Recientemente se ha comunicado la admisión por vez primera en el mercado AIAF de renta fija de una emisión de activos convertibles contingentes (CoCo’s) de CaixaBank. ¿Qué características reúnen este tipo de activos y por qué suponen una novedad en el mercado español?

Estos activos son un híbrido entre renta variable y renta fija, y su particularidad es que se emiten para reforzar los ratios de capital y de liquidez de las entidades financieras según la nueva legislación surgida de la crisis. Esto quiere decir que, en el caso de que el banco en cuestión tenga algún problema de solvencia, son convertibles en acciones, en capital directamente, para reforzar los recursos propios.

Desgraciadamente acabamos de ver una aplicación directa en la resolución de la crisis de Banco Popular, en el que estos activos han actuado como segunda barrera tras el capital de los accionistas, que se amortizó como primera barrera.

Sin entrar en la bondad o no de la solución para esta entidad, lo que sí está claro, y quedó constancia de ello, es que el mecanismo funciona y se puede aplicar.

Son bonos de alto riesgo, obviamente, por lo que acabamos de comentar. En este sentido, la colocación es exclusivamente entre inversores institucionales, aquí no tienen cabida los particulares. Y, por esa misma razón, la remuneración es alta. Estos, concretamente, devengan un 6,75% anual.

Representan una novedad en el mercado español en el sentido de que, aunque ha habido otros bancos que los han emitido en otro tipo de mercados, es la primera vez que se lleva a cabo en el mercado español, bajo supervisión de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y en el AIAF. Por lo cual, de alguna forma, estamos también dando constancia de que el mercado español es capaz de acoger cualquier tipo de emisión, por muy compleja que sea.

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Mientras que la deuda pública continúa creciendo, los volúmenes de emisión del mercado de deuda privada no acaban de recuperarse con relación a los niveles que tenía antes de la crisis, pese a que los indicadores macroeconómicos y de inversión industrial han mejorado. ¿A qué cree que se debe esta situación?

Es una situación a mi modo de ver en cierta medida previsible. Hay que tener en cuenta que los principales emisores en el mercado AIAF han sido, y siguen siendo, las entidades financieras.

Bancos, cajas de ahorros, emitían cédulas hipotecarias y bonos de titulización para dar crédito a su vez, en la época de mayor auge de la burbuja inmobiliaria. Entonces, el crédito hipotecario estaba creciendo del orden del 25% anual, lo cual era bastante fuerte, y los bancos necesitaban financiarlo.

Además, en aquella época, en general el crédito al sector privado estaba muy bancarizado, prácticamente el 90% de la financiación a las empresas y particulares venía de la banca. Hoy en día ese escenario ha cambiado radicalmente. Tenemos una situación de elevada liquidez, un poco provocada por el Banco Central Europeo (BCE) a través de su programa de compra de activos (QE) y las demás medidas de liquidez de largo plazo. Tenemos una situación de baja inflación, bajos tipos de interés. Los bancos no necesitan grandes emisiones para dar cobertura a la concesión de créditos que, por otra parte, ha bajado considerablemente.

En 2012, el mercado llegó a su máximo saldo vivo histórico, superó los 900.000 millones de euros. Hoy en día, este saldo vivo se ha reducido en un 43%. Eso da un poco el signo de en qué medida se ha, de alguna forma, reestructurado todo el sector financiero. Por una parte, mediante fusiones bancarias; por otra, mediante saneamientos, y quiebras. Actualmente, el número de bancos activos, de jugadores en el mercado, son muy reducidos y hace poco hemos perdido uno más con Popular…

Esto hace que volver a los niveles que teníamos antes de la crisis sea muy complicado. No obstante, estamos detectando que las grandes corporaciones han vuelto otra vez al mercado de bonos, de forma más o menos tímida, pero empiezan a salir en estos dos últimos años. También se está viendo una sustitución de la financiación bancaria por emisión de pagarés y de bonos, sobre todo en el mercado alternativo, que es el que más está creciendo en nuestro sector, prácticamente, ha superado ya la barrera de los 1.000 millones en cuanto a saldo vivo de pagarés. Y el sector más pujante que tenemos es el de bonos de proyecto, que está por encima de los 500-600 millones en cuanto a admisiones a cotización.

