Gregorio Gil de Rozas, el responsable de pensiones de Willis Towers Watson comenta que
, “ creo que la ministra está siendo muy generosa al decir que el modelo actual es sostenible. Está claro que en el medio y largo plazo con la deriva demográfica de este país, el sistema va a tener que afrontar unos retos muy importantes. Eso sí, hay que decir que aunque siempre va a existir un sistema y que todo el mundo va a cobrar una pensión. Eso sí, las pensiones van a tener que ser menores”.
 

La última reforma de este sistema ya aplicaba el llamado factor de sostenibilidad por lo que las pensiones se van a ligar a la esperanza de vida, lo que implicará una reducción de sus mensualidades a los nuevos jubilados de un 5% cada cinco años desde que se ponga en marcha en enero de 2019. Esto implica que las personas que se jubilen dentro de 27 años cobrarán una pensión un 25% inferior a las actuales, según los cálculos de esta entidad. Si a esto se le añade que alrededor de un 70% de los mayores de 65 años de nuestro país tienen en la jubilación su única fuente de ingresos y que la pensión media es de poco más de 1.000 euros parece claro que el sistema tiene un problema, y grave.
 
Pero quizá más acuciante son los datos que conocemos mes a mes sobre la hucha de las pensiones. Esa bolsa de dinero que el estado guardaba para hacer frente a los pagos mensuales cuando la situación de la economía fuese mal. Según los datos de Willis Towers Watson, el Fondo de Reserva de la Seguridad Social (FRSS) podría agotarse en 2018 si no se llevan a cabo reformas sustanciales. ¿Qué pasará si las reformas no llegan a tiempo? En opinión de este experto “como no se han hecho los deberes con la previsión suficiente probablemente vamos a tener que asumirlo con más impuestos”.

evolución de la hucha de las pensiones

 
El principal reto del sistema, según estos expertos es el incremento continuado del colectivo de pensionistas, en una tasa anual promedio de más del 4% hasta 2030, según los propios datos del INE, en comparación con el número de cotizantes en activo.
 
A ello se une el actual entorno de tipos bajos e incluso negativos, que hace insostenible en el corto y medio plazo la rentabilidad anual promedio acumulada de las inversiones del FRSS en 2015 (4,79%). Según señala Gil de Rozas, “hubiera sido necesario un cambio en la política de gestión de las inversiones, que hubiera contemplado no solo la deuda española como única opción de inversión, sino que hubiese apostado por la diversificación, algo común en fondos de otros países de similares características”.
 
Independientemente de cómo acabe la tercera reforma de las pensiones en los últimos cinco años, lo cierto es que los expertos creen que ha llegado el momento de incluir a las empresas en el sistema reforzando lo que la industria llama el segundo pilar.
 
En el mundo hay varias experiencias en las que son las propias compañías las que comienzan a ahorrar de forma obligatoria, o casi, para la jubilación del empleado.  En el Reino Unido, por ejemplo, las compañías retienen –a no ser que el trabajador exprese su disconformidad- una parte del salario que va destinada al ahorro a largo plazo. Las compañías y el Estado, por su parte, colaboran también en ese ahorro. En los primeros  años este sistema británico parece estar muy buen resultado.   Eso sí, este sistema implicaría un aumento de los costes para los empleadores.
 
Gil de Rozas explica que “el coste debería crecer poco a poco. Los propios partícipes comenzarán a tomar contacto con esta realidad”, dice el experto a Estrategias de Inversión.
 

Aunque la industria de la gestión de planes de la pensión pide desde hace mucho tiempo que el estado aumente los incentivos fiscales para que aumente el ahorro que los españoles canalizamos a través de este tipo de instrumento, el experto de Willis Towers Watson considera que “los incentivos debería más hacia el segundo pilar, hacia las empresas”.
 
En su opinión, se deberían focalizar todos los incentivos en el segundo pilar y el tercero debería estar ahí por defecto, para quien quiera.  Apunta también que “los planes de pensiones históricamente han dado menos rentabilidad y tienen unos costes más altos”.