El beneficio neto de la empresa alcanzó los 4.041 millones de dólares, o lo que es lo mismo, 3,68 dólares por acción, lo que supone un 10,5% más que en el mismo periodo del año anterior.  Las ventas, sin embargo, cayeron un 4% hasta 23.700 millones de dólares.  (Ver comunicado
)

Las cifras presentadas están por debajo de las previsiones de los expertos consultados por Facset, que esperaban un beneficio por acción de 3,96 dólares por acción y unos ingresos de 24.790 millones de dólares.

En el tercer trimestre hemos continuado expandiendo nuestros márgenes operativos y aumentado el beneficio por acción, aunque han caído nuestras ventas. Como hemos identificado grandes oportunidades de crecimiento, y las hemos perseguido con intensidad- la nube, los móviles….- hemos seguido mostrando un fuerte crecimiento. Esto marca nuestra estrategia para continuar transformándonos en una empresa de más valor”, afirmó
Ginni Rometty, el presidente de IBM, en la nota de resultados.

Hemos tomado medidas para mejorar nuestro rendimiento en mercados de crecimiento y en el segmento de
Hardware, que no se está comportando tan bien. Dado nuestras iniciativas estratégicas y la fortaleza de nuestro modelo, mantenemos nuestras previsiones de beneficio para el conjunto del año y mantenemos la confianza de conseguir un beneficio operativo de al menos 20 dólares por acción en 2015
”, asegura el presidente.

Para el conjunto del ejercicio, la empresa había pronosticado “al menos” un beneficio por acción de 16,90 dólares por título. En el comunicado apuntan que esa cifra no cuenta con los 1.000 millones de dólares que costaron las medidas de “rebalanceo” de la fuerza laboral.

El pasado mes de agosto, la agencia Bloomberg publicaba, que IBM había obligado a sus empleados del departamento de hardware a coger una semana libre con reducción de sueldo por la caída de la demanda de servidores. De hecho, esta división había publicado un descenso de las ventas en el trimestre anterior.

En el pasado trimestre tanto Credit Suisse como Barclays rebajaron la recomendación de la compañía.

La primera firma dudaba de la visibilidad del crecimiento orgánico de la empresa en el futuro, así como del deterioro en la generación de cash flow.

Por su parte Barclays también veía problemas, sobre todos en los que podría causar los servicios en la nube. Además, consideraban que la valoración de las acciones de la compañía estaba cara.