Los expertos, entre los que figura el economista español José Pérez Fernández, también proponen crear un nuevo órgano, el consejo europeo de riesgos sistémicos, liderado por el presidente del Banco Central Europeo y responsable de garantizar la estabilidad financiera.

Este consejo deberá emitir alertas prudenciales cuando vea la estabilidad financiera amenazada, de seguimiento obligatorio, y mantenerse en contacto con las autoridades internacionales, como el FMI.

Para pasar de la situación actual, en que la supervisión es competencia exclusiva de las autoridades nacionales y los comités europeos de supervisores tienen carácter meramente consultivo, al sistema integrado, De Larosière y sus compañeros proponen un proceso en dos etapas.

Entre 2009 y 2010 habrá que reforzar a las autoridades nacionales de supervisión, y la Comisión Europea, en colaboración con los comités europeos de supervisores bancarios (CEBS), bursátiles (CESR) y de seguros (CEIOPS), examinará el grado de independencia de los organismos nacionales.

En esta primera fase, el ejecutivo de la UE también debe poner en marcha el proceso legislativo para transformar a los tres comités citados en autoridades europeas, que contarán con un presupuesto adecuado, procedente de las arcas comunitarias.

También será necesario desarrollar una regulación financiera en la UE más completa y armonizada.

En la segunda etapa, entre 2011 y 2012, deberán crearse las autoridades europeas de banca, seguros y bolsa, en cuyo consejo se sentarán los presidentes de los organismos nacionales.

Sus máximos responsables serán profesionales totalmente independientes y su designación, para mandatos de ocho años, tendrá que recibir el respaldo de la Comisión, el Parlamento Europeo y el Consejo.

Los expertos plantean que las decisiones de estas autoridades tengan carácter vinculante y también podrán mediar en disputas entre los organismos nacionales.

El grupo encabezado por De Larosière recomienda que los trabajos para poner en marcha ese nuevo modelo de supervisión empiece de inmediato.

En su primera reacción tras la presentación del informe, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, se mostró de acuerdo en la necesidad de que la UE cuente con un sistema integrado de supervisión.

Durao Barroso recalcó que la propuesta, inspirada en el funcionamiento del BCE, no plantea un modelo centralizado y supranacional y confió en que los Veintisiete sean capaces de llegar a un acuerdo al respecto.

"Si no se ponen de acuerdo ahora, no se logrará nunca", destacó el político portugués, que incidió en que, "si queremos reforzar la confianza en el sistema económico europeo y también político" es necesario un modelo de supervisión mucho más integrado que el actual.