Pensábamos que los elevados precios del crudo, con subidas este año por ejemplo en el caso del Futuros del petróleo algo por debajo del 50% anual que había llegado para quedarse. Eso nos indicaban casi todos los analistas, de forma generalizada, que indicaban en los últimos tiempos precios medios que oscilaban, tanto para la segunda parte del año, como para la primera de 2023 entre los 130 y los 150 dólares el barril.
Niveles, por encima de los actuales, anticipando que el invierno estaba llegando, cual Juego de Tronos con la vista puesta en Rusia y en la más que clara posibilidad de que dejara de surtir energía, petróleo y gas que van de la mano, durante una fría estación que comienza en diciembre. Eso era el lunes mismo con un explosivo informe de JPMorgan Chase que marcaba escenarios horripilantes en el precio del crudo.
El informe de la firma norteamericana que destacaba Bloomberg traía a colación la posibilidad de que Rusia se diera el lujo de recortar su producción diaria en 3 millones de barriles. Eso, decían, llevaría consigo que el precio del crudo se elevara hasta los 190 dólares el barril
Pero la cosa iría mucho pero que mucho peor si ese recorte, en un escenario que ya desde JPMorgan Chase calificaban de francamente extremo, Rusia apostara por recortar en nada menos que en 5 millones de barriles diarios su producción, eso llevaría en los mercados internacionales al precio del crudo a subir hasta los 380 dólares, exactamente el doble.
Pero al día siguiente, el martes, desde Citigroup, dos analistas, Francesco Martoccia y Ed Morse apostaban por todo lo contrario. En una nota de la también firma americana, indicaban que en ausencia de intervención de la OPEP+ y ante lo que esperan sea una caída constante de las inversiones petroleras a futuro, el precio del crudo descenderá. Y todo a cuenta de las peores perspectivas económicas globales.
Con la recesión a cuestas, desde Citigroup afirman que con una más que posible recesión, los precios del crudo bajan hasta su coste marginal y que la demanda solo se vuelve negativa con esos crecimientos negativos que ya se descuentan en el mercado. De ahí que cifren en 65 dólares el precio del barril, antes incluso de que termine el ejercicio.
La evolución real ahora mismo del petróleo tiene una doble vertiente. Por un lado, el contado, con caídas a plomo en la semana del 7,7% para el barril y que alcanzan, en el mes, recortes que superan el 13%. En el trimestre el avance es solo de medio punto, pero en el año, con ese tope rozando los 140 dólares que vimos en marzo, sube todavía un 35%.
Y por el otro los futuros. Como vemos en imagen, los contratos de futuros ya descontaban desde la pasada semana precios por debajo de los 100 dólares, pero más elevados que los actuales. Aunque lo cierto es que, con la incertidumbre a cuestas que vemos en esas diferencias de hasta 315 dólares para el crudo en los mercados internacionales, nadie sabe a ciencia cierta lo que ocurrirá. Precios que oscilan para los vencimientos de enero febrero y marzo de 2023 entre los 92,63 y los 89,76 dólares.
Desde S&P Global consideran que, a final de año, el coste del crudo se colocará algo por encima de los 100 dólares. Pero ahora mismo es una verdadera incógnita. Aunque en Europa, algo que sí debemos tener en cuenta, es la caída de la relación entre el euro y el dólar a la hora de fijarnos en el precio del petróleo. Ya que el barril se paga en dólares el recorte, cada vez más cerca de la paridad de la moneda única, puede poner serios aprietos el coste de esta materia prima en el Viejo Continente.
Así que nos costará más caro, porque lo pagamos en billete verde, aunque las dos posibilidades, barato con cruda recesión o caro por el efecto ruso, son dos opciones en la que no nos quedamos con ninguna ya que las dos son nefastas.