco Santander, Telefónica, Repsol y BBVA se dejan más de un 45% de su valor en bolsa. “En mi opinión, los ejemplos de estas grandes empresas más que socavar la confianza en la inversión a largo plazo ponen de manifiesto la importancia de la diversificación y la obsolescencia de un enfoque al ahorro basado en las rentas por dividendos. Se puede construir una cartera mucho más robusta con fondos de inversión, retirando rentas de forma más flexible en base a las necesidades del momento, además beneficiándose del mecanismo del traspaso de fondos sin tributación que es una ventaja específica del sistema español sin paragón en los países de nuestro entorno”, explica Paolo Mezza, socio y director de inversiones del family office de Arcano.

En la misma línea se expresa Diego Fernández Elices, director general de inversiones de A&G Banca Privada que destaca que “el tipo de interés compuesto tiene una gran influencia en la rentabilidad a largo plazo, pero nos gusta recordar que hay sectores y geografías cuyas bolsas no han subido en 20 años. Por eso creemos en la gestión activa y en gestionar con cierta flexibilidad, en contra de sentarse en una cartera de fondos de renta variable prácticamente para siempre”, comenta.

Invertir bien más que a largo plazo

Los asesores patrimoniales repiten que frente a la cacareada estrategia de la inversión a largo plazo es vital la calidad de las inversiones y el rendimiento histórico de estas en un momento de gran disrupción en la mayoría de sectores económicos, como también es importante tener muy claro el horizonte temporal de las inversiones, la diversificación y un enfoque global. “El horizonte temporal es de la inversión, no del cliente. Los clientes pueden elegir el horizonte temporal para el que quiere que le invirtamos su cartera junto con la rentabilidad esperada o el riesgo que está dispuesto a asumir. Incluso un mismo cliente puede tener dos o más carteras con distintos horizontes temporales, en función de la previsión de sus necesidades financieras futuras”, valora Prem Thapar, director general de Lombard Odier Gestión.

“Lo más importante de todo es la planificación y lo segundo es una buena inversión. No se le puede decir a un cliente que pierde un 30% de su cartera que con el largo plazo se arregla todo. Es verdad que invertir no es cronometrar, no puedes estar todo el día pendiente de que ha hecho la cartera hoy, esta semana... por lo que hay que saber manejar las emociones. En conclusión, hay que saber dónde se in-vierte, tener cierta flexibilidad en los plazos porque en la vida de las personas nada es lineal y puede que haya situaciones imprevistas como un fallecimiento, un despido...”, subraya José María Luna, socio fundador de Luna Sevilla Asesores Patrimoniales.

Luna también remarca que hay dos momentos clave a la hora de empezar a invertir, el test de conveniencia e idoneidad del cliente y la estrategia y la táctica para conseguir los objetivos que tiene el inversor.  “Son momentos claves, perfilando al cliente según su tolerancia al riesgo y los objetivos y sueños que persigue a la hora de invertir”, indica, al tiempo que niega que se pueda vivir sólo de la bolsa para un patrimonio medio español. “Conozco gente que vive sólo de invertir, pero cuenta con activos inmobiliarios... Hay que trasladar a la sociedad que invertir no es especular. Alcanzar la independencia financiera con 40 años en España es tremendamente complicado”, arguye.

Diversificación y enfoque global

Otra máxima que repiten los asesores patrimoniales contra el imaginario tradicional del inversor minorista español es que hay vida más allá del Ibex 35 y de las grandes compañías del selectivo nacional.

Diversificación y miras puestas en compañías multinacionales que trascienden de las políticas públicas de un gobierno, de un conflicto comercial entre regiones o de la fluctuación de una divisa concreta. “No podemos ser localistas, hay que ver que se está haciendo en Asia, en Estados Unidos o Escandinavia e invertir en las megatendencias del futuro”, defiende Luna.

“No es solo una cuestión de España, en casi todo los países occidentales nos enfrentamos a un futuro de bajo crecimiento, baja inflación y bajas rentabilidades esperadas de los activos financieros tradicionales. Los periodos de estancamiento de los mercados también deben formar parte de las previsiones de rentabilidades de largo plazo. Ese estancamiento de las inversiones en España no solo exige planteamientos a largo plazo, sino también una buena diversificación internacional”, razona Thapar.

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