Antonio Castelo, analista de iBroker, indica que, de cara al último trimestre del año, para la bolsa española, se recomienda observar el sector financiero y bancario, que se ha beneficiado de los tipos de interés más altos y mantiene márgenes sólidos, destacando Banco Santander entre los grandes y Bankinter entre los medianos pequeños.

El sector energético y utilities también es relevante, considerado defensivo por la estabilidad de sus ingresos y su enfoque en la transición energética, con valores como Iberdrola, Endesa, Repsol y Solaria.

El sector de consumo cíclico y turismo, con la recuperación del tráfico aéreo y la mejora de márgenes en aerolíneas, es atractivo si las condiciones macroeconómicas se mantienen estables, con IAG como un valor a considerar. También se mencionan valores que han sufrido caídas pero muestran mejoras fundamentales, como Cellnex y ArcelorMittal.

Además, indica que los inversores no suelen preocuparse excesivamente por los cierres de gobierno en Estados Unidos, ya que estos eventos suelen ser breves y el mercado anticipa acuerdos transitorios. El impacto en la renta variable ha sido limitado y de corta duración, con efectos económicos generalmente restringidos. Las empresas más afectadas suelen ser aquellas vinculadas al ciclo económico y con contratos gubernamentales, aunque el efecto global es transitorio.

Un examen de cierres gubernamentales desde 1976 revela que, por ejemplo, durante el cierre más prolongado en 2018 (34 días bajo la administración Trump), el S&P 500 experimentó un aumento del 10,3%, lo que sugiere que el ruido político no siempre se correlaciona directamente con el rendimiento del mercado a medio plazo. En promedio, el S&P 500 ha mostrado poca variación durante estos episodios.

En cuanto a la volatilidad, el índice VIX tiende a subir ligeramente ante la incertidumbre política, pero los movimientos suelen ser moderados. Los bonos del Tesoro de EE. UU. a corto y medio plazo actúan como activos refugio, lo que provoca un aumento de su precio y una disminución de su rentabilidad. El dólar, aunque es un refugio global, puede debilitarse frente al euro debido a las disfunciones causadas por el cierre, si bien los cambios suelen ser poco significativos.

La principal preocupación a corto plazo reside en la suspensión de la publicación de datos económicos clave por parte de agencias gubernamentales, como la Oficina de Estadísticas Laborales o la Oficina del Censo. Esto podría retrasar la difusión de informes vitales, como el dato de empleo, dejando a la Reserva Federal sin información crucial para sus decisiones de política monetaria. Desde el punto de vista económico, el cierre reduce la actividad y afecta a los empleados públicos, pero el impacto en el PIB, aunque cuantificable en miles de millones, es relativamente menor.

En cuanto a la diferencia de rendimiento entre los mercados europeos y estadounidenses, señala de la europea incluyen valoraciones más atractivas, con la renta variable europea cotizando con un descuento significativo (cercano al 40%) en comparación con Estados Unidos, donde las valoraciones, especialmente en el S&P 500 impulsado por las grandes tecnológicas, se consideran históricamente elevadas. Aunque también con riesgos en el horizonte, con las situación política y los niveles que impactan en la deuda francesa.