
El IBEX 35 está a punto de cruzar el umbral de 2026 instalado en cotas que hace apenas un año parecían inalcanzables. Tras un ejercicio 2025 extraordinario, que le ha llevado a superar los 17.000 puntos y acumular una subida del 46%, el índice español se encuentra en una cima desde la que el horizonte impresiona tanto como seduce.

Con este telón de fondo, la bolsa española encara el nuevo ejercicio con una mezcla de fuerza y vulnerabilidad. O, dicho de otro modo, con una perspectiva favorable pero, al mismo tiempo, desafiante para mantener el rumbo. Y es que la narrativa que sostiene su ascenso —crecimiento económico sólido, inflación en retroceso, política monetaria en vías de normalización— sigue viva, pero ya no sorprende. Y cuando el asombro se consume, el mercado pide pruebas adicionales.
El Ibex ante su propio vértigo: avanzar sin correr
En este punto, la pregunta clave que se hacen todos los inversores es si 2026 será un año de consolidación -la consolidación de un rally histórico, de beneficios resistentes y de valoraciones que empiezan a abandonar su viejo atractivo de “baratas”- o de otra escalada bursátil. Y pocas veces los analistas han estado tan alineados en su respuesta: 2026 será un año positivo, pero con suavidad. Crecimiento, sí; euforia, no.
En esta línea, Renta 4 Banco traza un pronóstico prudente pero constructivo: un avance cercano al 5%, que llevaría al Ibex 35 hasta los 17.300 puntos en los próximos doce meses. Un escenario coherente con la percepción general del mercado: seguir subiendo, pero sin la verticalidad que ha caracterizado a 2025.
Una visión similar comparte Antonio Castelo, analista de mercados en iBroker, que resume 2026 como un año más proclive a la consolidación alcista que a la repetición de un rally histórico. Castelo recuerda que las principales casas de análisis prevén un crecimiento del PIB español en torno al 2,2%, claramente por encima del 1,3% estimado para la eurozona, lo que sigue aportando visibilidad y viento de cola a la economía y a los resultados empresariales. De hecho, diversas estimaciones apuntan a un crecimiento del beneficio agregado del Ibex cercano al 5% en 2026, con un potencial de revalorización de entre el 5% y el 10%. “No sé si es demasiado optimismo, pero es lo que se comenta en el mercado”, admite. En su opinión, lo razonable es esperar un índice más volátil, con fases de corrección tras el fuerte impulso reciente, y un balance final positivo, pero limitado a subidas de un solo dígito medio o alto en un escenario favorable, siempre condicionado al crecimiento de los beneficios y a la ausencia de shocks globales, ya sean geopolíticos o derivados de los bancos centrales.
Pablo García, director de Divancons Alphavalue, también se sitúa en el campo de la prudencia. “Creo que, al menos en el primer semestre, veremos un buen comportamiento, aunque no tan espectacular como el de este año. Con un 10% en 2026, yo ya me daría por satisfecho”, señala.
Expectativas matizadas para el sector financiero
Y ese cambio de ritmo en el Ibex 35 se percibe con claridad para muchos expertos en el sector financiero, gran motor del índice este ejercicio. 2025 pasará a la historia como el año en que la banca lideró el mercado con una intensidad excepcional: Banco Santander (+123%), Unicaja (118%) o BBVA (+110%) no solo han tirado del carro, sino que han redefinido el tono del índice.
Sin embargo, como recuerda el analista de mercados en iBroker, ese tipo de ascensos no se repite indefinidamente. “La banca seguirá siendo protagonista, pero ya no en modo rally explosivo, sino más bien en ‘modo cupón’”. Los bancos mantendrán su exceso de capital y una buena rentabilidad sobre recursos propios. "Con una economía doméstica todavía dinámica, esto permitirá que continúen retribuyendo generosamente al accionista mediante dividendos y recompras, con una rentabilidad por dividendo que podría situarse en torno al 7,5%–8% en 2026. Es cierto que los múltiplos —PER o precio/valor contable— ya cotizan por encima de las medias históricas, de modo que no podemos decir que la banca esté barata, pero tampoco veo motivos para salir corriendo", añade Castelo.
Una visión también prudente aporta Pablo García, que descarta la repetición de las revalorizaciones de este 2025. “Es complicado pensar que revalorizaciones de triple dígito puedan repetirse", advierte, convencido de que el equilibrio entre rentabilidad y riesgo empieza a desplazarse hacia este último. Aun así, asume que el pulso del Ibex seguirá marcado en buena medida por la banca y por Inditex. En Divacons, esa lectura se ha traducido en una reducción de la exposición al sector a medida que el mercado ha dejado atrás la infravaloración. “El mercado estaba barato y ahora empieza a encarecerse”, señala, un cambio que invita a la rotación y obliga a ajustar posiciones en entidades como Santander, BBVA o CaixaBank. "El sector aún puede ofrecer sorpresas, pero difícilmente con la contundencia de los trimestres más recientes", asevera.
