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Sin duda, el año pasado ha sido un ejercicio histórico y que pasará a la posteridad. Durante mucho tiempo se recordará por los efectos de la pandemia de Covid-19. Llegado este momento, Aberdeen Standard Investments da cinco conclusiones a las que han llegado:

1) "Los emisores de bonos quieren hablar con nosotros"
Cuando empezamos, lo hicimos con cierta cautela sobre las reacciones que pensábamos que obtendríamos de las empresas. En comparación con los prestatarios de los mercados de bonos más consolidados, las corporaciones de Asia estaban menos familiarizadas incluso con los conceptos más básicos de ESG. Nuestro equipo lo entendía y esperábamos una batalla difícil.

Sin embargo, nos sorprendió gratamente el número de emisores de bonos que se mostraron receptivos a nuestro mensaje. De hecho, la mayoría de las empresas a las que nos dirigimos estaban dispuestas a hablar con nosotros y a entablar conversaciones provechosas.

Estas entidades estaban dispuestas a hablar y a escuchar. Aunque puede ser fácil generalizar que Asia va a la zaga en materia de ESG, nuestras reuniones han revelado que las cosas están cambiando rápidamente.

Por supuesto, hubo algunas empresas que no quisieron hablar con nosotros. Dos ejemplos con los que nos encontramos fueron una aerolínea de Oriente Medio y una empresa de telecomunicaciones india. Ambas han rechazado repetidamente nuestras peticiones para conversar con ellas. La transparencia y la divulgación son fundamentales, por lo que consideramos que su negativa a hablar con nosotros es negativa, aunque cabe destacar que ambas empresas divulgan públicamente sus prácticas de sostenibilidad.

2) "Las empresas de calificación ESG están ampliando su cobertura"
Los inversores en bonos recurren cada vez más a las empresas de calificación ESG para apoyar sus análisis en estas cuestiones y complementar a la información tradicional de las agencias de calificación crediticia. Consideramos que esto es una señal positiva de que las empresas de Asia están reconociendo la necesidad de desarrollar y divulgar sus políticas ESG.

El alcance y la calidad de la información recopilada dependen en gran medida de la cooperación de las empresas examinadas. De nuevo, lo que estamos viendo sugiere que más emisores de bonos están "entendiendo"; el mensaje ESG.

3) "El diálogo con las empresas puede conducir a un cambio real"
Una pregunta que nos hacen continuamente es: "¿harán algo estas empresas después de que hablemos con ellas?";. La respuesta honesta es que no todas lo hacen, pero muchas sí. El compromiso empresarial puede funcionar.

Por ejemplo, colaboramos con un productor de acero ruso que, por la naturaleza de su actividad, está expuesto a una serie de problemas medioambientales y de salud y seguridad. Para ser justos, el equipo directivo ya era consciente de lo que estaba en juego para ellos incluso antes de nuestra primera reunión. En las conversaciones posteriores, se comprometieron a no desarrollar ninguna capacidad de producción de carbón y tomaron medidas para mejorar la supervisión del consejo de administración en materia de ESG.

4) "El progreso puede ser desigual"
Durante el segundo semestre del año pasado, seis promotores inmobiliarios de China emitieron bonos "verdes";, cinco de ellos por primera vez. Los bonos verdes son un instrumento único en el sentido de que las empresas que toman dinero prestado de esta manera deben destinar los ingresos a proyectos climáticos y medioambientales elegibles.

El aumento de la emisión de bonos verdes por parte de los promotores inmobiliarios chinos es realmente importante para la región, ya que indica que uno de los sectores más grandes y diversos está adoptando mejores prácticas ESG. Nos sorprendió bastante ver a los equipos de gestión de las empresas compitiendo entre sí por ver quién estaba más adelantado en lo que respecta a estas prácticas. Desde el punto de vista del mercado, es importante saber que si este sector avanza, otros le seguirán.

Nuestras conversaciones con los distintos promotores inmobiliarios nos revelaron una amplia gama de progresos hasta la fecha, así como en los compromisos para alcanzar futuros objetivos ESG. Por ejemplo, descubrimos grandes diferencias en los objetivos de emisiones, así como en su alineación con las recomendaciones del Grupo de Trabajo sobre Divulgación Financiera Relacionada con el Clima (una iniciativa del Consejo de Estabilidad Financiera).

Las estructuras de supervisión de la dirección y del consejo de administración también son muy diferentes. En el mejor de los casos, el presidente de una empresa asumió la supervisión directa del comité de ASG. Sin embargo, las estructuras de gobernanza siguen siendo, en gran medida, un problema, ya que estos promotores suelen estar bajo el control de un individuo o una familia, aunque las cosas están mejorando lentamente.

5) "Las empresas pueden (y lo hacen) dar marcha atrás"
Hubo un caso de un generador de electricidad estatal coreano que había emitido un bono verde que fue reconocido en el marco de la Asociación Internacional de Mercados de Capitales, con una opinión de segunda parte de Sustainalytics, un proveedor de calificaciones ESG.

La empresa se enfrenta a un gran reto porque está intentando dejar de depender de la generación de energía con carbón. Tiene que seguir la política medioambiental nacional de Corea, que forma parte del compromiso del país en el marco del Acuerdo de París. Nos sentimos decepcionados cuando, tras la venta de bonos, el consejo de administración aprobó inversiones en varios proyectos relacionados con el carbón en otros países asiáticos.

Alarmados por este retroceso, dimos prioridad a la empresa en nuestro proceso de análisis ESG y expresamos nuestra preocupación directamente al presidente de la compañía. Nos alegramos de que se tomara en serio nuestra preocupación. Posteriormente, la compañía actualizó sus políticas corporativas y se comprometió a no desarrollar más proyectos de combustión de carbón en el extranjero.

Aunque seguiremos vigilando a esta compañía por si vuelve a desviarse de sus compromisos medioambientales, aplaudimos la rapidez con la que ha tomado medidas. El progreso no siempre va en línea recta.

Mirando al futuro

La transformación ESG que esperábamos que llegara a Asia ya está en marcha. Los gobiernos de toda la región han promovido iniciativas para apoyar la adopción de mejores prácticas en este ámbito.

El cambio climático, en particular, se ha convertido en un punto clave. El anuncio hecho por China en septiembre de 2020 en la Asamblea General de la ONU de que su objetivo es la neutralidad en materia de emisiones de carbono para el año 2060 probablemente cambiará las reglas de juego en los mercados de deuda de Asia. Mientras tanto, la pandemia del Covid-19 ha aumentado la conciencia de la importancia de los factores sociales. La inversión y el compromiso en materia ESG no son sólo cosa del inversor de renta variable. Para muchas empresas, sus únicas interacciones con los inversores institucionales se producen en los mercados de bonos. Para muchas cotizadas, la financiación de su deuda puede ser una parte más significativa de su estructura que su capital.

Como vimos el año pasado, los inversores en bonos tienen un papel que desempeñar impulsando un cambio positivo y mejorando el comportamiento y la sostenibilidad de las empresas que ayudamos a financiar. El panorama del mercado de crédito de Asia está cambiando rápidamente. Creemos que el futuro de la inversión ESG en esta región es brillante y estamos muy contentos de estar embarcados en este viaje.