Es un interés que ya viene desde hace meses. En concreto desde que el propio presidente de ACS manifestara su intención de elevar su participación en Iberdrola “para posicionarse como accionista de referencia”. Dicho y hecho. Florentino Pérez se ha asegurado el 12,6% del capital de la eléctrica antes de llegar a la junta de accionistas – que se celebrará el próximo 20 de marzo- para “contar con un papel destacado en el desarrollo de la compañía”, admitía el propio Pérez en la junta de la constructora. Y la cosa no queda ahí. ACS recibirá 6.078 millones por la venta de su paquete (35%) en Unión Fenosa. Dinero con el que la compañía no sólo reducirá su endeudamiento sino que además destinará a llenar de
Iberdrolas su cartera.

Pero el cartel de Stop lo sostiene Ignacio Sánchez Galán que “no está dispuesto a que otro accionista entre en el grupo en el que él mismo no tiene todo el control”, admite José Lizán, analista de Nordkapp. Y recuerda que es una compañía con un accionariado “muy disgregado en el que BBK controla un 7,18% y Bancaja mantiene el 6,03% del capital de la eléctrica”. El director de renta variable de Gestifonsa, Diego Herrero reitera esa idea: “es un tema político a nivel de empresa, lucha de poder”. El presidente de Iberdrola está totalmente asentado en el poder de la compañía- es presidente ejecutivo- por lo que “el que un socio mayoritario meta un pié en el Consejo de Administración podría quitarle ese poder”. Herrero explica que “ahora nadie le tose pero si entrara ACS comenzaría a tener algún consejero que pudiera no estar de acuerdo con lo que se está haciendo. Es una lucha ridícula”, sentencia.

Y las evasivas que ha puesto Galán a su homólogo en ACS han sido diversas. La más repetida fue que su presencia en Fenosa imposibilitaba un sillón en el consejo pues “es un competidor directo y por ley no puede entrar”. Ahora, tal y como adelantaba Florentino Pérez “ya no hay excusas”. Pero el miedo y la desconfianza siguen marcando los pasos del ‘espada’ de Iberdrola. Y no es para menos. Julián Coca, analista de Inversis Banco admite que “la razón principal es que no quiere tener a una empresa que ha anunciado hacerse con una participación importante y cuyo objetivo parece que es quedarse con Iberdrola”. Por lo tanto, advierte el experto “se trata de una estrategia”.

Estrategia lógica y que, a juicio de los analistas, favorecerá a ambas compañías. Para empezar, porque “eliminaría la tensión que existe”, explica Oscar Moreno, gestor de fondos de Renta 4. “Estamos hablando de ACS, una compañía que tiene un porcentaje importante en el capital de Iberdrola por lo que, a primera vista, parecería coherente que quiera sentarse en el consejo de administración”, señala. Además, este analista reconoce que “no es la primera vez que se oyen noticias similares aunque siempre han sido desmentidas”, por lo que habrá que esperar a ver qué ocurre en esta ocasión”. Una decisión lógica pues “cuando tienes un accionista tan importante lo lógico es que esté involucrado en la opinión de esa gestión” explica Diego Herrero. Laura Proubasta, analista de Agenbolsa admite que “sería muy bueno de cara a su negocio por la diversificación que eso supondría”. Pero, por el momento, “habrá que ver la evolución de la negociación en las próximas sesiones”. Desde Inversis Banco reconocen que la parte positiva para Iberdrola llega porque “reafirma ese movimiento corporativo que habría alrededor suyo”, y por otro lado, sería bueno para la compañía de Florentino Pérez porque “daría cierta sensación de que Iberdrola hubiese dado un poco por perdida la batalla”.

Perdida o no, en sí la batalla generará altos beneficios bursátiles a Iberdrola. El analista de Nordkapp admite que “será la gran beneficiada ya que en el momento en que salga alguna noticia o rumor se calentará la acción”.

Los últimos movimientos de ACS

La constructora que preside Florentino Pérez ha dado un paso al frente en su intención de reforzarse en la eléctrica vasca. Para ello, la compañía dio orden a Caja Madrid para ejercitar sus derivados por el 5,2% de Iberdrola y comprar 257 millones de acciones a Natixis, a un precio de 5,43 euros por título, que supone un desembolso de 1.400 millones de euros. Con esta operación ACS – que controlaba un 7,74% de manera directa y un 5,2% en derivados- pasaría a ostentar la participación total de manera directa antes del 20 de marzo.

Precisamente será en esa fecha cuando se prevé que la junta de Iberdrola vote las modificaciones estatutarias de varios artículos que podrían dificultar la llegada de ACS a la eléctrica, ya que limitan la entrada de competidores. Iberdrola considera que Dragados – filial de ACS– compite con su división de ingeniería en tanto que los parques eólicos de la constructora chocan con su filial de renovables. La eléctrica además tiene previsto pagar una prima de asistencia de 0,005 euros por cada título, lo que puede reportar una jugosa cantidad a las cuentas de la constructora.