Desde 2009 los bancos y las cajas de ahorro han sufrido una serie de operaciones de fusión, adquisición y transformación  que ha dado lugar a una reducción del número de entidades, de oficinas y de empleados. Un proceso que se ha llevado por delante un 39,1% de las oficinas, hasta las 28,123 sucursales, mientras que la platilla total del sector bancario español se ha reducido un 30,2%, hasta los 194.283 trabajadores.

De las más de 60 entidades que había en España en 2009 sobreviven 11: Banco Santander, BBVA, Banco Sabadell, Bankinter, CaixaBank, Unicaja Banco, Ibercaja, Kutxabank, Abanca y Liberbank.

El proceso de reestructuración se inició con la intervención de Caja Castilla-La Mancha por parte del Banco de España y sus  últimos movimientos han sido la compra de Banco Popular por Banco Santander y la aprobación de la fusión entre Bankia y BMN. Entre medias, se ha creado el FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria),  Basilea III y un banco malo, ha tenido lugar el saneamiento de activos inmobiliarios, dos reales decretos, la petición de “ayuda”, ha aparecido el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad), el MUS (Mecanismo Único de Supervisión), el MUR (Mecanismo Único de Resolución), la JUR (Junta Única de Resolución), se ha cedido parte de la supervisión financiera y ha tenido lugar hasta una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados, arrojando al imaginario y al vocabulario del país nuevos conceptos y siglas hasta entonces desconocidas.

La creación de Bankia, mediante la fusión de siete cajas de ahorro y de la que el Estado, a través del FROB,  tiene un 67,55% de su capital, ha sido uno de los procesos más controvertidos de esta reordenación. El director de Alphavalue, Pablo García, defiende que “la integración de las diversas cajas que configuraron Bankia fue fruto de una necesidad”. El analista de GVC Gaesco Beka, Javier Bernat, considera que “si la referencia es el retorno de capital, se puede decir que fue un error debido a que antes de su intervención Bankia no superó el coste de financiación de su capital y no se alcanzaron las sinergias previstas. Sin embargo, argumenta que estratégicamente la integración de las cajas de ahorro originarias fue un acierto, en base a que mejoró su cuota de mercado con un bajo nivel de duplicidad y a que se logra que Bankia se mantenga como el cuarto grupo bancario de España, con un ratio ROE del 8,3%.

Sobre la salida del Estado de su accionariado, García resalta que “es sabido que el Estado no pretende estar a largo plazo en la entidad” a pesar de que el proceso de privatización se ha pospuesto dos años. García, que considera que “el futuro es esperanzador para Bankia, apunta que habrá nuevas colocaciones a corto plazo. El director del departamento de análisis de Link Securities, Juan J. Fernández-Figares, recuerda que “existe el compromiso de salir del accionariado de la entidad antes de finales de 2019, aunque este plazo puede ser modificado, entendiendo que en función de cómo estén los mercados en ese momento para evitar malvender la participación”.

Así, el pasado, el presente y el futuro de Bankia están relacionados con el FROB, una institución que según el director de Alphavalue, cada vez debería ser menos relevante. El analista de GVC Gaesco Beka prevé que el papel del FROB siga siendo el mismo y aunque espera que cuando haya cumplido su objetivo se extinga, no descarta “otras posibilidades como su salida a Bolsa o que se integre en cualquier organismo de supervisión o resolución bancaria”

El Estado utilizó al FROB para conceder las ayudas públicas que el sector financiero necesitó. Según los últimos datos del Banco de España, a 31 de diciembre de 2016, de los 54.535 millones concedidos, la banca ha devuelto 3.873 millones. Y lo que es peor, estima que solo son recuperables otros 10.402 millones. Sobre la recuperación de dichas ayudas Fernández-Figares no cree que se puedan recuperar en su totalidad “pero parte de ellas sí, mediante la venta de las participaciones que tiene el Estado en estas entidades, como es el caso de Bankia”. Por el contrario, Bernat apunta que “a fecha de hoy, la devolución de las ayudas sólo es una cuestión de tiempo”.

Aunque parece que en estos años la situación ha mejorado todavía queda trabajo por delante. Así lo señala tanto la propia entidad que preside Luis María Linde como el Banco Central Europeo (BCE) alientan a que los bancos españoles se fusionen para dar lugar a entidades de mayor tamaño y mayor rentabilidad. Por el contrario, para Fernández-Figares “en lo que hace referencia al proceso de concentración en el sector español queda poco por hacer”. Javier Bernat afirma que “aún persiste un escenario de bajos tipos de interés como el actual, la débil demanda de crédito y la amenaza de las fintech permite anticipar que el proceso de consolidación bancaria continuará, pero no tanto debido a que alguno que otro banco no sea  viable, sino más bien a dificultades para lograr que el retorno del capital supere el coste de financiación”.

Pablo García subraya que “Bankia y Liberbank parecen las más cercanas a ser compradas” y considera a la entidad que lidera Manuel Menéndez junto a Abanca, Ibercaja, Unicaja o Kutxabank, como las que “podrían estar bajo el espectro de fusiones”. En esta nueva etapa de operaciones corporativas, Fernández-Figares afirma que BBVA, Banco Santander y CaixaBank “por tamaño siguen siendo las entidades más capacitadas”, aunque considera que a corto plazo “su estrategia está orientada más a consolidar sus adquisiciones que a realizar nuevas”.

Con todo lo sucedido, la principal cuestión de este proceso es si podría haber realizado de otro modo o, al menos, haberlo reconocido antes. En su valoración, el director de Alphavalue indica que “a pesar de la utilización de dinero público, que siempre es muy criticada, creo que se causó menos mal que el que hubiéramos vivido si hubiéramos esperado más. El proceso ha sido duro, con un rescate bancario no siempre entendido. Pero la salud de nuestros bancos ahora no es una amenaza para el crecimiento económico saludable de nuestro país”. Coincide así con el director de análisis de Link Securities, quien afirma que “el sector bancario español lleva reestructurándose desde finales de los años 80. En los últimos años probablemente hemos asistido a casi el final de este proceso. Con ello,  considera que la banca española es una de las más competitivas de Europa “en términos de eficiencia operativa, ha salido fortalecida y se encuentra en mejor posición para competir que otros sectores como el alemán o el italiano, que llevan mucho retraso en su proceso de reestructuración”. Con todo, parece que el sistema bancario español está viviendo los últimos instantes de una reestructuración que ha dejado una banca más saneada, a pesar del retraso y los errores que se han cometido en el camino, y a la que ya solo le queda por delante alguna operación corporativa, no ya porque alguna de las entidades no sea viable, sino para buscar una mayor rentabilidad.

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