Los mercados de renta variable han conseguido unas mayores ganancias en medio de una mejora continuada del entorno económico. Los indicadores de las principales zonas geográficas sugieren que el ciclo está ganando impulso al mismo tiempo que los resultados del cuarto trimestre apuntan a una recuperación incipiente.
La renta fija es uno de los activos sobre los que los inversores no quitan la vista, sobre todo en un mundo en el que se esperan subidas de tipos de interés y la vuelta de la inflación a escena. Hablamos con el director de High Yield y Deuda financiera de EdRAM, que nos cuenta dónde pueden los inversores encontrar las oportunidades.
La tendencia reflacionaria disparada por la elección de Donald Trump continuó en diciembre. Durante el mes asistimos a un fuerte repunte de la renta variable europea después de la mala rentabilidad que registró en noviembre.
A pesar de los riesgos políticos a los que se enfrentan los mercados (en Estados Unidos, la posibilidad de que Donald Trump pueda convertirse en el próximo presidente lo que constituye un misterio para la mayoría y en Italia, el resultado del referéndum constitucional), creemos que los principales motores que dirigen los activos de riesgo se han fortalecido ahora que la política de tipos de interés de la Fed parece que va seguir siendo benigna.
Creemos que durante el verano hemos de estar atentos a tres cuestiones fundamentales. En primer lugar, el Brexit, que podría traer consigo efectos negativos que en parte han sido olvidados por los inversores.
Dado que se trata de instrumentos híbridos, a mitad de camino entre los bonos y las acciones, gracias a lo cual ofrecen a los inversores “lo mejor de los dos mundos”, los convertibles desempeñarán un papel fundamental este año. Lo que los diferencia de otras clases de activo es su convexidad.
Raphaël Chemla, director de High Yield y Deuda Financiera de Edmond de Rothschild AM, analiza la situación del mercado de renta fija y las oportunidades en el segmento de high yield.
En cuanto a la renta variable, seguimos convencidos que las acciones europeas, y en particular las de la zona euro, tienen potencial de revalorización. El ciclo continúa cogiendo fuerza y las compañías siguen beneficiándose de un euro débil, de débiles precios de las materias primas, de la recuperación económica y de unos reducidos costes laborares unitarios.