A veces Europa y Estados Unidos se parecen mucho más de lo que ellos mismos creen. En cuestión de política monetaria, no obstante, lo único que les diferencia es el calendario. Mientras que al otro lado del Atlántico acabaron con sus programas de expansión cuantitativa hace ya casi dos años, aquí estamos a vueltas con una extensión del primero.

Pero lo cierto es que los inversores viven las reuniones del BCE y de la FED con la misma intensidad y con el mismo nerviosismo porque las condiciones de los mercados podrían cambiar ostensiblemente cuando en EE.UU. suban los tipos de interés y Mario Draghi anuncie un aumento del programa de compra de activos en Europa.

Centrándonos en Europa, los últimos datos que ha hecho público el BCE muestran que gracias a los 60.000 millones de euros que la autoridad monetaria inyecta cada mes en el sistema han permitido que mejoren las condiciones crediticias para las empresas en la eurozona. No sólo han aumentado las peticiones de préstamos, sino que los bancos han relajado las exigencias para concederlos.

En opinión de algunos analistas como los de Barclays, esto demuestra que esta política funciona y despeja el camino para que se produzca la extensión del QE. De hecho, el presidente del BCE, Mario Draghi, ha explicado en todas y cada una de las últimas reuniones que este programa aumentaría siempre que las condiciones lo hicieran necesario.

Por eso en JP Morgan señalan que “Draghi no perderá la oportunidad de felicitarse por el impacto que el QE ha tenido a través de los canales domésticos incluidos los tipos de préstamo bancarios”.

En la firma señala que la economía global, también la europea, se enfrenta a varios retos, entre otros el deterioro del crecimiento. Y es, precisamente esto, lo que va a hacer necesario este QE. Sin embargo estos analistas explican que “no esperamos que el BCE de ninguna señal de necesidad de respuesta inminente ante estos acontecimientos recientes, cuando todavía hay mucho estimulo ya planeado por implementarse y la economía ha reaccionado positivamente a los estímulos. Posiblemente haría falta que los PMIs cayeran en 1-1,5 puntos para que el BCE implementase medias de estímulo adicionales”.

En BofA Merill Lynch creen que el anuncio de la expansión del QE se producirá en diciembre, sobre todo después de que en los últimos días los comentarios de varios miembros del BCE hayan evidenciado que dentro de la institución aún no hay consenso al respecto. Con todo, en la entidad explican que “no descartamos del todo que el presidente Mario Draghi fuerce a tomar una decisión la semana pasada”.

Para JP Morgan lo que deberíamos esperar es que “Draghi deje la puerta abierta a la posibilidad de introducir nuevos estímulos si hace falta, pero sin dar la impresión de que lo harán de forma inminente”.

Con todo, en la firma cuentan que el BCE publicará en marzo las estimaciones de IPC hasta el 2018, y “si la estimación se acerca el 2%, no habría mucha forma de justificar más QE. Pero lo que está por ver es si en Europa las medidas actuales son suficientes para que la inflación vuelva al 2% en un tiempo razonable”.

Lo que habrá que vigilar antes y después de la reunión es la evolución del EURUSD. Para Barclays “es cuestión de tiempo que el BCE expanda el QE y eso tendrá efecto sobre la divisa, que se depreciará”. Por eso en la firma, esperan caídas del euro en los próximos meses.
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