Aunque hay beneficios económicos  procedentes de la integración europea, también hay costes políticos, como la cesión de la soberanía. Dentro o fuera de la UE esta disyuntiva es ineludible. Queda por ver si Reino Unido termina adoptando el llamado modelo noruego o suizo, o actúa independientemente como miembro de la Organización Mundial del Comercio, pero en ningún caso va a cambiar la interdependencia de Reino Unido y Europa, y la necesidad de ambas partes de encontrar una solución eficaz para operar en un mercado global altamente competitivo.

En lo que respecta a la economía del Reino Unido, en términos generales goza de buena salud, con un crecimiento del PIB del 2,2% y una tasa de desempleo del 5,1%. El mayor riesgo a corto plazo es una reacción negativa como consecuencia de la incertidumbre política y las negociaciones para abandonar la UE. Es probable que esto retrase las decisiones para ocupar espacios, lo cual impactará en los niveles de ocupación de las oficinas, especialmente en Londres.

Por su parte, los mercados públicos ya han reaccionado ante las perspectivas negativas y las acciones de las compañías con una exposición significativa al mercado de oficinas londinense, como Great Portland Estates, han experimentado una gran caída. Los inversores minoristas están buscando rescatar su dinero de los fondos inmobiliarios open-ended, pero los elevados niveles de liquidez no han sido suficientes y han tenido que cambiar la estrategia de precios y suspender los reembolsos. Sin embargo, este mercado representa menos del 5% del mercado británico, por lo que es posible que algunas reacciones se hayan exagerado. Además, las propiedades que tienen en cartera son susceptibles de venderse para permitir los reembolsos, pero los activos tienden a estar en el extremo más pequeño del espectro institucional.

Las acciones en el sector retail, que ya sufrieron los retos derivados del comercio electrónico y los cambios en el comportamiento de los consumidores, han reaccionado a la perspectiva de un menor gasto en consumo debido a la devaluación de la libra. Las compañías más afectadas han sido las que ya atravesaban dificultades antes del Brexit, como Debenhams, Sports Direct y Dixons Carphone, lo que significa que quizá los inversores solo están vendiendo lo que ya no funcionaba con anterioridad.

Por otro lado, los volúmenes de inversión en el mercado directo se han hundido en el periodo previo al referéndum y aunque hay muchas transacciones en proceso de venta, es demasiado pronto para apuntar tendencias en los precios. 

Como contrapunto, a corto plazo es probable que se incremente el peso de las inversiones core, en los mercados inmobiliarios de Europa Continental dado que los flujos globales procedentes de Europa se están desviando, al menos hasta que se aprecie una visibilidad clara de los precios en Londres. Los primeros signos de esta tendencia ya se manifiestan en forma de una oferta cada vez más intensa en París y en las siete principales ciudades alemanas. Las rentabilidades prime pre-Brexit en el sector de las oficinas se situaban alrededor del 3,5% en París y en el 4% en Alemania. Tras el Brexit, hemos visto un estrechamiento de 25-50 puntos básicos, lo cual aunque parece caro en relación a los índices tradicionales, todavía ofrece a los inversores una relativamente atractiva rentabilidad ajustada al riesgo, en función de las acciones o bonos.

Con el continuo flujo de capital al sector esperamos que los inversores amplíen sus horizontes más allá de los principales mercados de inversión de Reino Unido, Francia y Alemania, hacia otros mercados como Benelux, los países nórdicos o España. Irlanda ha disfrutado de un periodo de aumento de la actividad con los flujos de capital internacional dirigiéndose a Dublín. La potencial reducción de la competitividad, si Reino Unido reduce el impuesto de sociedades, puede suponer algunos vientos a favor en la economía irlandesa, lo que podría afectar al mercado de oficinas en Dublín.