El hecho más significativo en la actividad de Eurotunnel el pasado año fue el incendio ocurrido en septiembre, que obligó primero a cerrar completamente durante varios días, y luego a mantener muy reducida su actividad de transporte de convoyes de vehículos (la mitad de lo habitual) hasta el pasado 9 de febrero.

La empresa señaló que el impacto financiero de los daños de este incidente se limitó a la franquicia de 10 millones de euros que tuvo que abonar para activar el seguro que cubría daños materiales y pérdidas de explotación a una altura de 900 millones.

Estos hechos pesaron sobre la actividad y así la facturación se redujo un 2% a 704 millones de euros, lo que se explica por la caída del 7% a 431 millones en los convoyes ferroviarios de vehículos, que no pudieron ser compensados con los ascensos de los trenes de pasajeros (+7% a 260 millones) y el resto de los ingresos (+7% a 13 millones).

El nivel de endeudamiento bruto a finales del pasado ejercicio era de 268 millones de euros, el mismo que registraba un año antes.

La empresa indicó que propondrá a la asamblea general el pago de un dividendo de cuatro céntimos de euro por acción, que sería el primero en la tormentosa historia de Eurotunnel, iniciada en 1986 con grandes expectativas para la construcción del túnel, que luego se vieron convertidas en un enorme y muy prolongado fiasco financiero.

El anuncio del primer dividendo de Eurotunnel fue recibido con optimismo por los mercados, y la prueba es que sus acciones se revalorizaban más del 14% en la Bolsa de París a las 9.05 GMT, dos horas después del inicio de las operaciones.