Ante la escalada del petróleo, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, propuso la semana pasada reducir el IVA sobre los carburantes cuando el precio del crudo supere un determinado umbral. El planteamiento de Sarkozy no ha sido bien recibido por sus socios de la UE y, hoy, Solbes ha reiterado que esa no es la mejor opción si queremos reducir el consumo de petróleo y aumentar la eficiencia energética.El vicepresidente ha admitido, sin embargo, que hay "distintos sectores con problemas diferentes" por el encarecimiento de la energía. Y ha recordado que el Gobierno español ya está negociando con los transportistas y los pescadores, y también ha recibido peticiones de ayuda desde el sector agrario.En el caso de la pesca, ha recordado que la UE permite a los Estados conceder ayudas "de mínimis" -sin necesidad de notificarlas a Bruselas, con un límite por empresa de 30.000 euros-.En otros sectores, cuya fiscalidad es diferente, hay otras opciones, ha apuntado, más relacionadas con la competencia, que "se pueden analizar".También sobre la propuesta francesa de reducir el IVA, el ministro alemán de Economía, Peer Steinbrück, ha recordado el acuerdo alcanzado por el Ecofin (ministros de Finanzas de la UE) en 2005, en la ciudad británica de Manchester, de no adoptar medidas fiscales ante la subida del petróleo."Deberíamos respetar ese compromiso de no reaccionar políticamente" al encarecimiento del crudo, ha reseñado el ministro alemán.El ministro holandés, Wouter Bos, ha destacado, por su parte, que Francia "ya tiene bastantes problemas para reducir su déficit público" y apuntó que una bajada de impuestos "no se lo haría más fácil".Bos ha considerado que "tenemos que acostumbrarnos a convivir con precios altos del petróleo" e intentar reducir la dependencia de la economía europea de ese tipo de energía.Tanto Solbes como su homólogo holandés se han mostrado preocupados por la elevada inflación -según los primeros datos, en mayo en la eurozona se mantuvo en el 3,6%, y en España llegó al 4,7%-, pero coincidieron en atribuir el grueso de la subida a los alimentos y los productos energéticos.Solbes ha incidido en que, en el caso español, si se excluye el impacto de esos dos elementos, el IPC estaría por debajo del 3%.El vicepresidente ha reconocidoque, en ese contexto, es muy difícil contener el avance de los precios, pero destacó que es especialmente importante evitar los efectos de "segunda ronda", es decir, el contagio de la subida a otros precios y a los salarios.Bos ha hecho hincapié en que, al ser el encarecimiento de la energía y los alimentos un problema global, hacen falta soluciones globales, y consideró que lo único que puede hacer la UE es reducir su dependencia energética e introducir más flexibilidad en el mercado laboral.