¿Cuál es la estrategia de Oddo BHF para escenarios como el actual?

En contra de lo que esperabala mayoría del consenso, esta primera mitad de año ha sido más agitado de lo que preveíamos. Las noticias macroeconómicas han afectado a los mercados y las rentabilidades han estado casi planas. A pesar de eso, seguimos siendo optimistas por dos razones principales: primero porque no pensamos que exista un riesgo serio de recesión y, segundo, porque los directivos de las compañías con los que nos reunimos siguen manteniendo buenos pronósticos sobre los pedidos en los próximos meses. Eso nos hace estar optimistas para esta recta final del año. No obstante, hay riesgos que monitorizar que ahora están más vigentes que a principios de año. El primero el precio del petróleo (se ha movido de 25 a 75$ por barril en los dos últimos años) y esto impacta a los países importadores, que en Europa son la mayoría. El segundo, el proteccionismo que, aunque no está impactando de momento en el crecimiento, sí que influye en el ánimo de los inversores. Y por último, el auge del populismo en Europa que vuelve a traer la discusión sobre la continuidad del euro. Son riesgos que seguimos de cerca pero que no afectan a nuestra visión relativamente optimista.

¿El cambio de escenario ha modificado vuestra cartera?

No ha modificado tanto. Sí que, como los riesgos son más vigentes que a principios de año, hemos aumentado las probabilidades alternativas a nuestro escenario central (basado en el crecimiento consolidado de las principales regiones del mundo, favorecíamos los activos de riesgo, la gestión activa y la flexibilidad de los gestores en sus carteras). Ese sigue siendo nuestro escenario para los próximos seis meses pero, tal vez, los escenarios alternativos como una subida repentina de tipos, ante riesgos de inflación, o un escenario en el que el proteccionismo traiga mayor volatilidad han hecho que aumentemos la valoración de esas probabilidades… Pero aun así seguimos favoreciendo los activos de riesgo, la gestión activa y la flexibilidad de los gestores en sus carteras.

¿Cuáles son los activos de inversión que más atractivo están ganando?

La renta variable en general y en particular la estadounidense frente a la europea. En cuanto a la renta fija, nos cuesta más identificar valor. Tal vez el segmento del crédito y quizá también, por la normalización de políticas monetarias en Europa y la presión de los tipos al alza en el largo plazo, nos gustan más las estrategias de high yield a corto plazo, menos sensibles a esas subidas al alza.

¿Se suma al optimismo en el sector tecnológico en EEUU?

Sí, estamos positivos. Lo favorecemos porque creemos que tienen fundamentales para justificarlo. El crecimiento que ofrecen estas compañías es atractivo. Ofrecen una rentabilidad ajustada por riesgo muy interesante. ¿En Europa? Pues preferimos los valores de mediana capitalización. Es verdad que las pequeñas compañías han corrido muchísimo y continúan haciéndolo pero por eso, por reversión a la media y por posibles problemas de liquidez, preferimos los valores de mediana capitalización con potencial de crecimiento pero mayor visibilidad y liquidez.

Otro sector que nos gusta, en este escenario de acercamiento de normalización de política monetaria y el retraso en la subida de tipos, es el sector inmobiliario. En concreto, las compañías cotizadas europeas ofrecen un potencial de crecimiento importante. Están ofreciendo de media una rentabilidad por dividendo del 4.8%, por lo que puede ser un buen punto de entrada.

En resumen, estamos en un momento de volatilidad que exige inversores activos y selección de compañías.

¿Esto hace cambiar el perfil del inversor en España?

Algo está cambiando, pero tal vez no lo necesario. Hay una mentalidad creciente de diversificar más, de diversificar más allá del Ibex, más allá de España, tener carteras globales… y eso es un acierto sin duda. Porque es cierto, que en escenarios de volatilidad como el actual está habiendo una rotación sectorial tremenda, por lo que la gestión activa es importante, en el sentido de tomar apuestas de convicción. Compañías que nos gustan y que creemos que en el medio largo plazo se van a poner en valor, no dejándose llevar por el ruido en el corto plazo.