La inflación nos seguirá pasando factura al menos hasta mitad de año

La inflación no es ni de lejos solo cosa de España. De golpe hemos pasado en un año de niveles mínimos a registrar aumentos del 6,5% al cierre del pasado ejercicio. Ni que decir tiene que hablamos de una de las derivas que nos deja la crisis pandémica, más allá de todo lo demás.

La buena noticia, que lo es, es que, en enero, en el dato adelantado que ha de confirmarse más adelante, el próximo 15 de febrero donde conoceremos ya detalles de su evolución, nos deja una caída de medio punto en los precios de consumo hasta el 6%. No se trata ni mucho de tirar cohetes y celebrarlo como un cambio de sesgo, que ojalá lo fuera, pero cambia el panorama de subidas que hemos visto, tan incansable como incesantemente como podemos ver en la gráfica que da vértigo.

Evolución anual del IPC en España en enero

Es decir, empezó a subir en España hace un año, en febrero de 2021 y no ha parado de hacerlo de forma exponencial en todo un año. Porque recordemos que justo hace un año el IPC en España era cero y, paradójicamente la tasa subyacente, la que descuenta alimentos frescos y energía subía tres décimas.

Hay dos cosas que suben los precios a niveles del oro en nuestro país. Una es la electricidad que no deja de encarecerse continuamente en ese periodo. Y sobre todo en la comparativa, no olvidemos que esto es muy importante, a lo que pagábamos por ella hace justo un año. Esta es la razón exclusiva de la rebaja en el IPC adelantado de enero: hace un año subió la luz y en este caso, baja, de ahí esa caída en el índice general y en la tasa anual.

Y la segunda son los carburantes, a cuenta del petróleo y el gas, este último culpable también del encarecimiento del recibo de la luz. La sobredemanda, el aumento de la actividad, los cuellos de botella en la cadena de suministro llevan al precio del crudo a niveles de 91 dólares que hemos de pagar cuando llenamos el depósito de nuestros coches.

Eso sí, no debemos olvidar que la tasa subyacente, la que elimina de su contabilidad tanto los alimentos frescos como la gran culpable, la energía, sí se incrementa en el mes de enero y lo hace en tres décimas, hasta un 2,4% ¿Esto qué significa? Pues que se encarece todo, no solo le podemos echar la culpa a la energía a modo de luz, gas y petróleo, aunque sí de su avance exponencial.

El resultado es que, de momento, tenemos ese resquicio del medio punto porcentual en el que ceden los precios en tasa mensual por primera vez desde julio, frente a encarecimientos, por ejemplo, del 1,8% en octubre o el 1,2% que subieron en diciembre.

IPC mensual adelantado del mes de enero

La gran pregunta es cuándo van a empezar a bajar y la segunda, no menos importante, en qué cuantía lo van a hacer. Porque ahora mismo se nos plantean sobre la mesa varios problemas con esta escalada de los precios. Por de pronto, que lo que ganamos vale menos, perdemos por el camino poder adquisitivo, porque ese encarecimiento del IPC ya se traslada no solo a la luz y a los carburantes. También, por la traslación de los costes de producción a los precios finales que pagamos, a todo lo que compramos.

Un ejemplo claro es la cesta de la compra. Solo en diciembre la subida anual del cordero era de casi el 22%, también claro por la navidad, pero el aceite se incrementaba un 24,4%, un 8% las legumbres y hortalizas y un 9% la fruta. Partidas entre las que subían los precios más allá del casi 47% de la calefacción, la luz y el agua y del 11,3% del transporte personal.

La vicepresidenta Calviño se acoge a las previsiones de los organismos internacionales como el FMI o la OCDE que auguran que los precios se van a corregir a la baja, al eliminarse de la ecuación los problemas en la cadena de suministro, en la segunda parte del año. Pero también decía hace un menos de un año Jerome Powell que la inflación era transitoria y ya tenemos a la vista la primera subida de tipos en Estados Unidos y preparando al menos otras tres más en lo que queda de 2022.  

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