En las pasadas semanas los mercados han experimentado una volatilidad proveniente de varios frentes, siendo la más destacada una nueva cepa del virus del Covid que ha llevado a algunos países a tomar ciertas medidas de “confinamiento”. Tenemos aún presente la fuerte y rápida caída de marzo del 2020, por lo que no es de extrañar que el temor volviera al mercado y por ello algunos tomaron beneficios para poder irse a las fiestas decembrinas con los deberes hechos.

La frase "mercado bajista" se ha utilizado mucho últimamente, pero en realidad tiene un significado muy específico. En términos financieros, se dice que los mercados o activos están en un mercado bajista cuando sus valores caen un 20% o más desde un pico reciente.

Aún cuando no hay dos mercados bajistas exactamente iguales, existen algunas señales reveladoras que podrían indicar el inicio de una importante tendencia bajista, entre ellos:

  1. Caída de las ganancias corporativos: una disminución de las ganancias corporativas es una de las señales más obvias de que estemos entrando en una tendencia bajista. Si se considera que los valores de los activos deben reflejar los fundamentos de los subyacentes (como la rentabilidad, los ingresos, etc), entonces una disminución de estas métricas claves debería afectar al precio de las acciones. Las empresas del S&P 500 han estado luchando contra la llamada recesión de ganancias durante más de un año. La recesión solo terminó en el cuarto trimestre de 2019 cuando las compañías del S&P 500 informaron una pequeña tasa de crecimiento de ganancias combinadas año tras año.
  2. Rendimiento inferior de las acciones de bajo precio/beneficio: cuando las acciones con una relación precio-beneficio barata tienen un rendimiento inferior al del mercado en general, significa que los inversores están demasiado obsesionados con los nombres de alto crecimiento. Lo que termina sucediendo es que los nombres más caros generan la mayor parte de los retornos en el mercado. Las empresas infravaloradas, como las que tienen ratios de PER bajos, acaban siendo olvidadas. Eso es exactamente lo que estamos viendo en el mercado actual.
  3. Crecimiento económico mediocre: con el coronavirus devastando la economía, la contracción del PIB en el segundo trimestre del 2020 fue en algunos casos superior al 20%, superando lo visto en la era de posguerra. A pesar de la rápida recuperación en los trimestres subsecuentes, algunos países se encuentran con crecimientos menos que su potencial de largo plazo.
  4. Curva de rendimiento invertida: el indicador de recesión favorito es esta curva de tipos invertida, con implicaciones importantes para la renta variable. Dado que las recesiones a menudo conducen a mercados bajistas, es lógico que las recesiones económicas sean malas para los activos de riesgo como las acciones. La curva de rendimiento invertida es cuando los bonos a corto plazo rinden más que los equivalentes a más largo plazo, y apareció por primera vez en el verano de 2019. Si la historia es una indicación, entonces podría producirse una recesión dos años después.
  5. Condiciones crediticias más estrictas:  cuando a las empresas les resulta más difícil pedir prestado dinero al banco, generalmente significa que las instituciones financieras se están ajustando el cinturón ante la preocupación de una desaceleración económica. Pero también puede ser el hecho de que la inversión empresarial sea más débil, ya que una desaceleración en la actividad manufacturera y una disminución de la confianza del consumidor da señal de alerta.