- En un entorno de normalización de tipos y subida de la inflación, ¿qué beneficio puede dar la inversión en esta temática?
Tenemos que abstraernos un poco de la situación a corto plazo para entender que hay algunas tendencias, que llamamos megatendencias, que abarcan varias décadas, incluso que trascienden varios sectores. Nosotros consideramos que, independientemente del corto plazo, de que estemos ante un escenario de subida de tipos o de una inflación más alta de la que desearíamos, existen temáticas que van a seguir evolucionando sí o sí y ofreciendo oportunidades de inversión. Por ejemplo, la inversión en alimentación sostenible, la digitalización, la urbanización de las ciudades para ser más sostenibles, el cambio climático y, dentro de éste, en especial, la transición ecológica. A través de esta transición ecológica nos adaptaremos a economías de 0 impacto. 

- ¿Cuáles son las claves para avanzar en la transición energética a una adecuada velocidad? 
Por un lado, los objetivos que se han establecido por parte de los gobiernos para reducir las emisiones contaminantes son relativamente ambiciosos, pues apenas son con vistas a 2050 y a 2060, que es pasado mañana. 

Por otro lado, las energías renovables han ganado muchísima competitividad, casi no necesitan subsidios públicos y ya se han convertido en una alternativa a los combustibles fósiles. 80 países de la comunidad internacional han firmado un acuerdo donde se establecen unos objetivos muy ambiciosos para que sus economías sean economías de cero emisiones, con Europa prácticamente a la cabeza de ese movimiento, destinando 750.000 millones a través del Green Deal. 
Finalmente, tampoco tenemos que olvidar la demanda de los ciudadanos, porque cada vez somos más conscientes de la necesidad de contribuir a esa transición con los vehículos eléctricos, unos hogares y unos edificios más eficientes, incluso con el teletrabajo, que nos ayuda a que esa movilidad sea más sostenible. 

Por tanto, tenemos tres factores: el compromiso público por parte de los gobiernos, la competitividad de las energías renovables y la exigencia de los consumidores de ir avanzando en esa transición. No nos preocupa la aceleración, porque creemos que la velocidad de crucero ya se ha cogido, y creemos que esta transición no es discutible.
 

- ¿Cuál es la estrategia y el valor diferencial del fondo Schroder ISF Global Energy Transition?
Desde Schroder creemos que hay una oportunidad bastante incipiente, estamos en el inicio de todo lo que vamos a vivir. A través del fondo Schroder ISF Global Energy Transition invertimos en todos los sectores que abarcan la transición energética, no solamente en energías renovables, también en compañías de distribución, almacenamiento y eficiencia energética. Además, no invertimos en ninguna compañía que tenga que ver con los combustibles fósiles o que ninguna parte de sus beneficios provengan de ellos. La cartera está relativamente concentrada, entre 30 a 50 títulos. A través de este fondo de renta variable global ofrecemos al inversor aprovechar las oportunidades que la transición energética nos va a dar, ahora y durante los próximos 30 o 40 años. Aquí la gestión activa es imprescindible porque tendremos que ir viendo qué sectores y cuáles despuntan en la evolución de este movimiento. 
 

- ¿Nos podrías dar un par de ejemplos de sectores que forman parte del fondo?
Por ejemplo, nos fijamos en sectores como las infraestructuras, ya que tenemos que construir nuevas infraestructuras para las redes de distribución y almacenamiento energético. Precisamente, hoy nos estamos dando cuenta de que la dependencia energética de determinados países nos puede dañar y que las energías renovables nos van a ayudar a reducir esa dependencia. También la tecnología nos va a ayudar a evolucionar, por ejemplo, en la producción de energía y en la eficiencia energética… En este sentido, es importante la gestión activa porque no todos los sectores van a funcionar durante 40 años, sino que irán evolucionando e irán dando paso a otros sectores de forma transversal.