La balanza comercial, tradicionalmente positiva con economías como la Unión Europea o EEUU, se ha hundido casi por completo, mientras que se situó en los rojos con el resto de Asia por primera vez en tres años.

Con la UE, el superávit comercial de Japón se desplomó un 92,3 por ciento, hasta los 26.600 millones de yenes (274,8 millones de dólares), por quinto mes consecutivo, mientras que las exportaciones se redujeron un 47,4 por ciento con respecto a enero de 2008, el ritmo más rápido jamás registrado.

La profunda crisis que también vive Estados Unidos, el principal socio comercial nipón, se ha trasmitido al país asiático, con una caída de las ventas a la mayor economía mundial en un 52,9 por ciento y una reducción del superávit del 75,3 por ciento.

Con estos datos, los grandes exportadores japoneses se han visto obligados a recortar sus previsiones y han arrastrado a la bolsa y a todos los sectores productivos y financieros.

El mayor déficit comercial de la historia, en un país orientado a la exportación, es una de las peores noticias posibles y en esta ocasión los negativos datos macroeconómicos se han sumado a una caída de Producto Interior Bruto inédita en 35 años, del 12,7 por ciento entre octubre y diciembre.

El déficit comercial registrado en enero se une al de los tres meses anteriores, algo que no ocurría desde 1979, cuando el dato comenzó a calcularse en plena crisis del petróleo.

Ni siquiera la caída de las importaciones en un 31,7 por ciento, por una reducción de la factura del crudo en un 64,2 por ciento, contribuyó a compensar para Japón la abrupta bajada de la demanda mundial.

La exportaciones de vehículos, componentes de automóvil y semiconductores fueron los más afectados, lo que ha empujado a las grandes corporaciones niponas a las pérdidas y a que el Estado salga en socorro del tejido empresarial.

Según Akira Maekawa, analista japonés de UBS Securities citado por la agencia local Kyodo, "las empresas e inversores están esperando a que el plan de estímulo de EEUU vea la luz y anime a los mercados y a los importadores norteamericanos".

Como medida de emergencia, el Gobierno japonés planea utilizar fondos públicos para adquirir directamente acciones de la Bolsa de Tokio y así frenar la caída de las cotizaciones que en lo que va de año han perdido casi un 20 por ciento y ahora se sitúan en los niveles de hace 26 años.

Si las pérdidas comerciales se unen a las financieras, el fiasco japonés para cuando termine el año fiscal de 2008 en marzo podría superar las previsiones y obligar al Gobierno a tomar nuevas medidas de emergencia.

Por el momento, el Ejecutivo ha anunciado planes de ayuda a empresas por valor de tres billones de yenes (32.620 millones de dólares), por el que se han mostrado interesadas las principales multinacionales japonesas, como Nissan o la aerolínea JAL.

Además, el Banco de Japón (BOJ) comprará acciones afectadas por el colapso del sector financiero a los bancos nipones, después de que hayan previstos unas pérdidas históricas para cuando termine el actual año fiscal.

Por el momento, Japón no ha recurrido a medidas de ayuda empresarial que choquen con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) aunque, según dijo hoy el director general de la institución, Pascal Lamy, en Tokio, Japón sería la mayor víctima del proteccionismo.

Lamy pidió al Gobierno nipón que resista las tentaciones de aumentar las barreras comerciales, ya que es un país "particularmente vulnerable" en el contexto de crisis actual por su dependencia del sector exportador.