El informe resalta que el volumen total de los pagos, excluyendo efectivo, alcanzó 250.000 millones, impulsado por un mayor uso de las tarjetas de crédito y débito. Los mercados globales siguen bajo el dominio de Estados Unidos y la Eurozona (que en conjunto representan el 61% de los pagos con tarjeta), y sitúa a las economías emergentes en posición de avance en lo que se refiere al número total de transacciones.

Las áreas de pagos de las entidades se posicionaron como una fuente estable y rentable de ingresos para las instituciones financieras, generaron ingresos recurrentes y proporcionaron una importante fuente de liquidez a las entidades.

El informe también señala el área única de pagos (SEPA) y que una de las claves para acelerar este proceso es que los grupos de interés fijen una fecha límite para la plena migración a este sistema.

Con la estandarización de los pagos surgirán nuevas oportunidades de negocio, que se harán más patentes en el momento en el que empiece a aumentar la competencia en el sector de los pagos.

De hecho, el informe destaca que la consecución de los objetivos de la SEPA enfocados a los pagos con tarjetas (SCF) implican la superación de una serie de obstáculos potenciales, como las cuestiones sobre el cumplimiento de normativa, las actividades de estandarización en curso y las continuas incertidumbres que rodean las tasas de intercambio.