José Luis Cava se plantea si Bitcoin “está dibujando una pauta inquietante”. Recuerda que tanto la Reserva Federal como el Tesoro de Estados Unidos han pasado de retirar liquidez a inyectarla, lo que considera positivo porque Bitcoin es “un activo macro muy sensible a la marcha de la liquidez, pero con un retardo de 90 días”. Sin embargo, le llama la atención el “flujo ininterrumpido de ventas” iniciado el 7 de octubre y sobre un patrón diario: “a la apertura de Wall Street la cotización de Bitcoin cae, y cae con fuerza”.
Esta pauta se ha convertido, según explica el experto, en “una máquina de ganar dinero en posiciones cortas” para los especuladores en futuros, que venden al inicio de la sesión y cierran antes del cierre. No obstante, Cava descarta que estos operadores sean la causa principal y sostiene que “siguen la corriente”.
Analiza otras explicaciones habituales —el ciclo de cuatro años, las ventas de mineros o el cierre fiscal— pero afirma que ninguna es la causa fundamental. En su opinión, el origen está en el colapso del 10 de octubre, derivado de la combinación de noticias sobre Tether y el “fallo sistémico de Binance”. Según el analista, los creadores de mercado sufrieron “fuertes pérdidas” y “al menos la tercera parte tiene un agujero enorme”. Para obtener liquidez, algunos han reducido sus posiciones en criptomonedas “hasta el 50% de su balance”.
Estas ventas, realizadas “sin mirar el precio”, explican el comportamiento diario del mercado y han sido amplificadas por los especuladores. Advierte que alguno de estos market makers podría estar “en proceso de liquidación” y recuerda que procesos similares “no duran menos de tres semanas”. Mientras Bitcoin no supere la resistencia de 94.000, considera más probable que continúe en un proceso de “formación de suelo”.
En cuanto a Palantir, reconoce que cotiza a “múltiplos descabellados”, pero destaca que las instituciones “no venden y compran”. La razón es que Palantir posee “un monopolio de hecho”. Describe sus plataformas como herramientas que organizan y unifican grandes volúmenes de información, funcionando como “un sistema operativo de datos y de toma de decisiones”. Por ello, sostiene que empresas y gobiernos necesitan este tipo de soluciones y plantea la pregunta clave: “aunque esté caro, ¿qué otra opción tienen?”