No. Sin duda no ha sido un buen año para los mercados. 2008 será archivado por la historia por la “C” de crisis y muy cerca del capítulo dedicado, nada más y nada menos, que al crack del 29. Un año que arrancaba con mal pie porque ya se vislumbraban ciertos destellos de unas luces que se veían de fondo, pero que no parecíamos querer leer. Ponía: se restringe el crédito. 

Los bancos no se fían

Nos las prometíamos felices, mirando para otro lado, pero la maquinaria mundial, engrasada por un petróleo que llegó a alcanzar los 147,5 dólares allá por el mes de julio –el tipo Brent- ha llegado a un punto sin retorno en el que no hay marcha atrás. Saltaron alarmas, sí, vimos incluso desde 2006 cómo cogía tamaño la crisis inmobiliaria e hipotecaria en EE.UU. La bola de nieve se agrandaba, comenzaba a arrastrar a los bancos pero se seguían dando créditos a personas y empresas luego calificadas de subprime y las cuentas salían a final de cada trimestre. Una suerte de macro-ingeniería financiera presionaba sus entrañas pero el enfermo respiraba y comía. Y el comer bien, ya se sabe, es sinónimo de buena salud. Así que todos contentos hasta que saltó la primera luz de emergencia. Se disparaba en el mismísimo mes de enero y en forma de desplome de las bolsas: el 21 de enero el Ibex 35 bajaba más de 1.000 puntos de un plumazo (un 7,5 por ciento) sin ningún desencadenante concreto. Algo falla. 

Era el primer aviso de que las cosas no iban bien. Ahora, echamos el cierre a un 2008 que pasará a la historia de las Bolsas de todo el mundo como el peor desde 1929. Entonces se produjo el famoso crack económico que muchos comparan con la situación actual, aunque Eduardo Bolinches, director de Bolsacash, considera que lo de ahora “es mucho peor” porque en 1929 “teníamos una potencia económica mundial (EE.UU.) que era muy acreedora y hoy es el país más deudor de este planeta”. Sea como sea, los datos están ahí y, según los de Bolsas y Mercados Españoles (BME), las bolsas mundiales han perdido desde octubre de 2007 nada más y nada menos que 30 billones de dólares de capitalización. Esto es, más que el PIB de EE.UU. y Europa juntos. En España, la pérdida ronda los 338.000 millones de euros, lo que equivale a un 32 por ciento de nuestro PIB. Y es que el principal indicador de nuestro mercado, el Ibex 35, baja en 2008 un 39,43 por ciento hasta los 9.195,80 puntos, para firmar el peor resultado anual de su historia. Y para muestra... un botón (ver cuadro). Con la volatilidad en niveles históricos y un PER –número de veces que el beneficio está comprendido en el precio de la acción- en sus niveles más bajos de tres décadas, la rentabilidad por dividendo de las compañías del Ibex 35 se ha colocado en máximos de los últimos 20 años: en el 6,7 por ciento. 




La tormenta llegó de EE.UU.

La crisis hipotecaria venía de mucho antes, pero en EE.UU. se tuvo conciencia de que las cosas pintaban mal allá por el mes de marzo. Bear Stearns –un histórico de Wall Street con más de 85 años de historia- reconocía problemas de liquidez, se desplomaban sus acciones y, tras un fin de semana de infarto, el 17 de marzo se conocía que JP Morgan compraba el banco por 2 dólares por título, un 93 por ciento por debajo del cierre anterior en bolsa de Bear Stearns. Todo con el beneplácito de la FED, que abría una ventana especial de liquidez de 30.000 millones de dólares para respaldar la operación. “Me disculpo personalmente por lo que ocurrió”, dijo el presidente de la entidad, James Cayne, el día en el que se oficializó la venta. Era el primero en “caer”, pero no el último. De marzo se pasa a una “tregua relativa” – en la que muchos se apresuraron a aventurar que había pasado lo peor, caso del secretario del Tesoro estadounidense y del presidente de la FED- que desembarca en un mes de septiembre tormentoso. La dimensión de la crisis era tal que EE.UU tiene que salir al rescate de las dos mayores hipotecarias del país: Freddie Mac y Fannie Mae. Entre ambas respaldan casi la mitad de los créditos concedidos a las familias estadounidenses. Era domingo, 7 de septiembre. A estas alturas el diseño del luego conocido como Plan Paulson de rescate financiero ya está en boca de todos.

