Muchos analistas llevaban meses avisando de la continua caída de las reservas internacionales y los problemas que podrían provocar a la hacienda de este país. Pero sin embargo el único cambio en la política argentina fue un cambio radical en el gobierno y en la dirección del Banco Central Argentino.


Nada ha funcionado. La intervención constante de la autoridad monetaria en los mercados para sostener el tipo de cambio ha provocado que las reservas hayan caído un 25 desde el pasado mes de junio. Tanto, que el Banco Central decidió no intervenir en el mercado durante casi toda la jornada provocando la
mayor devaluación del peso desde que se interrumpió la paridad con el dólar en mayo de 2002.

Sólo ayer al final de la sesión la autoridad monetaria intervino gastando alrededor de 100 millones de dólares que lograron llevar el cambio otra vez por debajo de los 8 dólares el peso.

Así, en los últimos tres días el peso argentino ha caído más de un 20%.

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La caída de las reservas en un país con una elevada deuda internacional y un déficit energético que ronda los 6.000 millones de dólares al año hace que muchos expertos comiencen a pensar ya en un nuevo default.

De hecho, hoy James Barrineau, corresponsable de deuda emergente de Schroders afirma “con ninguna respuesta política al problema, excepto un control de capitales que no estaba funcionando, la actual era una crisis de la que todo el mundo hablaba”.

Esta mañana, sin embargo, el jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich, anunció que se levantará la prohibición para la compra de divisas para ahorro y se reducirá al 20 por ciento desde el 35 por ciento el impuesto que los argentinos deben pagar para adquirir moneda extranjera, según apunta la agencia Reuters.

"Esta decisión obedece a que en el marco de la política cambiaria de flotación administrada el tipo de cambio el Gobierno considera que el precio de la divisa, es decir del dólar, ha alcanzado un nivel de convergencia aceptable para los objetivos de la política económica", declaró Capitanich.

Pero los expertos no parecen entender muy bien esta medida. De hecho, el experto de Schroders afirma en una nota que “esta medida se ha designado para crear pánico”. Y continúa “no podemos recordar ninguna respuesta más incoherente para un mercado emergente en crisis”. De hecho apunta que todas estas políticas adoptadas por el ejecutivo de Fernández de Kircnher podrían llevar a una recesión, mayor inflación y una crisis política que podría llevar, incluso, a un cambio de liderazgo.

No son los únicos, en JP Morgan afirman que en otras circunstancias podría considerarse que las autoridades argentinas están decidiendo atajar el problema con estas medidas. De hecho, los analistas de la firma apuntan que podrían estar “cogiendo la bala con los dientes”, sin embargo a ellos les preocupa que lo estén haciendo sin haberse asegurado de “tener una dentadura nueva”.

Los expertos de este banco creen que, entre otras cosas, las decisiones del gobierno no han ido acompañadas de una subida de tipos de interés. Sobre todo en un país en el que la inflación ronda el 30%.

Por último James Barrineu finaliza su nota con un claro consejo y dice: “cualquier argentino que pueda recordar los acontecimientos de 2001, el default y la devaluación, debería concentrarse solamente en convertir sus ahorros a dólares”.

La situación es tan preocupante que, tal y como se puede observar en esta tabla, Argentina es en estos momentos el país que, según muestran los CDS, está más cerca de declararse -de nuevo- en default. 

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Todo el mundo, además, habla de contagio y en Schroders alertan de las posibles consecuencias para Brasil, Uruguay y Chile. De hecho ellos apuestan por reducir las exposiciones de las carteras en estos países.