Pero, ¿es otro falso comienzo o una auténtica resurrección? Parece que esta vez se han cumplido las condiciones para evitar el desplome otra vez. Hay un clima económico favorable para el mercado japonés.

El mercado japonés se puede beneficiar de la recuperación del crecimiento global, incluso aunque se mantenga gradual, apático y lleno de incertidumbres. Los brotes verdes están actualmente amenazados por los temores sobre China, aunque la demanda doméstica en los países desarrollados, incluyendo Japón, se mantiene sólida. La recuperación doméstica debería también compensar, al menos en parte, el daño que se está infringiendo a las economías emergentes, que son presa de la caída de las materias primas como consecuencia de la desaceleración del crecimiento chino y el incremento de sus costes de financiación debido a la fortaleza del dólar y a la mayor o menor certeza de un alza de los tipos en Estados Unidos. Y es que dada la reputación del mercado japonés de operar en ciclos, debido a su gran sector exportador, algunos temores acerca de que China y otros mercados emergentes puedan entrar en caída libre
, dañarían las perspectivas de crecimiento global y como un efecto en cadena, los de la bolsa japonesa. No es necesario tener una bola de cristal para predecir que en un escenario de recesión global, el Nikkei también caerá. Aunque, y esto es nuevo en comparación con los ciclos anteriores, consideramos que dado que el mercado japonés no está cubierto contra el riesgo del tipo de cambio, resultará relativamente resistente a los reveses en los países emergentes. Además, ¿se han beneficiado el Topix y el Nikkei masivamente en los últimos 15 años del despegue de la economía china? ¿Del boom de las materias primas? ¿De la financiación de un dólar más barato?

La clave de Japón está en su dinámica interna, ya que hay varios nuevos factores en comparación con los muchos falsos comienzos que hemos visto en el pasado, El más importante, pero a menudo pasado por alto, aunque interrumpido por los ajustes de política presupuestaria o fiscal, como el aumento del IVA, se refiere al auténtico aumento de la demanda interna. Apoyada no solo en la caída del desempleo, cuya tasa del 3,3% está en su nivel más bajo desde finales de los años noventa, pero también en el incremento de la masa salarial, con el primer aumento nominal de los salarios de los trabajadores en más de dos décadas… Además, las mujeres están también aumentando su presencia en el mercado laboral y su proporción continúa creciendo, representando el 37% de la población activa actual, en comparación con el 21% de hace 20 años. Finalmente, parece que el empleo en el sector manufacturero se ha estabilizado. Los escépticos pueden apuntar a que las ganancias son débiles, tanto en términos absolutos como en términos reales, pero teniendo en cuenta que la población japonesa está descendiendo actualmente de 0,7% a 0,8% al año, los rendimientos adquieren una nueva dimensión a la luz de una población decreciente.

Finalmente, la financiación bancaria ha aumentado en los últimos dos-tres años, reflejando la confianza renovada en el crecimiento y el fin, o al menos en el principio del fin, de la purga de deudas de dudoso cobro. De hecho, la política monetaria agresiva impulsada por el Banco de Japón (BoJ) y las dos primeras fases de Abenomic han servido para ganar un tiempo precioso para implementar la tercera fase. Esta fase, que nunca es fácil, ya sea Europa, Japón o Brasil, pero sí necesaria se refiere a las reformas estructurales.

Aunque el experimento del BoJ no está libre de riesgo, el quantitative and qualitative easing (QQE) ha mejorado los fundamentales de las compañías japonesas. La debilidad del yen hasta finales del año pasado restauró los márgenes de las compañías internacionales y estimuló el sector del turismo (los visitantes a la tierra del sol naciente han aumentado de 8 millones en 2012 a más de 15 millones de turistas esperados este año).

El clima de negocios ha mejorado significativamente gracias a los estímulos presupuestarios y monetarios. Además, continúan los bajos tipos de interés que han animado a los inversores domésticos a equilibrar su cartera en favor de las acciones domésticas y los activos extranjeros.