"Esta situación marcará al sector hasta 2015, hasta reconvertirse en un negocio mucho más industrial, en el que los márgenes brutos se reducirán al 10-15%, como mucho", añadió. Se mostró escéptico ante la entrada de las entidades financieras en el negocio inmobiliario, ya que, aunque su objetivo es liquidar los activos que se están quedando, "así nacieron algunos de los grandes grupos".

En la estructura financiera de las inmobiliarias del futuro será mucho más importante la existencia de fondos propios, en tanto que el apalancamiento será limitado y estará ligado al producto y al cliente final. De cara al futuro, "habrá que inventarse la forma de crear nuevo suelo", dijo Abánades, porque a su juicio "no se va a financiar fácilmente, sobre todo, el rústico y a cualquier comprador o cualquier empresa", situaciones que se han dado en los últimos años.

"Habrá menos liquidez, una demanda a medio plazo más sostenida, sector menos atomizado", pronosticó el presidente de Afirma, al tiempo que aseguró que las empresas "miraremos al exterior para buscar oportunidades con mucha más ambición que hasta ahora".