El movimiento podría costar al país unos 120.000 millones de dólares, ya que el precio actual no es rentable. De hecho, los precios actuales del petróleo están significativamente por debajo de los niveles de break-even de todos los productores de la OPEP. Es difícil prever que estos precios puedan sostenerse sin recortes significativos en los programas fiscales, lo que a su vez llevaría a un importante malestar.

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Si los precios del petróleo se mantienen en un promedio de 35 dólares por barril el resto de 2020, el flujo de caja de todo el año para las compañías petroleras integradas se reducirá entre el 50% y el 60%. Los dividendos de todas las compañías integradas no están cubiertos a 35 dólares por barril. Si bien no creemos que los recortes de dividendos se produzcan a corto plazo, sin una recuperación del precio del crudo serán irremediables. Ninguna parte de la industria petrolera trabaja de forma rentable a 30 dólares el barril.

Las compañías petroleras que cotizan en bolsa y que operan en este entorno se encuentran en su momento más frágil de los últimos 20 años. Los inversores han estado desinvirtiendo a medida que las preocupaciones ambientales, sociales y de gobernanza empresarial animaban a desviar el capital hacia el sector de las energías renovables. Los riesgos que amenazan el equilibrio en el mercado de petróleo para los próximos meses vienen por el lado de la demanda, y la acumulación de grandes inventarios será inevitable en los próximos meses. Además, si miramos al período 2021-2025, el mercado del petróleo estará infra abastecido y necesitamos que la OPEP aumente la producción por encima de su capacidad de reserva actual.

Así que irónicamente, la forma de ver el mercado del petróleo es simple. Cuanto más tiempo permanezcamos con los precios actuales, más oferta se eliminará de la industria. Esto prepara al mercado para un período de restricción significativa y precios mucho más altos, cuando finalmente entremos en un período de demanda estable y de reabastecimiento. Para esta estabilidad, necesitamos que el coronavirus (COVID-19) se disipe, que la actividad industrial se reactive y que las industrias se desabastezcan. A muy corto plazo es difícil que esto suceda, pero si miramos más allá del corto plazo, el riesgo al alza de los precios del petróleo es significativo.