Desde una posición más equilibrada, Rafael Ojeda considera que el sector aún conserva cierto margen. “El sector financiero aún tiene recorrido. Aunque los tipos se mantendrán bajos, los bancos han hecho los deberes, han reducido costes y están en condiciones de mantener sus resultados sin un deterioro significativo”. Además, destaca que “un entorno de financiación más barata favorece a las empresas, reduce riesgos de impagos y mejora la estabilidad general”. Aun así, matiza que “no espero crecimientos de doble y triple dígito como este año”, en buena medida porque las subidas de 2025 también respondieron a "factores extraordinarios, como los resultados récord y el impacto de la fallida fusión entre BBVA y Sabadell.
Los datos de valoración refuerzan la prudencia. Según Manuel Pinto, el PER del sector bancario cotiza un 43% por encima de la media de los últimos quince años, un punto de partida poco propicio para una nueva escalada intensa. Así, la banca seguirá teniendo un peso determinante en el Ibex, pero su papel será distinto: menos explosivo y más previsible, apoyado en una contribución constante y en la generación de rentabilidad recurrente.
Los nuevos herederos: sectores llamados a liderar
Y, si la banca baja un escalón, ¿quién subirá? Los analistas coinciden: el trono será compartido.
Utilities y energía verde: la corriente que no se agota
Antonio Castelo detecta una rotación clara: “las utilities y las gestoras de infraestructuras podrían concentrar parte de la rotación en 2026”. Compañías como Iberdrola, Endesa o Naturgy ofrecen justo lo que el mercado demanda en esta fase del ciclo: visibilidad de resultados, dividendo recurrente y exposición a una demanda eléctrica en expansión, impulsada por la inteligencia artificial y los centros de datos. Iberdrola destaca además por su diversificación internacional, con una presencia sólida en mercados como Reino Unido y Estados Unidos, mientras el conjunto del sector se apoya en inversiones en redes para absorber el crecimiento estructural del consumo.
Infraestructuras y construcción: crecimiento desde lo tangible
El sector constructor-industrial también vuelve a escena como uno de los pilares del nuevo ciclo. ACS, Ferrovial o Sacyr reaparecen en las quinielas. Castelo las señala y Pablo García coincide: “creo que el sector industrial-constructor seguirá comportándose bien”. Tras un año especialmente favorable, factores como la visibilidad internacional de los proyectos y la futura reconstrucción de Ucrania actúan como soporte adicional para mantener el tono positivo.
Inditex despierta: el gigante que había dormido demasiado
Pocas compañías generan tanto consenso. Inditex vuelve al radar de los analistas tras un ejercicio de comportamiento desigual. La acción apenas avanza un 9% en el año, con la mayor parte de la subida concentrada en los últimos meses, tras un inicio claramente más discreto. Pablo García lo resume así: “ahí puede estar parte del potencial”. Ojeda añade que el valor “podría hacerlo bien si disminuye la incertidumbre macroeconómica y desaparecen algunos de los riesgos recientes”. Y Pinto va más allá y la eleva a motor del índice: “resultados extraordinarios, mejora de márgenes y crecimiento a doble dígito”; a ello se suman la caída de costes de materias primas, la recuperación del consumo global, una sólida generación de caja y la ausencia de deuda, reforzada por la modernización logística del grupo.
Turismo: una constante del modelo español
El sector turístico también mantiene su papel estructural dentro del mercado español. “El sector turístico tiene buenas perspectivas de actividad”, asegura Pinto. Mientras el consumo global acompañe, las grandes compañías del sector seguirán aportando estabilidad y flujo de resultados al índice.
Pequeña y mediana capitalización: el efecto Russell 2000
Más allá de los grandes nombres, las small y mid caps del Mercado Continuo vuelven a despertar interés. Rafael Ojeda apunta que “las small caps españolas pueden beneficiarse de un entorno más benigno, similar al Russell 2000”. Un segmento largamente ignorado que, en un contexto de menor presión financiera y mayor crecimiento doméstico, podría convertirse en una de las sorpresas del próximo ciclo.
Los fantasmas del camino: política monetaria y política doméstica
El escenario central es constructivo, pero no está exento de riesgos. La evolución de la política monetaria y la salud de la economía estadounidense serán determinantes para el desarrollo del año. Rafael Ojeda sitúa el foco en la Reserva Federal: “si las condiciones económicas no se deterioran, la Reserva Federal recortará los tipos en tres ocasiones”. Estas bajadas, explica, apoyarían el crecimiento de la economía estadounidense y beneficiarían especialmente a las compañías de pequeña y mediana capitalización, más sensibles a unos tipos elevados. “Si Estados Unidos estornuda, el resto del mundo se resfría, pero si le va bien, suele beneficiar al conjunto de las economías globales”. De ahí que un crecimiento sólido en EEUU resulte clave para las exportaciones europeas, incluida España. El verdadero riesgo, advierte, sería “un enfriamiento brusco de la economía estadounidense o incluso una recesión”, un escenario que no considera probable.
En el plano doméstico, el frente político añade un factor de incertidumbre. “Un escenario electoral anticipado… dificultaría la inversión en España”, asegura Ojeda. A su entender, existe una posibilidad real —aunque todavía no explícita— de adelanto electoral, no tanto por iniciativa del Gobierno como por la presión de sus socios y el clima de controversia permanente. Un entorno político inestable, subraya, complica la atracción de capital en un momento en el que otros mercados europeos ofrecen alternativas atractivas.