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Ha mencionado los bonos de proyecto y me gustaría saber su opinión sobre un tipo concreto los llamados bonos verdes. ¿Cree que se trata de una moda pasajera o por el contrario es un segmento con vocación de crecimiento?

Hay que hablar ya de una realidad muy firme y con mucho futuro. El volumen emitido total el año pasado superaba ya los 80.000 millones de dólares, de los cuales el 80% ha sido emitido por entidades privadas, sobre todo por sectores muy ligados a la energía, inicialmente.

Aunque ahora empiezan a salir tímidamente otros sectores como son el transporte, o constructoras, que, de alguna forma, ligan estas emisiones a proyectos verdes.

Ha habido incluso algunas emisoras gubernamentales, como es el caso de Polonia, la primera vez que se hacía en Europa, que lanzaba una emisión por importe de 750 millones de euros.  

Recientemente en el MARF hemos admitido una bastante singular, el programa de bonos de Daikin Energía y Medioambiente. Esta empresa va a ser la encargada de crear dos plantas independientes de tratamiento de residuos en la provincia de Guipúzcoa. Un problema, digamos ecológico, bastante importante que tenían allí y que se va a resolver de esta forma, con la última tecnología punta en esta materia. El proyecto es, realmente bonito, en el sentido de que se va a tratar un volumen de residuos importante (se cubre toda la provincia) y, además, se crea una planta auxiliar de creación de energía con estos residuos. Combina la financiación privada con este tipo de bonos verdes.

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 ¿Qué previsiones tiene sobre la marcha del mercado en el segundo semestre del año?

Estamos inmersos en la adaptación a los dos grandes hitos técnicos que tenemos de frente: Target 2 Securities, que entra en vigor la conexión al sistema de clearing europeo en septiembre; y MiFID II, que entra en vigor en enero del año que viene. Eso nos tiene bastante distraídos, porque va a suponer un cambio bastante importante.

Nosotros somos un mercado que nació como una asociación de intermediarios financieros (de ahí las siglas de AIAF) hace 30 años, y nació un poco como mera publicación de las operaciones realizadas. Con la adaptación a MiFID II prácticamente vamos a tener que pasar todo a través de una plataforma electrónica de negociación, lo cual nos va a suponer un cambio estructural bastante importante.

Por otro lado, en lo que ya es puro mercado, nosotros esperamos poco movimiento en el secundario. En estos últimos años, la verdad, hay poca actividad en este mercado, porque los inversores prácticamente no mueven mucho sus carteras, cuando invierten en una emisión que de una cierta rentabilidad por encima de la media, con estos tipos de interés tan bajos, realmente la mantienen hasta vencimiento.

No esperamos que el secundario se reactive de forma importante, pero sí esperamos reactivación en cierto tipo de titulizaciones; nuevas empresas que salgan al mercado, sobre todo en el MARF, como consecuencia de la diversificación de las fuentes de financiación.

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Concretamente, en este entorno de tipos de interés en mínimos, ¿dónde puede encontrar valor el inversor en la renta fija?

Está complicado, porque los tipos no dan mucho margen de maniobra, pero lo que estamos detectando es que el inversor institucional está buscando aumentar la rentabilidad de sus carteras en emisiones con algo más de riesgo, están buscando en el entorno del segmento intermedio entre los bonos con rating especulativo y los high yield. Son emisiones generalmente más cortas, pero ahí es donde los institucionales se están moviendo con mayor fluidez.

Para el inversor particular es mucho más difícil porque, obviamente, hay muy pocas opciones. Los bonos gubernamentales no dan prácticamente rentabilidad, incluso dan negativa en el caso de las letras. La mejor opción para ellos podría ser el entorno de determinados fondos de inversión que, de alguna forma, diversifiquen ese riesgo dando un poco más de rentabilidad y liquidez inmediata.

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