1. A las empresas les asusta el riesgo: El analista Anthony Doyle explica que desde la crisis las empresas han aprovechado las políticas de bajos tipos de interés para financiarse. De esa cantidad solo han aprovechado una mínima parte para gasto de capital, el resto lo han dedicado a fusiones y adquisiciones o a recompras. “Esto sugiere que las compañías siguen siendo reticentes a asumir riesgos”, explica el experto.

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2. Los inversores no tienen dónde esconderse: Recuerda el experto que los tiempos en los que el comportamiento de renta fija y renta variable era antagónico ya se ha acabo. “Un aspecto preocupante es que la tendencia que muestran los precios de los activos globales de moverse al unísono se halla en un máximo histórico, y las correlaciones han seguido siendo elevadas incluso en periodos de baja volatilidad. Un buen susto en los mercados de inversión, que provoque caídas generalizadas del valor de los activos, podría poner verdaderamente a prueba la fragilidad del sistema financiero”, alerta Doyle.

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3. Predicciones terribles: Apunta el experto que ”el desplome sufrido por los precios de las materias primas podría presionar gravemente los balances públicos, especialmente en focos de tensión geopolítica como Oriente Medio, Rusia, Nigeria y Venezuela. Quienes pronostican (esperanzados) un repunte de los recursos podrían quedar decepcionados”.

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4. Una exposición monstruosa a los derivados:Describe Doyle que “el valor nocional de los instrumentos derivados en el sistema financiero global ronda los 630 billones de dólares. Para que nos hagamos una idea de su envergadura, el valor del PIB global es de 77,3 billones de dólares”. Recuerda que “630 billones es una cifra enorme, pero exagera los peligros que acechan en el mercado mundial de derivados. La cantidad nocional no refleja los activos en riesgo en una operación con un contrato de derivados. Según el BPI, el valor bruto del mercado mundial de derivados OTC es de 20,9 billones de dólares (cerca de una tercera parte del PIB mundial)”.

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5. No se hace lo suficiente para impedir el calentamiento global: Para el analista, el gráfico más aterrador de todos es el que describe el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es más, según datos de la OCDE estas emisiones podrían aumentar un 50% hasta 2050. “Si estas previsiones resultan ser acertadas, es de esperar que las temperaturas globales suban entre 3 y 6 grados Celsius. –explica el analista- Esto podría causar cambios naturales radicales que tendrían efectos catastróficos o irreversibles en el medio ambiente y la sociedad”.

Para Doyle “desde un punto de vista económico, el problema principal de intentar reducir las emisiones de carbono es que el mundo desarrollado debe encontrar una manera de subvencionar a los países en vías de desarrollo para que adopten tecnologías de energía renovable (más caras). Esto podría costar centenares de miles de millones de dólares. Los países en vías de desarrollo sostienen que el mundo desarrollado debería ser quien soportara el grueso de los recortes en las emisiones, ya que las emisiones per cápita en los países más ricos son más altas”.
Feliz Halloween

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