En estos momentos, el peso se devaúa alrededor de un 15% frente a la divisa estadounidense que ha llegado a cotizar por encima de 8 dólares. La mayor caída desde que el peso abandonó la paridad con el dólar en mayo de 2002.


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Los expertos afirman que esta caída en la divisa marca un punto de inflación en la política del país que en los últimos años –tras abandonar la paridad - ha mantenido el cambio a través de la venta de divisas en los mercados.

De hecho, ayer los operadores de divisas en el país afirmaban con sorpresa que el Banco Central no había intervenido en los mercados. Y eso pese a que la presidenta Cristina Fernández había asegurado en varias ocasiones que no devaluaría la divisa.

Sin embargo las intervenciones en el mercado han provocado que las reservas internacionales hayan caído más de un 30% hasta niveles de los últimos siete años en menos de 29.500 millones de dólares.

Las reservas de divisas son cruciales para que el país realice los pagos a sus acreedores. Los datos de Bloomberg muestran que desde que la presidenta cambió su gabinete y al gobernador del Banco Central el pasado de noviembre el peso ha caído un 25%.

Sin embargo, Reuters afirma que el jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich, afrimaba hoy que la caída de ayer de la moneda, de un 3,3 por ciento, se debió a las fuerzas de la oferta y la demanda.

"No ha sido una devaluación inducida por el Estado, en definitiva para aquellos amantes del libre mercado, la oferta de divisas es la que se expresó ayer en el mercado de cambios", afirmó Capitanich.

Según afirman también los expertos consultados por la agencia, la caída de la divisa añade presión a los precios en el país sudamericano, que registra una de las tasas de inflación más altas del planeta que este año se espera supere el 30 por ciento.