Pero la verdadera caja de Pandora se abre cuando se deja quebrar Lehman Brothers tan sólo días después de que Bank of América comprara Merrill Lynch. Corría el 15 de Septiembre y, pese a que el BCE aún se resistía a bajar tipos, los Bancos Centrales ya estaban manos a la obra para reactivar el maltrecho sistema financiero: las inyecciones de liquidez eran ya “el pan de cada día”. En una reacción en cadena, tan solo dos días después de que las imágenes de los empleados de Lehman Brothers abandonando con sus cajas la sede de la entidad... dieran la vuelta al mundo, el gobierno estadounidense acudía en rescate de AIG. Estamos a 17 de septiembre. No se podrían permitir más “Lehman Brothers”. De hecho, “dejar caer al cuarto banco de inversión de EE.UU. fue un error”, señala Diego Escribano, de Fortis Banca Privada

Los estados… al rescate


A partir de ahí...lo que tenemos es una sucesión de rescates públicos de bancos a ambas orillas del Atlántico. Bélgica, Luxemburgo y Holanda se ven forzados a salvar a Fortis. Hay rescate también para Dexia y para ING, mientras en Alemania se acude en ayuda del Hypo Real State, y en Reino Unido -tras la experiencia de la quiebra de Northern Rock en 2007- se nacionaliza Bradford & Bingley y se ofrece un plan de recapitalización a las principales entidades del país. En la práctica se semi-nacionalizan RBS, Lloyds TSB y HBOS. Y la bolsa, claro, no es ajena y sufre un octubre negro –sólo el día 10 el Ibex 35 se dejaba un 9,1 por ciento-. En ese mes salía adelante en el Congreso estadounidense el Plan de rescate bancario que ahora se ha ampliado a sectores contra las cuerdas como el automotriz y se producía una acción concertada de buena parte de los Bancos Centrales. Las rebajas de tipos se suceden hasta el cierre del ejercicio hasta colocarse el precio del dinero en la Zona Euro en el 2,5 por ciento y en el entorno del 0-0,25 por ciento en EE.UU. Una decisión que sorprendió a muchos expertos y que deja a la Reserva Federal sin munición en su principal arma para dinamizar la economía. Por eso Javier Velasco, gestor de carteras de fondos de Inversis Banco, cree que el presidente de la FED, Ben Bernanke, “echará mano de nuevos cheques fiscales y, si es necesario, de reducciones del tipo impositivo”.

Las grietas de la economía mundial aparecen en gran parte de los países e incluso China y Corea del Sur tienen que echar mano de las bajadas de tipos. Nadie se salva... así que los líderes mundiales se reúnen en Washington para tratar de “refundar el sistema capitalista”. Una reunión del G20 a la que no asiste el ya presidente electo de EE.UU., Barack Obama, y de la que Sara Pérez Frutos, directora general de Dracon Parthers, augura que “sería mucho ruido y pocas nueces”. En esta línea ahonda José Luis Cava, analista técnico independiente, para el que “lo primero que tendrían que hacer todos es dimitir e irse” porque cada uno en su papel no ha cumplido con su trabajo de supervisar y de vigilar. Las “cosas se resuelven trabajando” –asevera- para asegurar después que “lo más sencillo es seguir los pasos marcados por el Reino Unido y nacionalizar empresas”. Y en ello se está... a día de hoy los Estados se sientan en los Consejos de Administración de numerosas compañías para “tratar de arreglar las cosas”... pero solucionar el “desaguisado bancario” será difícil. Sobre todo porque no sabe si en 2009 “aparecerán más Madoff”.