El autor libanés no hablaba de hipotecas subprime, ni de CDS, ni de crisis financiera global. No adelantó la quiebra de Lehman Brothers, ni se imaginó que la economía mundial se derretiría como un cubito de hielo. Sin embargo, acuñó una expresión que cualquier persona relacionada con los mercados identifica como un potencial riesgo sistémico.

Las bolsas temblaron hasta los cimientos el pasado viernes cuando los británicos votaron a favor de salir de la Unión Europea. El Ibex 35, por ejemplo, cayó un 12% esa jornada, el mayor descenso diario de su historia; superior al del día de la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008.

Esta decisión ha permitido volar a un cisne negro que aún no ha terminado de desplegar sus alas y que podría tener un impacto en los mercados que aun está por decidir. No hay que olvidar que  solo las negociaciones para desconectarse a la Unión Europea y al Reino Unido durará al menos dos años en un proceso que será duro y seguramente rocoso.
Sin embargo, solo en dos días valores británico-españoles como IAG se dejaron un 40%. ¿Qué podría pasar si se produjera un nuevo cisne negro?

Estos acontecimientos solo suceden cuando es difícil preverlos. La reacción de los mercados ha demostrado que el brexit no contaba como opción para casi ningún inversor, a pesar de que esta vez las encuestas sí parecían funcionar, por lo que sí podría ser un cisne negro. Más si desemboca en un posible desmembramiento masivo de la Unión Europea.

Pero para ir más allá, hay que señalar que en estos momentos hay muchos riesgos situados encima del tablero de ajedrez en el que se han convertido la política, la economía y los mercados financieros. La desaceleración China está prácticamente descontada por los mercados, aunque un mal dato como el verano del año pasado podría generar un fuerte latigazo en las bolsas. Pero el hecho de que todo el mundo descuente que el enfriamiento es un hecho le quitaría el calificativo de cisne negro.

¿Las políticas monetarias? Prácticamente nadie espera cambios radicales en estos momentos. Ni tan siquiera por la posible aparición de la inflación en escena en los próximos meses si continúa la estabilización de los precios del petróleo.

Sin embargo esto no significa que de la escena actual haya desaparecido el riesgo de que se produzca la aparición de un nuevo cisne negro. Al igual que con el brexit todo el mundo teme que Donald Trump, el candidato del partido republicano a la presidencia del gobierno en Estados Unidos.

A pesar de que históricamente este partido ha sido el preferido por los mercados (aunque las bolsas suben más con los demócratas), lo cierto es que su excentricismo y sus propuestas tienen al mundo entero pendiente de las elecciones de noviembre. Aunque las encuestas dan como vencedora a su rival demócrata Hillary Clinton, lo cierto es que hay miedo.

Trump ya ha propuesto construir un muro en México para evitar la llegada de inmigrantes por esta frontera y mucho más belicismo contra los que él considera enemigos de su país. Es el equivalente populista de Estados Unidos.

Sin duda, la llegada de Donald Trump generaría un auténtico cisne negro y esta vez de origen americano. Recordemos que el último que vino de ese país en 2008 logró hundir la economía y el sistema financiero mundiales. ¿Qué ocurriría ahora?

Como ejemplo, veamos qué ocurrió con diferentes activos y mercados desde el 15 de septiembre de 2008, tras la quiebra de Lehman Brothers y el 9 de marzo de 2009, cuando el S&P 500 tocó mínimos.

S&P 500: Entre esa fecha cayó un 40%. Desde ese momento, hasta los máximos del año pasado el índice subió un 180%.   Aunque hay que tener en cuenta que en 2013 ya había recuperado toda la caída. Es decir, tardó alrededor de 4 años en conseguirlo. 

Por el momento estamos a un 4% de esos máximos. Si se produjese un nuevo cisne negro y la bolsa americana tuviese que caer un 40% el selectivo podría llegar hasta la cota de 1.200 puntos.

Ibex 35: el selectivo había alcanzado sus máximos antes, el noviembre de 2007, cuando rozó los 16.000 puntos (15.945 puntos). Sin embargo, desde septiembre de 2008 al 6 de marzo de 2009 el índice se dejó un 46% al caer desde 11.550 puntos a 6.936 puntos.

Sin embargo, el selectivo español no lo tuvo tan fácil para recuperar esta caída porque encadenó la crisis subprime con la crisis soberana europea y el rescate del sistema financiero. En estos momentos, de hecho, estamos apenas un 12% por encima de esos mínimos. Por eso es difícil suponer que la bolsa española pudiera caer otro 40% adicional. ¿llegaría a esos mínimos de 2009?

Oro
El activo refugio por excelencia subió un 30% desde septiembre de 2008 a marzo de 2009 para colocarse en 929 dólares la onza. Hay algunos expertos como los de ETF Securities que explicaban que solo con el brexit el precio de la onza podría alcanzar los 1.400 dólares. En estos momentos está en 1.318 dólares.

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